26 ene 2010

Enamorándome de mi ex / It's Complicated, de Nancy Meyers

En brazos de la mujer madura

Miguel Cane


Las comedias de Nancy Meyers, como es el caso de Alguien tiene que ceder (en la que Diane Keaton estaba deslumbrante y revivió con brío su carrera, mientras que Jack Nicholson se dejaba querer) están planeadas para un demográfico muy específico: en este caso, el público femenino de cierta edad, que no está interesado en los romances de jovencitas, sino que buscan algo que refleje intereses más afines con los suyos. Así pues, Enamorándome de mi ex (horroroso título en español cortesía, como ya es costumbre, de una distribuidora preocupada porque el público no se confunda) entra de lleno en ese campo.


Sin embargo, donde el proyecto anterior de Meyers era notable y muy logrado, éste se siente como algo hecho a la carrera, sustentado únicamente en el carismo de sus protagonistas, que si bien es notable, no puede sostener una película tan cargada de lugares comunes, situaciones baratas y problemas notables.


Jane (Meryl Streep, que luce estupenda y hace un buen trabajo, como es costumbre) es una mujer divorciada que tiene tres hijos ostensiblemente adultos – aunque se comportan como niñatos a la menor provocación- y un negocio formidable, relacionado con la cocina (ecos de la superior Julie & Julia). Su ex marido (Alec Baldwin, desbordante) está casado con una modelo esquelética, madre soltera y muy sexy, pero en un viaje familiar, acaba acostándose con ella. Movidos por un deseo irrefrenable, se embarcan en una aventura extramarital, mientras el futuro yerno de ambos (John Krasnski, que sí, es muy buen mozo, pero no acaba de dar el estirón) les cae en la movida y trata de ocultarlo de todos y el arquitecto que va a remodelar la casa de Jane (Steve Martin, víctima de una terrible operación estética que resulta distractora y afecta su interpretación) trata de cortejarla.


El resultado es una farsa de alcoba con muy poca sazón. La Meyers deja que se le vaya el guión de las manos (que ella misma escribió, así que no hay a quién echarle la culpa) y los actores lucen desbalagados y sin mucho qué hacer, salvo la Streep y Baldwin, que se nota tienen mucha química. Steve Martin queda totalmente desperdiciado y al final, los convencionalismos gazmoños de la sociedad estadounidense pueden más que la pícara complicidad que se sugiere al principio (algunos de los gags visuales incluyen a la Streep y Baldwin “tronándoselas”) para asentarse en un happy end formulaico y soporífero.


Meryl Streep es una actriz maravillosa. Ha sido capaz de darle profundidad a proyectos totalmente inicuos antes y sigue haciéndolo. Uno supone que sería capaz de imprimir profundidad y sentido hasta a recitar el directorio telefónico. Sin embargo, aquí hay tanto que puede hacer y no sucede, que la experiencia resulta frustrante; no se suelta el pelo del todo, donde Baldwin (un redescubrimiento, literalmente) deliberadamente se arroja a esta pseudocomedia esperpéntica y le saca jugo y ventaja, tras años de papeles poco amables.

Esta no es la mejor película de la Streep, ni la mejor de la temporada, pero aguanta lo que puede básicamente por el hecho de que se trata de una cinta protagonizada por una gran estrella, pero el mes próximo, habrá pasado a engrosar como nota al pie bastante menor, un currículum brillante, y los espectadores la habrán olvidado por completo y para siempre.

Enamorándome de mi ex/ It's Complicated
con Meryl Streep, Alec Baldwin, John Krasinski, Rita Wilson y Steve Martin
Dirige: Nancy Meyers
Estados Unidos, 2009




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Kate Hudson: una caja de sorpresas

Es realeza de Hollywood, hija de la legendaria Goldie Hawn y estrella por derecho propio. También es una de las protagonistas del primer gran musical del año y una mujer de opiniones fuertes.

Miguel Cane

fKate Hudson at the LA premiere of Universal's You, Me and Dupree


En el caso de Kate Hudson (nacida en Beverly Hills en 1979) el refrán que dice “de herencia le viene al galgo”, aplica perfectamente. Se trata de la primogénita de la oscarizada comediante Goldie Hawn, una de las estrellas más reconocidas de su tiempo, y es además una estrella por derecho propio: no en balde obtuvo una nominación al Oscar por su segundo filme (Casi famosos de Cameron Crowe) y se ha convertido en un imán de taquilla.

Ahora, la conversación que sostiene, fresca, juvenil y divertida, con la prensa internacional, gira en torno a su más reciente incursión en cine, como parte del elenco de Nine, la película musical dirigida por Rob Marshall, que es una especie de 'remake' del gran clásico 8 ½ de Federico Fellini que ya se estreno en los escenarios de Broadway hace algunos años, con Antonio Banderas en escena. Ahora, Kate comparte créditos con Daniel Day-Lewis, Penélope Cruz, Judi Dench, Sofía Loren, Marion Cotillard y Nicole Kidman en esta ambiciosa producción.

Kate Hudson at the Universal City premiere of Universal Pictures' The Skeleton Key


Eres una verdadera caja de sorpresas. Sólo hay que verte cantar y bailar...
Es que estoy entusiasmada con esta película. Te tengo que confesar que hice muchísimas audiciones para conseguir el papel,y me costó mucho trabajo ¡y me encantó el reto! No todo mundo lo sabe, pero a mí me gusta bailar, lo he hecho toda mi vida,desde pequeñita, y ahora puedo utilizarlo en una película. Esto fue una experiencia magnifica. ¡Y me quedó un cuerpo increíble! (estalla en carcajadas)

¿Y cómo te sentiste cantando?
Ya había cantado un poco en Casi famosos, pero nada como esto. Me han dicho que lo hago bien y por eso me dieron el papel. Pero fue algo que tuve que mejorar cada día, entrenándome, preparándome con un profesor de canto muchas, muchas horas. Cantaba a todas horas. Mi hijo de cinco años estaba encantado.

Me supongo que te intimidaba un poco este proyecto...
Muchísimo. Cuando Rob Marshall me mostró con dibujos lo que yo iba a hacer pensé que estaba bromeando o que estaba loco de atar. Creía que era imposible pero poco a poco en los ensayos me di cuenta de que sí podía. Cuando un actor llega al rodaje de una película los primeros días son los más difíciles, los que más asustan. Ese miedo me informa porque es parte de mi identidad como actriz.

Kate Hudson at the Hollywood premiere of Touchstone Pictures' Raising Helen


¿Dirías que es una contradicción sentir miedo y satisfacción al mismo tiempo?
Bueno, a nadie le gusta que las cosas sean demasiado fáciles, ¿no? Siempre es preferible hacer algo que te desafíe. Siempre he dicho que el día que esté demasiado cómoda en mi trabajo habrá llegado el momento de dejarlo. Creo que es importante no sentirse demasiado seguro y siempre soy así en los rodajes. Tan pronto como termino una escena pienso en cómo podría hacer algo para mejorarla, sino consigo una nueva toma me torturo a mí misma durante el resto del día. Soy muy obsesiva en ese sentido. Recuerdo todas las tomas que hago, como si yo fuera una máquina y edito cada secuencia en mi cabeza. No creo que eso sea bueno para mi salud mental, pero... (se ríe) ¿qué le voy a hacer? Cuando estábamos haciendo La Llave Maestra, Gena Rowlands me dijo que es algo que viene con el territorio cuando te dedicas a esto: te preguntas todo el tiempo cómo lo puedes hacer mejor. Si tomas en cuenta que te lo dice la viuda de John Cassavetes, entonces comprenderás que esto es como una clase magistral en la universidad. Aunque yo siempre esté muerta de miedo...

Sin embargo oí por ahí que Daniel Day-Lewis te ayudó a superar tus miedos...
Oh, sí. ¡A mí y a todas! Es una maravilla trabajar con Daniel. Es un compañero magnífico y muy dedicado. De él aprendí que lo importante es disfrutar de la interpretación. Ha sido una lección muy importante para mí. Tengo que reconocer que estaba muy nerviosa la primera vez que lo conocí. Es que Daniel es uno de mis actores favoritos, un maestro de la interpretación y había oído muchas historias sobre su forma de trabajar. Yo trato de no escuchar las cosas que se dicen de otros actores pero no podía evitar sentir cierta aprensión hacia cómo me iba a ver, a tratar. Un día lo vi mirándome mientras yo ensayaba mi número, él estaba en una esquina del escenario. Ahí se quedó durante dos horas. Es un gran profesional, un compañero admirable, generoso, humano. Traté un par de veces de incluirle en mi juego de autocrítica y me dijo que no debía jugar así conmigo misma. Fue una gran lección. Él nunca mira el monitor después de una escena, siempre vive en el presente.

Kate Hudson at the Hollywood premiere of Touchstone Pictures' Raising Helen


¿Crees que entre más te exiges, mejor actriz eres?
Sí. Y también creo que sabes más de la vida. Yo he crecido como actriz con esta película gracias al director. Creó un ambiente de rodaje muy autentico. Fueron esos instantes reales los que me permitieron desarrollar la interpretación a otro nivel. El guión es maravilloso, la historia es increíble y quería trabajar con este maravilloso elenco. Y creo que de todas aprendí algo: Judi Dench es extraordinaria, Nicole es sumamente cálida y generosa, Penélope es adorable... y creo que cuando crezca (ríe), quiero ser como Sofía Loren.

Vives en Hollywood, donde la cirugía plástica es el pan nuestro de cada día ¿Estás a favor del bisturí?
¡No, no! ¡Qué horror, no! Cuando empiezas con la cirugía plástica o con cualquier tipo de procedimiento de ese tipo empiezas a cambiar tu cara y dejas de verte como te veías antes. Es una adicción. No estás mejor, ni peor sino diferente y además muy poco natural. Simplemente no funciona y cuando empiezas a perder la perspectiva, haciéndote un poquito aquí y otro poquito allí, acumulas procedimientos y dejas de ser tú. Se te hace la boca como de rana y pareces un muppet. Lo que no entiendo es por qué a la gente le asusta tanto envejecer, deberíamos pensar de otra manera y abrazar la madurez porque es otro tipo de belleza.

¿Eso lo aprendiste de tu mamá?
¡Pero claro! Entre muchas otras cosas (sonríe) ¡Ha sido una maestra increíble! Y todo lo que me ha enseñado, lo tengo siempre muy presente.




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20 ene 2010

Aaron Eckhart: todo un caballero

Es un actor que cada vez más se consolida como una de las cartas fuertes de Hollywood, pero es mucho más que eso.

Miguel Cane


Desde su debut en la ácida y perturbadora comedia de Neil LaBute In the company of men (1997), el alto, rubio y bien plantado Aaron Eckhart (1968), ha demostrado ser un actor muy versátil; lo mismo ha sido el barbudo novio motociclista de Julia Roberts en Erin Brockovich, que el seductor y perverso portavoz de las tabacaleras en la comedia negra Gracias por fumar. Fue con su papel del trágico fiscal Harvey Dent en Batman: El caballero de la noche con el que se volvió conocido ante el público masivo: ahora, consolidado como una auténtica estrella, encarna a un taciturno viudo al que la rubia y vivaz Jennifer Aniston le alegra la vida en Un amor inesperado, que se estrena próximamente en Latinoamérica.


¿Por qué te decidiste a hacer una comedia romántica después de un filme tan oscuro como el de Batman?
Por mi personaje y por el guión. Si el personaje es bueno, lo demás me da igual. Me excitó crear a un ser humano que ama, que sufre, que es capaz de volver a enamorarse. No es sencillo representar la dificultad de superar una pérdida, pero es algo que todos hemos sentido. Fue más difícil llevar el peso de una comedia romántica.

¿Entonces es más difícil hacer reír que llorar?
Sí, es más trabajoso conectar con el espectador y ser natural. Jennifer Aniston lo consigue sólo con dejarse llevar, ¡hasta intentó explicarme cómo resultar gracioso! Es difícil, por eso sólo algunos con mucho talento logran triunfar en la comedia.

¿Cómo fue trabajar con una experta en comedias de este estilo como lo es Jennifer Aniston?
Sólo viéndola en la pantalla puedes ver cómo es. Es una mujer trabajadora, bromista, que sabe escuchar. Además, transmite una gran energía estando a su lado e ilumina todo el set. Con ella he tenido conversaciones larguísimas, es muy inteligente. He disfrutado muchísimo trabajando con ella. Fue una experiencia muy gratificante.




En la película, Burke es un escritor de libros de autoayuda y superación personal, ¿lees ese tipo de libros?
Pues sí, leí muchos para preparar la película y creo que en algún momento todo el mundo puede intentar mejorar su interior, tratar de conocerse mejor y si con un libro lo consigue, estoy totalmente a favor. Todos aprendemos de la experiencia de otros en alguna ocasión.

¿Qué libros te inspiran como actor?
Las biografías, sobre todo las de actores a los que admiro:Cary Grant, Laurence Olivier, Alan Bates, Jane Fonda... Es importante reflexionar sobre cómo cada gran ser humano necesitó de muchos pasos para alcanzar la grandeza. El personaje de Burke lleva una especie de doble vida, por un lado, trata de curar el dolor por la pérdida de un ser querido a otras personas pero no es capaz de curarse a sí mismo tras la muerte de su esposa. Es complejo, dramático, y eso para un actor es muy interesante. Dentro de mí tengo una parte muy oscura y me gusta explorar ese tipo de sentimientos también a través de mis personajes. Veo un montón de cosas en Burke que yo también tengo.


¿Como qué?
El mal carácter (risas). De verdad, es una situación la de Burke en la que se debate entre la pérdida y el amor. Además, yo vivo en un mundo, el del cine, que a veces es un verdadero circo y Burke vive en un circo mediático, dando una imagen que no se corresponde con cómo se siente realmente.

La película ostensiblemente habla del amor inesperado, ¿tú crees que es así?
Por supuesto. Cada día deseo que el amor llegue cuando menos me lo espero. Y estoy seguro de que a muchas otras personas también les sucede. El amor que se plantea para el espectador, es un tipo de amor distinto, el que te hace salir de ti mismo, volver a ser un niño y aprender de nuevo a disfrutar de la vida. Es maravilloso si fuera así. En la vida real.

Además del dinero o la fama, ¿qué es lo mejor del éxito?
La fama en sí, no es prioritaria. Lo que me interesa es hacer lo mejor posible mi trabajo, transmitirle al espectador la experiencia de mis personajes. Eso es lo que más me gusta, y lo que menos, supongo, sería el hecho de que una película falle. Una película es como un hijo: al principio esperas que todo saldrá bien, que crecerá y se convertirá en algo que ha merecido la pena. Una película es algo con lo que tendrás que vivir el resto de tu vida. Por eso, que fracase es lo peor que me puede pasar.

¿Y cuál de tus hijos es tu favorito?
¡No pienso decírtelo! He hecho bastantes películas, y de todas he sacado cosas buenas.


¿Cuándo decidiste ser actor?
A los 14 años, en la prepa. Ayer, precisamente, lo pensaba: llevo 25 años actuando. Pero sólo he tenido cierto éxito y podido hacer películas en los últimos 12 o 13. Y fue no por suerte, sino por una mezcla de trabajo, perseverancia y ambición.

Si no fueras actor, ¿has considerado otro tipo de carrera?
No. Aunque tal vez haría algo que me llevara a viajar por el mundo. Poder ayudar a los demás. Tal vez me habría unido a los cuerpos de paz – de hecho lo consideré en la universidad- pero no lo sé. Ahora mismo creo que lo que hago es lo mejor que puedo hacer.

Después del desastre en Haití, ¿crees que el mundo tiene solución?
No lo sé. Si hay algo que puede mejorar el mundo es la energía positiva que existe en nosotros. Podemos conseguir cosas buenas, pero hay que pelear por conseguirlas. Hoy es Haití, mañana será otro país. Hay que ayudar en todos los aspectos posibles, no sólo dando dinero.

¿Deberían los actores animar a la población a realizar esos actos?
Nuestro trabajo es, principalmente, entretener, pero una película puede ayudar, entreteniendo a la gente y ayudándola a reír, a recuperar la esperanza. Sobre todo si es para niños. Son tiempos pesimistas, y corremos el peligro de que pierdan la esperanza. Hemos de darles motivos para ser más optimistas. Para no perder la fe.

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Un Hombre serio / A Serious Man, de Ethan Coen y Joel Coen

Cosa seria

Miguel Cane


No resulta nada difícil reconocer la personalidad de los hermanos Coen detrás de Un Hombre Serio, su más reciente filme, que ostensiblemente recupera la verdadera esencia del dúo norteamericano y tras unos años en que su filmografía se ha nutrido de cintas que han estado algo por debajo del genio de unos directores con tanto potencial.

Tras la seriedad de la irregularmente notable No es País para Viejos (sobrevalorada en su conjunto, que no por partes) y la ligereza de Quémese después de leerse (un simpático pasatiempo, no más), los Coen vuelven a su terreno de juego predilecto con esta comedia negra, por calificar de alguna manera, género que han ayudado a desconfigurar y reformular continuamente durante toda su carrera. Es aquí donde su talento mejor luce ante una cámara, extrayendo con maestría las gotas de humor directamente del corazón del drama, o a la inversa, reposando el drama sobre los hombros de la comicidad más pura, todo ello con la naturalidad propia de la vida en sí, ácida existencia totalmente alejada de una etiqueta. Los Coen cuando resultan imprevisibles son tan notables cineastas que logran el casi imposible de hacer evolucionar su obra conforme ésta avanza.


Ya desde su desconcertante prólogo, que aparenta no tener absolutamente nada que ver con el resto de la película, el planteamiento reflexivamente jovial de los hermanos Coen fluye con plena eficacia. El film es todo un prodigio narrativo fundamentado en un no menos excelente guión, una a la par tan ligera como profunda reflexión sobre la vida, un surtido variado de ideas mezcladas pero no revueltas, caóticamente estructuradas pero con la solidez dramática de una comedia ligera, y un dulce tan golosamente sencillo a simple vista como aparenta su acidez y mordaz concepción, pero que sin ello deje de resultar complejamente gustoso. Y es que nuestra forma de experimentar la realidad depende directamente de nuestra propia noción del mundo, de ahí que una idea tan simple puede tener unas posibilidades tan complejas como variables a cada mínima decisión.



De esto trata básicamente la cinta, y rematan todo el conjunto con un gran reparto, donde todos y cada uno de sus integrantes destaca, sin dejar de mencionar los también sobresalientes trabajos de Jess Gonchor (diseño de producción), Carter Burwell (compositor del 90% de los trabajos de los Coen) o el editor Roderick Jones.

En definitiva, los Coen parece que han vuelto de al 100%, tal vez demasiado y por eso su alcance se limite a una cierta condescendencia artística y no sea la oportunidad propicia para no iniciados, o tal vez pueda resultar demasiado “judía” para algunos que no pesquen las referencias humorísticas y culturales, aunque lo magistral, no se lo quita nadie.

Un Hombre serio/A Serious Man
Con: Michael Stuhlbarg. Richard Kind, Fred Melamed y Sari Lennick.
Director: Ethan Coen, Joel Coen
Estados Unidos, 2009


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12 ene 2010

¿Y dónde están los Morgan? / Did you hear about the Morgans?, de Marc Lawrence

Alguien nos quiere matar

Miguel Cane



Seguramente los responsables de la comedia romántica hollywoodense ¿Y dónde están los Morgan? no considerarían halagador el texto que sigue, pero siendo honestos, tampoco es el fin del mundo decir que este tipo de películas puede decantarse por cualquiera de tres senderos: buena, mala o mediocre.

Ejemplos de las tres abundan: buenas son algunas como Alguien tiene que ceder (Nancy Meyers, 2003) o la clásica Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961), las malas abundan y para muestra, baste citar la horrorosa y moralina Spanglish (James L. Brooks, 2005) y esta que hoy nos ocupa, con la dupla Hugh Grant/Sarah Jessica Parker encabezando el reparto, entra en la tercer sin dificultad: es mediocre y tibiecita, sin elementos agresivamente estúpidos y algunos detalles que hacen gracia, con un elenco que está bastante bien, pero sin originalidad ni verdadera gracia, lo que la hace más bien un estreno “de relleno” en la cartelera, pese a la calidad de la producción.


Esta es la tercera película escrita y dirigida por Marc Lawrence, y las dos anteriores: Letra y Música y Amor por sorpresa también estaban protagonizadas por Grant. Esto parece que les funciona medianamente bien y el inglesito (que está envejeciendo sin mucha gracia, al igual que su encasillado personaje de “chico buena onda”, haciendo que se extrañe su trabajo en filmes como la fascinante Maurice o Luna amarga, a las órdenes del mismísimo Polanski). Esta vez Grant es Paul Morgan, un abogado neoyorquino que le pinta el cuerno a su mujer Meryl (Sarah Jessica Parker), y ésta lo manda a volar. Él se arrepiente de ese error y quiere reconciliarse con ella, pero ella está dolida y se muestra arisca. Entonces, justo cuando Paul está haciendo algunos progresos, ambos presencian un asesinato en plena calle (como si tal cosa) y se ven obligados (como les sucede a los Griffin en un episodio de la shockeante serie animada Padre de familia) a entrar al programa de protección de testigos del FBI, ya que hay un asesino a sueldo (Michael Kelly), que los quiere matar por lo que los Morgan se ven obligados a cambiar de nombre y trasladarse a Wyoming, a una pequeña ciudad en medio de ninguna parte, el tipo de lugar que, uno supone, los guionistas escogerían con toda la ironía del mundo para esconder a estos esnobs citadinos, que primero son apretados y aplatanados, pero conforme se relacionan con la “gente de a pie”, como Clay Wheeler (el gran Sam Elliott que todas las puede), sheriff del condado, y su señora, Emma (Mary Steenburgen), hospitalarios y generosos (clásico), poco a poco van a irse “alivianando”.y así la situación se presenta como una oportunidad para que ese tiempo que pasen en Wyoming pueda ayudarlos sanar sus “heridas” y recuperar su historia de amor. Mientras tanto, el asesino a sueldo intenta encontrar a los Morgan,y usted puede prever el final desde los primeros veinte minutos.

Aunque el director es aceptable con el manejo del “timing” cómico, tampoco se esfuerza mucho para que los personajes secundarios del pueblo sean gente interesante, a excepción de los Wheeler. El sutil menosprecio por los “cándidos aborígenes”, es ligeramente ofensivo, si bien no cae en lo ridículo, pero no se salva del consabido mensaje metido con cuña (la clase de cosa que deben creer es “lo que el público espera”), anodino y condescendiente, que señala cómo los pueblitos gringos que nadie toma en consideración no sólo son rancherías, también son fuentes de sabiduría y bondad y los catrines de la gran ciudad puede aprender allí un montón de cosas si logran dejar al margen sus celulares y sus cafés Starbucks. Pero seamos honestos, damas y caballeros, ¿saben quién hace películas con ese tipo de mensaje y se lo creen como algo genuino? Pues la clase de gente que nunca ha vivido en un poblacho de Wyoming, para empezar. La película no es indigesta, pero es tan poco memorable, que la semana próxima ya se habrán olvidado que la vieron, o bien, de por qué se gastaron su dinero en verla. Lástima, Margarito.

¿Y dónde están los Morgan?/Did you hear about the Morgans?
Con Hugh Grant, Sarah Jessica Parker, Elisabeth Moss, David Kelly, Mary Steenburgen y Sam Elliott.
Dirige: Marc Lawrence
Estados Unidos 2009



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¿Y donde está Sarah Jessica?

En menos de una década, esta actriz y comediante, se convirtió en una supercelebridad gracias a la serie de culto Sex and the City, que ahora salta al cine, donde también actúa al lado de Hugh Grant en ¿Y dónde están los Morgan?

Miguel Cane


Sarah Jessica Parker in Paramount Pictures' Failure to Launch


Sarah Jessica Parker (Nelsonville, Ohio, 1965) es posiblemente una de las figuras más fácilmente reconocibles en el mundo del entretenimiento, sin embargo, no siempre fue asi; a mediados de los 90, Parker era más reconocida como una actriz de carácter, y no fue sino hasta 1998, que se estrenó la serie de TV Sex and the City en HBO, que se convirtió en el auténtico fenómeno de popularidad que ahora es. Delgada, sonriente y muy a la moda, la esposa del actor Matthew Broderick estrena la comedia ¿Y dónde están los Morgan? que filmó junto al británico Hugh Grant. La cinta es una comedia romántica con tintes de acción y suspenso, que llega a las pantallas en medio de la vorágine previa al estreno de la segunda película de Sex and the City que protagoniza junto a Cynthia Nixon, Kim Cattrall y Kristin Davies, cuyo anticipado estreno tendrá lugar el próximo mes de mayo.


Sarah Jessica Parker 55th Annual Emmy Awards


En esta película, Parker y Grant interpretan a Meryl y Paul Morgan, un matrimonio neoyorquino de clase alta que, por diversas circunstancias, está a punto de disolverse. En un último esfuerzo, Paul invita a su esposa a cenar a un restaurante de lujo, pero justo cuando abandonan el local, por accidente presencian un asesinato y esto hace que se conviertan en objetivo de un peligroso asesino a sueldo. El programa de protección de testigos los arrastra de su amada Nueva York a un minúsculo pueblo vaquero del estado de Wyoming, y la relación que estaba a punto de hundirse parece estar al borde del naufragio definitivo en las planicies del oeste. O tal vez no.

¿Y dónde están los Morgan? es la última película en la que actúa la ojiazul antes del estreno de la muy esperada segunda parte de Sex and the City, en la que Parker volverá a convertirse en la celebérrima Carrie Bradshaw, la columnista más conocida de la ciudad de los rascacielos. “De Carrie he aprendido algo maravilloso; no existen las reglas, todas las reglas hay que tirarlas por la ventana,” asegura la actriz con desparpajo.

¿Qué te atrajo de hacer esta película?
Sin duda la oportunidad de volver a trabajar junto a Hugh Grant (habían participado en el rodaje de Medidas extremas, en 1996). La idea de hacer una comedia romántica con él me hizo decidirme para aceptar este filme casi de inmediato. Es un caballero y el personaje de Meryl me encantó; está escrito de una forma que es irresistible. Me reí mucho con lo gracioso que era el personaje en papel, y me gustó dónde empieza la relación y ciertamente dónde termina. Es una mujer muy de Nueva York, muy dinámica y también tiene su corazón.


Sarah Jessica Parker in Miramax Films' Smart People


Sin duda los Morgan no son de ninguna manera la pareja perfecta...
¡Claro que no! (risas) Pero te voy a decir algo, que tal vez te parezca escandaloso... ¿qué crees? ¡No existe la pareja perfecta! (pone cara de susto) ¡Es verdad! ¡No existe tal cosa! ¡Qué escándalo! Ahora me citas y seguro luego alguien lo ve, lo saca de contexto y me vuelven a inventar otro drama marital (se ríe) No, pero en serio, poniéndolo en contexto (risas) creo que es con el paso de la edad, que aprendes que lo importante es cambiar lo que hay alrededor de la persona, no tanto a la persona en sí. Soy ahora lo suficientemente madura para entender cuáles son las cualidades que busco en mi pareja. Por supuesto, puedes tratar de recoger los calcetines sucios de alguien, pero llegará un momento en que acabes cansándote de hacerlo y le digas “Honey, no. Ahora vas y los recoges tú.”.

¿Hay muchos calcetines sucios en casa?
A veces. No me casé con Ferris Bueller, sabes, sino con Matthew Broderick. Es un ser humano. Maravilloso, cálido, solidario, generoso... pero humano al fin y al cabo y como yo, también tiene defectos. ¡Pero eso es lo que me gusta de nuestra vida... Ser gente corriente. Somos un matrimonio como millones en Nueva York, la única diferencia será a lo que nos dedicamos para vivir, pero eso es todo...


Matthew Broderick and Sarah Jessica Parker 55th Annual Emmy Awards


Hablando de Nueva York, tú te has convertido en un auténtico icono de la ciudad.
¿Tú crees? (sonríe) Puede ser. Vivo allí desde 1977, es el único lugar en el que he vivido como adulta y es todo lo que conozco. Mi casa está ahí, mis hijos, mi marido, mis padres. Amo la ciudad desde el primer momento en que puse un pie en la isla. Definitivamente es una parte intrínseca de mí.

Hablamos un poco de Sex and the City. ¿Por qué se decidió hacer una nueva película y no reunir al elenco para una nueva temporada de la serie?
Por diversos temas, algunos de ellos personales. En mi caso, tengo tres hijos y quiero estar con ellos tanto tiempo como me sea posible. El horario de rodaje de la serie era agotador y me impedía estar en mi casa con mi familia. Cuando la empecé a hacer, en 1997 o 98, estaba recién casada y Matthew hacía mucho teatro, así que no nos importaba trabajar tanto. Pero ahora, evidentemente, nuestras prioridades han cambiado y por eso quise hacer la película en lugar de continuar con la serie de televisión.

Carrie Bradshaw ha aparecido en muchos listados que la mencionan como uno de los personajes de la década, ¿cómo te sientes al respecto de eso?
No deja de sorprenderme, ¿sabes? Es decir, no me lo imaginaba. En realidad, hay mucho que yo le debo a la serie, porque Carrie se convirtió en un icono para las mujeres y ha sido un privilegio interpretarla. Me dio muchísimas cosas, me siento también como una privilegiada porque ahora se me ha desarrollado un instinto fashionista que antes no tenía y ahora tengo acceso a diseños maravillosos y me gusta la idea de que me consideren un icono, pero no sé si voy a ser capaz de identificarme en realidad con esa imagen toda mi vida...

¿No te consideras una fashionista?
Es muy divertido, pero lo cierto y esto cualquiera lo sabe, si tiene sentido común, yo no vivo mi vida siendo un icono fashion. Me encanta la ropa, me encantan los trapos, los zapatos divinos, los grandes diseños y me fascina vestirlos, pero no sé cómo se creó esta bola a mi alrededor. Reconozco que disfruto de los beneficios, siempre me ha gustado la ropa y he tenido la suerte de que en un momento dado llegó a mi vida el personaje de Carrie, una mujer que viste con diseños increíbles.

Ahora una conversación sobre sexo en la mesa ya no se considera “¡Huy, tabú!”
¡Oh sí! ¡Y es muy liberador! Hace diez años creamos una nueva voz para la mujer con Sex and the City. Hay muchos libros que se han escrito sobre la intimidad de la mujer, pero jamás lo habíamos visto ilustrado en la televisión y mucho menos plasmado por la maquinaria de la televisión o el cine. Hoy en día en la televisión se cuentan historias de la manera que nosotras empezamos a hacerlo. Somos vanguardistas de un estilo, pioneras de un nuevo movimiento y eso me gusta aún más que los zapatos bonitos.


Sarah Jessica Parker in New Line Cinema's Sex and the City


¿Entonces es correcto decir que Sarah Jessica Parker tiene menos cosas en común con su álter ego Carrie Bradshaw de lo que se cree?
Obvio. La verdad es que no tiene sentido etiquetar, al igual que pensar que las mujeres estamos obsesionadas con la moda. Si creyera que el corazón de Sex and the City es un grupo de mujeres hablando de sexo y paseando de compras no estaría aquí ahora. Si Carrie no fuera la persona que es, antes y ahora, la serie no hubiera durado, ni habría tenido el impacto que tuvo y tiene. Es comedia humana, no melodrama, pero tiene sustancia, profundidad. El público sabe bien en qué invierte su tiempo y es un producto de calidad del que me siento orgullosa.

Ahora, para terminar confírmame un rumor... ¿es verdad que no te gusta firmar para un proyecto si es demasiado lejos de Manhattan?
¡Ah, ese rumor! Bueno, pues te diré que lo intento. Mis hijos y mi marido están aquí y ellos son mi prioridad número uno. ^Pero a veces tengo que desplazarme un poco más lejos – por ejemplo, a filmar en exteriores en Wyoming, o en algún set en Los Angeles, o como en la película de Sex and the City, en una locación en Marrakesh... entonces lo que hago es que procuro ausentarme lo menos posible, o bien, que vayamos todos juntos: si Matt no tiene algo que lo retenga, suele venir conmigo y con los niños y somos, ante todo y en todo lugar, una familia, que es lo que más me importa.

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3 ene 2010

Tierra de Zombies / Zombieland, de Ruben Fleischer

Miguel Cane


Desde hace unos cuarenta años, los zombis en el cine operan como una especie de metáfora de diversos aspectos de nuestra sociedad enajenada y ultraconsumista y de este modo han resultado muy relevantes en más de un género: así, los zombis creados por George A. Romero en La Noche de los Muertos Vivientes (1968), servían de profunda crítica alegórica -mensaje politizado mediante- además de aterrar al respetable público con buenas dosis de gore.

Herederos directos de aquellos y en esta misma línea, cargada de dramatismo y significado, parecen haberse encaminado los modernos muertos vivientes, que llegan a la gran pantalla. Con Zombieland, de Ruben Fleischer, que propone una desmitificación del subgénero que pasa, como ocurriera con la divertidísima El desesperar de los muertos (referente obligado de la comedia postmoderna en el cine británico), por la comedia ácida, el humor muy negro y el entretenimiento sin complicaciones ni complejos. Se puede culpar a esta cinta, acaso, de falta de potencia argumental e incluso de vacío y descuido en el tratamiento de la historia, nula y desvalagada en gran parte del metraje, y trivializada cuando se atreve a entrar en escena, sin embargo, eso no es un obstáculo para que cumpla con su objetivo y Fleischer logra que este vicio, que deviene letal en otras circunstancias, pase desapercibido entre muy efectivos y riquísimos gags visuales, un poderoso tratamiento en el diseño de producción y múltiples referencias al género.




Aquí, el joven director apuesta fuerte por el entretenimiento cínico y la diversión sin ambajes, desde su hilarante presentación -que da paso a unos brutales créditos- hasta su secuencia climática que dej sin aliento al espectadori, cargando el peso de la película en su variopinto elenco de sobrevivientes supefreaks. Jesse Eisenberg está más neurótico y asocial que nunca, acompañado por la celestial Emma Stone (¡qué voz!) y la mismísima Little Miss Sunshine Abigail Breslin, que sigue siendo una actriz notable en su rango. Todos ellos aderezados por apariciones como la de Bill Murray nada menos que como ¡Bill Murray! -- En una secuencia surrealista donde hace de sí mismo, probablemente porque cualquier personaje de ficción no le igualaría en extravagancia. El protagonista indiscutible es Woody Harrelson, magnífico y totalmente inesperado en su personaje de vaquero loco y demostrando una vez más su notable capacidad para captar el tono que necesitan sus personajes y adoptarlo como propio en consecuencia. Fleischer concibe pues esta Zombieland como un parque de diversiones global, en el que no caben los miedos, las neurosis, el exceso de angustia o la sobrecarga de responsabilidades. Sólo la risa, la adrenalina y la total liberación personal en la mejor compañía, para reírse también de la muerte, demostrando, a la mexicana, que los zombis también “nos pelan los dientes”.


Tierra de Zombies / Zombieland
con: Woody Harrelson, Jesse Eigerman, Emma Stone, Abigail Breslin, Amber Heard y Bill Murray
dirige: Ruben Fleischer
Estados Unidos, 2008




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