19 dic 2011

Chica del dragón tatuado, La / The Girl with the Dragon Tattoo, de David Fincher

Revolcándose en el abismo

Miguel Cane


Cuando se anunció que David Fincher – el mismo brillante director de Se7en y Zodiaco – sería el encargado de realizar la (inevitable) versión Hollywood de la saga de Stieg Larsson Millenium, comenzando por La Chica con el Dragón Tatuado (basada en Los hombres que no amaban a las mujeres), se generó expectación entre fans de la inquietante saga protagonizada por Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist, y los que tienen reverencia por el trabajo tan sui generis del cineasta.






El resultado es ambivalente: por un lado, es una adaptación fiel de la obra pero también es un ejercicio sórdido, que es donde Fincher se regodea, casi con sadismo.

Usted conoce la trama ostensiblemente “principal” -- tras caer en desgracia por escándalo profesional, Blomkvist (Daniel Craig, intenso) es contratado por el magnate Henrik Vanger, que cada año, desde 1968, recibe una flor enmarcada, en el aniversario de la desaparición sin dejar rastro de su bienamada sobrina Harriet, para que, bajo la guisa de escribir una biografía, ejerza de investigador y descubra dónde está la joven, si es que aún vive. -- Si usted, obviamente, leyó los libros, conoce la solución a esto y sabe que la espléndida Joely Richardson, heredera del talento de su madre Vanessa Redgrave, e indirectamente del lugar que dejó vacante al morir su hermana, Natasha, no habría aceptado un papel tan pequeño si no fuera importante al final --. De este modo, Blomkvist se traslada al pueblo/feudo de los Vanger y conoce a la familia, que incluye al muy obvio Martin Vanger Stellan Skarsgård), al que solo le falta reírse como Vincent Price para saber que es “el malo”, y se involucra en un misterio que incluye una serie de bestiales y misóginos asesinatos.


En paralelo, corre la historia de la tal Salander (Rooney Mara, muy bien caracterizada, pero a años luz de la empática creación de Noomi Rapace. Esta Salander es mecánica y plana en comparación a la original y es uno de los grandes fallos de la cinta), hacker y fille fatale que es brutalmente violada – en una escena hipergráfica y espantosamente larga – por su apoderado legal, de quien se venga de una manera enfermiza y sofisticada, en una secuencia enferma, grotesca y perturbadora, algo que Fincher parece gozar con placer casi pornográfico. Sin embargo, la indiferencia documental de Zodiac, o el nihilismo hedonista de Se7en, aquí brillan por su ausencia, todo es gratuito y sórdido a la infinita potencia, porque sí, porque puede. Que la Salander ayude a Blomkvist a descubrir que Martin es un asesino racista, misógino y bestia, es irrelevante. Fincher disfruta creando un estilo visual impactante, para lanzarnos excreta nauseabunda y sanguinolienta a la cara. La música atonal y lúgubre de Trent Reznor – presente desde la escalofriante secuencia de créditos, que es en sí, un acierto y quizá de lo mejor de la cinta, como ocurrió con los creditos de Balada Triste de Trompeta, de Alex de la Iglesia, otra cinta hundida por su propio regodearse en lo grotesco y excesivo – es atmosférica y lograda, aunque abuse del efecto “¡bu!” a veces. Las actrices, curiosamente, están todas (salvo la protagonista) bastante bien, en roles desangelados. Robin Wright y Embeth Davidtz retornan a la pantalla con elegancia e interés, pero sus roles son demasiado breves.

La obsesión del cineasta con lo excesivo, lo violento, lo grotesco y lo abyecto es suficiente como para provocar migraña o náuseas. Usted sabe si quiere arriesgarse a ver su susceptibilidad maltratada. Esta es una cinta sin piedad y sin nada que la redima. Es primorosa en su elaboración: pero el vistoso empaque está lleno de carne descompuesta. Y aún faltan dos más por ver, pero Fincher es muy macho y dice que serán más fuertes. A ver qué tal.

La chica del dragón tatuado/The Girl with the Dragon Tattoo.
Con Daniel Craig, Rooney Mara, Robin Wright, Christopher Plummer, Embeth Davidtz, Stellan Skarsgard y Joely Richardson
Dirige: David Fincher
Estados Unidos 2011


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Sherlock Holmes: Juego de sombras / Sherlock Holmes: A game of shadows, de Guy Ritchie

Nuevas aventuras.

Miguel Cane.


Al plantear su primera aproximación al personaje, Guy Ritchie exploró detenidamente el canon holmesiano –los escritos de Arthur Conan Doyle- y actualizó al personaje con humor y acción, sin perder el respeto a su perfil literario. Hubo polémica y un rotundo éxito comercial que, entre otras cosas, justifica la existencia de Sherlock Holmes: Juego de sombras.




Aquí, Ritchie está en plena forma y no aburre al público; pone toda su creatividad al servicio de un sentimiento que oscila entre el cinismo, la inocencia y la extravagancia. Es evidente que a los fans del Holmes decimonónico y formal, que encarnara el célebre Basil Rathbone, la versión de Ritchie les de coraje porque anula la elegancia de los clásicos. Esta es la versión que las nuevas generaciones darán por buena, pero no hay que desesperar; quizás estas delirantes francachelas de Ritchie servirán para acercar a algún despistado miembro de la chaviza no sólo a las películas clásicas, sino también a los libros.


Esta cinta es superior a su predecesora, pues la trama es más consistente. Además, el profesor Moriarty – archienemigo de Holmes- tiene una fabulosa encarnación en Jared Harris y eso aumenta el vigor de la cinta, basada precisamente en su rivalidad con el irresistible Holmes (Robert Downey Jr.). Moriarty intenta llevar a cabo un plan que lo conducirá a una guerra catastrófica, y para lograrlo se vale de un complot anarquista sumamente elaborado.

El vibrante juego de ajedrez que enfrenta a Holmes y Moriarty a lo largo de Europa tiene una reina blanca –Irene Adler (Rachel McAdams)- y otra negra –la gitanilla Simza Heron (Noomi Rapace).

Deducción, inteligencia y comedia, los temas en esta cinta se sazonan con notables secuencias de acción y los efectos especiales son bastante steampunk: nos situamos en 1895, en el Londres victoriano, pero las explosiones son dignas de un thriller futurista.

Downey Jr. Derrocha carisma, lo que le permite habitar dignamente el 221 B de Baker Street. Sólo por eso vale la pena salir de casa para entrar a un cine y pasar dos horas con estas aventuras.

Sherlock Holmes: Juego de sombras / Sherlock holmes: A game of shadows.
Dirige: Guy Ritchie.
Con Robert Downey Jr., Jude Law, Noomi Rapace, Jared Harris, Stephen Fry, Rachel McAdams.
Estados Unidos.
2011.

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13 dic 2011

Las 10 mejores películas de 2011

Decálogo 2011

Estas diez cintas conforman parte de lo mejor en el panorama cinematográfico del año.

Miguel Cane

Este año hubo de todo en pantallas, excelente, bueno, malo y (lo que es peor), mediocre. Ahora llega la temporada en la que elaboramos una lista para compartir un poco de lo que (en un juicio muy subjetivo, que conste) conforma parte de lo mejor que hubo en exhibición tanto en el circuito comercial como en el de arte y festivales.

Así, sin ningún orden en particular, encomiamos:

Tenemos que hablar de Kevin
(Lynne Ramsay. Reino Unido, 2011)
La sofisticada Eva Khatchadourian no quería ser madre. Su vida se trastoca en la de un ama de casa convencional cuando su marido la persuade de tener un bebé al que llamarán Kevin y quien desde su infancia da muestras de ser un adversario implacable. Al llegar a la adolescencia, él comete un atroz crimen, pero será su madre quien deba aprender a [sobre]vivir con las consecuencias. Tilda Swinton está formidable en esta adaptación de la novela epistolar de Lionel Shriver, que toma los mitos sobre la abnegación materna y los dinamita. Como el personaje del título, Ezra Miller es una revelación y el efecto del filme es tan brutal como el horror sin piedad que retrata.




Drive
(Nicolas Winding Refn. Dinamarca/Estados Unidos, 2011)
Fábula fracturada de Hollywood en que Ryan Gosling deslumbra como un doble de acción en películas que por las noches colabora con miembros del bajo mundo, como conductor. Su rutina cambia al enamorarse de una vecina (Carey Mulligan) con situación personal tormentosa, al tiempo que se involucra en una “chambita” de alcances inesperados: pletórica de ternura y violencia, es una cinta de acción con sorprendente cariz filosófico y espiritual: la lucha entre el bien y el mal es ambigua, pero no por ello menos importante; Gosling asume su rol con la elegancia de estrellas de antaño como John Garfield o el mismo Bogie, haciendo de éste, un noir genial para nuestra generación.




Dios del Caos
(Roman Polanski. Francia/Reino Unido/España/Alemania, 2011)
A partir de la excelente obra teatral de Yasmina Reza, Polanski retorna a su escenario favorito – un apartamento de clase media, como en Repulsión, El Bebé de Rosemary y El Inquilino – para confrontar a dos matrimonios educados y cosmopolitas (Jodie Foster y John C. Reilly, versus Kate Winslet y Christoph Waltz) que coinciden una tarde para tomar café y explorar las ramificaciones de una violenta gresca entre sus dos hijos pequeños, derivando la charla en trifulca existencial e histérica que lo mismo eriza la piel, arranca la carcajada o zarandea las entrañas. Las damas están espectaculares y con la mano en la cintura se roban la cinta, contribuyendo a la mejor comedia (para adultos pensantes) del año.




Melancolía
(Lars Von Trier. Dinamarca/Francia/Alemania/Reino Unido/Suecia/Italia, 2011)

Una boda fastuosa en una mansión palaciega sirve a manera de contrapunto para la inminencia de la catástrofe tanto en el microcosmos (Justine, la novia, sufre paralizante colapso mental por un trastorno distímico) como en el macrocosmos (un planeta errante va a colisionar con la tierra). Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg son dos aspectos de la condición humana que Von Trier explora en esta cinta de primorosa factura (y fractura) que tiene por inspiración lo mismo el arte prerafaelita, que las ostentosas tragedias fílmicas de Visconti. Posiblemente sea la cinta de ficción especulativa y desastre más hermosa jamás filmada.




Weekend
(Andrew Haigh. Reino Unido, 2011)
Tras una noche de copas con sus amigos heteros, Russell (Tom Cullen) va a un bar gay donde se liga a Glen (Chris New), y lo que parecería ser sexo casual, deriva en un diálogo exploratorio y una relación tierna, desprovista de artificios y performance, que los descubre gradualmente tal cual son. Realizada en locaciones de Londres, con presupuesto reducido y un aire muy íntimo, casi documental, la segunda cinta de Haigh lo desvela como heredero de la sensibilidad de John Schlesinger, aunándola a un estilo propio y muy directo, para narrar en pantalla con auténtica emoción el primer encuentro y la relación por venir.




Miss Bala
(Gerardo Naranjo. México, 2011)
Lo que comienza como un episodio de La Rosa de Guadalupe, deriva a paso febril, en pesadilla estilo David Lynch: Laura Guerrero (Stephanie Sigman, impresionante) es una joven ingenua – y bastante obcecada – que desea salir de la pobreza en que vive en Tijuana. Su ilusión es participar en un concurso de belleza, y dar pasos a la fama. Un revés la lleva a hacer tratos con el diablo, o bien, Lino (Noé Hernández), narcotraficante que la corrompe y utiliza. Si bien el guión de Naranjo tiene lagunas graves, la espléndida fotografía de Mátyás Erdély compensa con creces la deficiencia, junto con la protagonista, tan convincente en su necedad y terror, que resulta imposible despegar los ojos de su descenso a los infiernos.




Shame
(Steve McQueen. Reino Unido/Estados Unidos, 2011)
El anglo-alemán Michael Fassbender deslumbra nuevamente en dupla con McQueen (ya lo hicieron antes con la perturbadora Hunger), como Brandon Sullivan, yuppie treintañero adicto al sexo y las relaciones superficiales, cuya volátil hermana menor, Sissy (Carey Mulligan) llega a quedarse en su loft en Manhattan, alterando su rutina, percepciones y hasta deseos carnales para siempre. El filme es crudo y eficiente; sin concesiones para con la audiencia. Fassbender hace la interpretación de su personaje con tal aplomo y entrega que resulta imposible de resistir aún en toda su sordidez inquietante y tabú.




The Deep Blue Sea
(Terence Davies. Reino Unido, 2011)
Un melodrama teatral de Terence Rattigan, ambientado en la deprimente postguerra británica, da pie a una actuación formidable por parte de Rachel Weisz como Hester Collyer, esposa de un magistrado que abjura de su vida cómoda para entregarse a la incendiaria pasión de un affair. Aunque la encrucijada en que se pone la puede dejar sin nada. Davies hace un trabajo meticuloso que recaptura la época y la manera de hacer cine de la misma. La Weisz se deja ver como una de las mejores actrices de su generación, abordando con valentía un rol de la tesitura que Bette Davis solía tener y dominándolo.





Una Separación
(Asghar Farhadi. Irán, 2011)
La vida cotidiana en Teherán filtrada a través del encuentro entre dos familias; una de clase acomodada, donde la esposa quiere la separación legal de un marido que no quiere abandonar el régimen islamita vigente y otra donde la esposa tiene que servir en casas para mantener a su brutal cónyuge. Una serie de malentendidos derivan en tragedias estremecedoras, en reveladoras confrontaciones con la naturaleza de cada personaje y su entorno. Con esta cinta Farhadi demuestra que el cine periférico sigue vigoroso, emulando a su contraparte anglosajona con temas estremecedores y ejecuciones brillantes en lo técnico y en la sensibilidad actoral. Una maravillosa sorpresa de medio oriente.




Pina
(Wim Wenders. Alemania, 2011)
Homenaje en movimiento – si tienen la oportunidad de pescarla en 3D no lo duden ni un instante – para la desaparecida coreógrafa/bailarina Pina Bausch (1940-2009), cuyos extravagantes ballets modernos e idiosincráticos (legado y altar para su maestra Martha Graham) causaron sensación alrededor del mundo. Para preservar tres de sus más hermosos trabajos, Wenders se despoja de trucos y artificios para enseñarnos cómo comulga Pina con los ritmos y lleva los cuerpos de su compañía (el Tantztheater) a extremos de la sensación, la sensibilidad y lo emotivo, y lo hace de modo que todo mundo pueda participar en el testimonio de un gran talento, aún si no sabe nada del fino arte de la danza.




Menciones Honorificas: (o bien, las que no alcanzaron al 10 pero hay que ver y comentar)El árbol de la vida (Terence Malick), Senna (Asif Kapadia), The Beaver (Jodie Foster), Crazy, Stupid Love (Glenn Ficarra y John Requa), El Planeta de los Simios: (R)evolución (Rupert Wyatt), Michael (Markus Schleinzer), Take Shelter (Jeff Nichols) y Declaración de Guerra (Valérie Donzelli).


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When You're Strange, documental sobre The Doors de Tom DiCillo

Días extraños con los Doors

Miguel Cane


Veinte años después del estreno de la espectacular – y espectacularmente fantasiosa, también – cinta de Oliver Stone The Doors, y cuarenta después de la muerte de James Douglas Morrison, a los 27 años en el baño de su casa de París, el director Tom DiCillo confecciona este fascinante documental sobre la mítica banda The Doors a base de una gran cantidad de cinta filmada donde aparece el grupo y una narración controlada y casi fría (pero ideal) de Johnny Depp, prescindiendo de cualquier otro recurso.




El documental sigue el nacimiento del grupo The Doors en la década de los 60 en Los Ángeles, formado por Jim Morrison, Ray Manzarek, Robbie Krieger y John Densmore. Nos muestra sus inicios, modestos y entusiastas, continúa con su progresión y ascensión hasta llegar a ser uno de los grupos más importantes de su época y concluye con el final del grupo marcado por la muerte de Jim Morrison y una decadencia temática acarreada por el abuso de drogas.



Si la función del documental es presentar el grupo y su efímero paso por la cultura pop (si bien no resulta tan efímero que un documental a cuarenta años de su disolución es consecuencia de ello) a un espectador que desconoce completamente a The Doors, Tom DiCillo realiza una más que correcta introducción completamente superficial. Pero ojo, este documental (como uno supone) va a ser visto por muchos seguidores de la mítica banda sin que les aporte ninguna información nueva, mucha de ella superflua.

El gran valor del documental es aunar una serie de grabaciones de gran rareza, incluidas una rodada por el propio Jim Morrison y sesiones en el estudio con todo el grupo. Y en eso consiste todo el filme. No hay testimonios, entrevistas ni otro elemento que de cierta veracidad ni trasfondo a lo que se escucha en la narración. Es como mínimo extraño realizar un documental sobre un grupo de música de los cuales, a excepción de Morrison, todos ellos siguen vivos y activos, sin que éstos aporten algo de visión interna. La continua voz en off de Johnny Depp, que sustituye a una primera versión de la película en la que el propio director era el narrador, es la única fuente de información y tampoco ayuda a darle algo de vida al documental bien no falla en el esquema atonal del filme.

Sólo la curiosidad por ver metraje difícil de conseguir se satisface con el visionado de When you’re strange, ya que cualquier persona que conozca algo sobre The Doors, y en México hay fans ardientes de la banda, no verán ni una biografía en profundidad ni un nuevo ángulo sobre la corta vida de este grupo de rock. Quedan advertidos. Los que sientan curiosidad, acérquense. No van a arrepentirse de lo que vean.

When You're Strange
Con Jim Morrison, Robbie Krieger, John Densmore y Ray Manzarek
Dirige: Tom DiCillo
EU 2010


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4 dic 2011

Fuera de Satán / Hors Satan, de Bruno Dumont

Las facetas del horror

Miguel Cane



Bruno Dumont no es un cineasta complaciente ni su obra es la más accesible. No obstante, tiene un notable seguimiento por las características muy personales que sabe imprimir a su trabajo: creación de atmósferas hiperrealistas en las que gradualmente incorpora elementos de lo sobrenatural, lo inexplicable, lo extraordinario, y un modo desconcertante pero implacable.




En Fuera de Satán, que tímidamente se acerca al circuito de arte de la cartelera, la trama gira en torno a la vida aparentemente monótona y solitaria de un vagabundo. Él vive con un perro, en medio del campo, duerme a la intemperie y no tiene la necesidad de trabajar para ganarse la vida ni de hacer algo más que deambular por ahí. Una joven enamorada del hombre (ecos de Jeanne Moreau en Mademoiselle), va a pedirle que haga algo que, sin problemas aceptó, no cambiará su ritmo ni creará remordimientos o culpa: matar a su padrastro. Este es el comienzo de una serie de atrocidades que llegan a una brutal y memorable secuencia climática.

La película tiene un desarrollo lento, pero dicha característica lejos está de aburrir o causar tedio; esta cuestión, apoyada por extensos planos generales, tiempo congelado y la aparición casi mínima de diálogos, ayuda a crear la atmósfera tranquila, desconcertante y hasta incoherente para que la historia logre aturdir al espectador. El sonido de las llamas ardiendo, los gritos de las personas, los palos haciendo pulpa el cráneo de un personaje y las explosiones de la pólvora dentro de los cañones de una escopeta, son los únicos sonidos fuertes que cortan un poco el tranquilo sosiego de la narración.

La película exige que se preste atención desde un principio, para que las escenas finales cobren sentido y se tenga la comprensión necesaria para redondearla y entenderla. El director se guarda todas las respuestas a las preguntas y se dejan muchas puertas abiertas a la libre interpretación del espectador. Un relato fuerte, auténtico y muy crudo, en especial en el tratamiento que se le da a la muerte, a la soledad y al sexo.

El trabajo actoral es soberbio y está muy bien dirigido. David Dewaele le aporta realismo a su misterioso e intrincado personaje. La inexpresividad de su rostro es absorbente y desconcertante. La carismática Alexandra Lematre, en un rol extraño, emotivo y profundo, le brinda credibilidad y mucha tranquilidad a la historia, aunque puede representar una pasión incendiaria cuando quiere. Un elenco muy bien elegido. Fuera de Satán es una película que no es para todo tipo de público, intensa, cruel, bestial, intolerable y lenta, pero maravillosamente mágica y atrapante. Una obra muy original, para pensar durante y después de su proyección. Un Bruno Dumont que nuevamente provoca, aturde, y deja maravillado al espectador.

Fuera de Satán / Hors Satan.
Dirige: Bruno Dumont.
Con: David Dewaele, Alexandra Lematre, Juliette Bacquet.
Francia-Bélgica-Alemania. 2011.


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