28 mar 2014

Capitán América y el soldado del invierno, de Anthony y Joe Russo

El héroe regresa.

Miguel Cane.


La saga de superhéroes Marvel ha demostrado ser la verdadera triunfadora en cuanto a aceptación del público se trata. Los Vengadores sigue ostentando el mayor récord de taquilla en su día de apertura, y cada año se han ido afianzando más sus personajes en el gusto popular. Este es el año Marvel más fuerte hasta la fecha, con el estreno de Capitán América y el Soldado del Invierno, X-Men: Días del Futuro Pasado y El Asombroso Hombre Araña 2, que ciertamente liderearán en la taquilla, preparando el paso para el magno evento de 2015: Los Vengadores – La Era de Ultrón, que es la muy anticipada secuela del gran éxito de taquilla.



Mientras llega, algunas pistas comienzan a aparecer en Capitán América y el Soldado del Invierno, que después de la última aparición del personaje, se enfoca un poco más en el proceso de ajuste de Steve Rogers, el Capitán América (Chris Evans, bien plantado y formal) a vivir en el presente, después de haber pasado más de sesenta años en hibernación. Por otra parte, también conocemos más de los operativos de S.H.I.E.LD y su cabeza, Nick Fury (Samuel L. Jackson) así como de la vida de Natasha Romanov (Scarlett Johansson), que son elementos clave para la nueva aventura del Capitán, que se enfrenta ahora con el peligroso Soldado del Invierno, un rival de miedo, con el que sin embargo, lo une un vínculo muy estrecho e insospechado.

Realizada con ritmo trepidante, pletórica de referencias al cómic –y especialmente fiel al arco histórico que es su principal fuente de inspiración– la cinta se mueve rápido y aprovecha todos los elementos de acción y aventura: es un gran espectáculo visual, con plétora de efectos y buenas actuaciones. En ella hay algo para todos, desde un público más joven que se acerca por primera vez al personaje, como los expertos en la trama y continuidad, que no quedarán defraudados. Por supuesto, no se pierdan la escena al final de los créditos, que es un asomo a la nueva aventura de los Vengadores, algo que para Marvel ya es tradición.

Capitán América y el soldado del invierno.
Con Chris Evans, Robert Redford, Scarlett Johansson, Sebastian Stan y Samuel L. Jackson
Dirigen: Anthony y Joe Russo

20 mar 2014

Noé / Noah, de Darren Aronofsky.

Épica Bíblica

Miguel Cane.



Después de explorar de modo magistral las pesadillas más abominables del misterio femenino en Cisne Negro (2010), Darren Aronofsky vuelve al terreno de la épica como hiciera hace una década con La Fuente, y los resultados, como aquella vez, harto heterodoxos, hacen que Noé sea una película que abarca mucho, pero que no será del agrado de todos los públicos.



Ostensiblemente basada en pasajes del libro de Génesis, esta cinta escrita por el propio Aronofsky (que estuvo obsesionado con el tema por casi una década), se centra en Noé (Russell Crowe), nieto de Matusalén (cameo glorificado de Tony Hopkins) , que se aísla del mundo de los hijos de Caín – sabemos que son malos porque comen carne – y vive con su familia (la hermosa Jennifer Connelly como su mujer y madre de sus hijos) apartado del mal y practicando el veganismo, porque tiene una estricta adherencia a la noción de “preservar” lo que queda de la creación.



Cuando tiene una visión respecto a la destrucción de la humanidad corrompida, procede a construir el arca de marras –con ayuda de unos personajes muy peculiares, seguramente creados para atraer la atención de un público más joven– mientras se dedica a pecar de soberbia e ira, a juzgar, pontificar, controlar a su familia (que incluye a una núbil hija adoptiva, Emma Watson, en el único tipo de rol que sabe hacer, después la saga Potter) y en suma, cometer una serie de errores –intercalados con las obligatorias escenas de acción, después de todo, es Russell Crowe– que vuelven al héroe épico una figura intolerable. Como su mujer, la Connelly está deslumbrante (pero siempre lo está, y es una actriz notable, muy subestimada) y es lo único que realmente vale la pena de lo que son dos horas veinte de melodrama pretencioso con ínfulas de filosofía mística.



El único responsable de este guión que resulta indigesto, es el propio Aronofsky, que si bien se apega en algunos aspectos al Antiguo Testamento, tiene un dilema moral muy forzado al centro y nunca se recupera de su petulancia. ¿De qué sirven los efectos visuales arrolladores y el uso casi lírico de las imágenes generadas por computadora, si la película falla en su aspecto más importante? De adorno. Noé es una película visualmente impactante, pero la visión personal de un director usualmente eficaz aquí instalado en diva, devienen en algo que debería arrastrar el diluvio. Cecil B. DeMille lo habría hecho mucho mejor, con muchos menos recursos desperdiciados.

Noé / Noah
Con Russell Crowe, Jennifer Connelly, Emma Watson, Logan Lerman y Anthony Hopkins
Dirige Darren Aronofsky.
EU 2014.

Se me da bien interpretar a los hijos de perra: Josh Brolin

Miguel Cane.



El hecho de ser hijo de un actor reconocido (James Brolin) no fue, para Josh Brolin (Los Ángeles, 1968) una garantía de estrellato. Sus conexiones, si bien le sirvieron en la adolescencia para obtener un papel en la cinta de culto Los Goonies, no sirvieron para mucho más. La carrera que se ha ido construyendo —y que en 2008 alcanzó un hito con una nominación al Oscar como mejor actor de reparto en Milk—, se la ha construido solo y está realmente orgulloso de que así haya sido. De este modo, ha trabajado con directores como Oliver Stone, Woody Allen, los hermanos Coen, Ridley Scott y ahora con Jason Reitman como el protagonista, junto con Kate Winslet de Aires de esperanza, en la que interpreta a un reo prófugo de la justicia, que cambia totalmente la vida de una madre soltera y su hijo adolescente. La cinta, estrenada en Toronto muestra a un Brolin más sensible, más cálido, un cambio notable en los personajes que habitualmente ha encarnado en otros filmes.



A lo largo de tu carera has interpretado a numerosos antihéroes, personajes conflictivos e incluso villanos. Éste no es la excepción aunque tiene más matices… ¿este tipo de personajes te han dado el reconocimiento que no otorga uno más heroico, por así decirlo, “bueno”?
Te diré que en realidad yo me veo a mí mismo como un mercenario. Un director me da trabajo y yo hago lo que me corresponde. Se me da bien interpretar a los hijos de perra, más que a los galanes románticos, no sé por qué. Me gustan esos personajes que dices porque son complejos, porque tienen mucha tela de dónde cortar y no todo mundo los quiere hacer y eso para mí está bien. El miedo de algunos actores es el éxito de otros. ¿Sabes? Será que tengo cara de malo y esos personajes de galán romántico, yo creía que tampoco me hacían falta.

Jason Reitman no pensó lo mismo, por lo visto.
Es verdad, él fue quien siempre quiso llevarnos a Kate y a mí en esta película. Nos buscó, y cuando me ofreció el papel de Frank Chambers, no pude decir que no. Es de esos personajes que aparecen una vez en la vida; tiene muchos matices, es un ser atormentado y violento, pero también sumamente cálido y generoso. Ese contraste en su carácter me llamó poderosamente la atención, así que tuve que hacerlo… y tampoco tuve que pensarlo mucho.



¿Cómo te preparas para encarnar a personajes tan complejos?
Siempre llevo conmigo una libreta a todos lados y hago apuntes, me hago preguntas a mí mismo, el 90 por ciento de las veces no encuentro una respuesta, pero el 10 por ciento encuentro retos muy interesantes en mis personajes. Para mí lo más importante es comprender por qué razón un hombre cualquiera se ve obligado a hacer las cosas que a veces hace. Ese es el caso de Frank. Por eso, cuando me dicen algo así, suelo decir que prefiero hacer de un hombre con problemas a un chico bueno, simplemente por que es más compensación al final del rodaje para mí.}

¿Cómo empatas con un rol así?
Como actor, logré identificarme con Frank, porque es un personaje muy rico, muy complejo. Está desesperado, acorralado, y con los personajes de Kate y Gattlin Griffith, encuentra un refugio, pero aún así es algo muy endeble, una situación muy arriesgada. Actuar te obliga a ponerte en duda sin parar, exponerte a las críticas y enfrentarte a tus inseguridades más íntimas. Con Jason tuve que pasar semanas trabajando en el personaje para indagar cómo hacer que tuviera más dimensiones. Para trabajar en las escenas que constituyen la tragedia de Frank, lo que lo llevó a la cárcel en primer lugar —un homicidio brutal, que se le fue de las manos—, tuvimos que trabajar muy de cerca para que funcionara. Hacer eso fue una experiencia tan arrolladora emocionalmente hablando, que al principio pensé que no quería ver la película. Y eso que en general no me cuesta verme en pantalla. Pero Jason me convenció y creo que es un estupendo trabajo por parte de todos.



¿Aprendiste cosas nuevas de ti durante el rodaje?
¡Sí, por supuesto! Siempre aprendes algo nuevo. En este caso, aprendí, por ejemplo, a hornear. Frank es un veterano de Vietnam, pero también sabe hornear pan. Así que durante el rodaje, aun en mis ratos libres, horneaba pasteles. Fue algo curioso, porque nunca antes lo había hecho y quise aprender a hacerlo bien. Creo que les gustó (al staff de producción) porque probaban mis experimentos y no recibí queja (risas)... No, ya en serio, con un personaje como Frank siempre aprendes algo de ti mismo. La interpretación se convierte en algo revelador.

Trabajas constantemente y has tenido grandes proyectos con los hermanos Coen, Oliver Stone, Woody Allen... ¿Dirías que es tu mejor momento profesional?
Yo estoy contento con poder trabajar, y si las películas ahora son mejores, me alegro. Durante años fui un actor de segunda, esa es la verdad. Antes me limitaba a rodar lo que podía para alimentar a mis dos hijos y pagar la hipoteca. Sin embargo, ahora comparto créditos en esta película con Kate Winslet, que es una de las mejores actrices en el mundo y escriben mi nombre en el cartel con el mismo tamaño. Hace unos meses me llamó Paul Thomas Anderson para ofrecerme un papel en su nueva película (Inherent Vice, la primera adaptación al cine de una novela de Thomas Pynchon) y cuando hablamos por teléfono, te lo juro, me pareció absurdo. Al colgar, me pregunté: ¿Cuándo me convertí en un actor importante? No sé cuánto dure, pero estoy muy contento.

¿Dirías que lo has logrado al interpretar ahora roles menos estereotipados que antes?
Como te decía antes, me sorprende que me los ofrezcan. Si dejé la actuación durante un par de años, y me dediqué a los negocios, fue por frustración: solo podía hacer tv, que por entonces no era tan buena como ahora. Por mi físico, de joven me encasillaron en papeles de jugador de futbol americano, cuando yo no he jugado nunca a ese deporte. Luego empezaron a llegar los papeles de malo… de antihéroe, como los llamabas, y una cosa llevó a la otra. Una de las cosas que más me interesa, más allá de mi trabajo, es la psicología y la exploración de uno mismo. Al actuar creo que prefiero ponerme en una posición vulnerable porque en eso consiste este oficio. Es un arte que nunca consigues dominar del todo, supongo que por eso me hace feliz, y ahora sí que no me imagino haciendo ninguna otra cosa.

13 mar 2014

Aires de esperanza / Labor Day, de Jason Reitman

Amor y miedo

Miguel Cane.



Verano de 1987. A los 13 años, Henry Wheeler (Gatling Griffith) es un niño que tiene demasiadas responsabilidades; es el hombre de la casa desde que su padre se fue, y tiene que ayudar a su madre, Adele (una brillante Kate Winslet, que hace una entrega total en su personaje) a sostener el hogar y a superar su depresión.



La vida de ambos cambiará abruptamente cuando en una visita al supermercado, son interceptados por Frank Chambers (un estupendo Josh Brolin), un prófugo de la cárcel donde había sido condenado por el homicidio de su mujer. El encuentro de estos personajes hace que Aires de esperanza, la nueva cinta de Jason Reitman (Juno, Up in the air) sea un melodrama intenso, basado en una novela de Joyce Maynard – autora también de Todo por un sueño, la cinta de Gus Van Sant que llevó a Nicole Kidman a la fama como protagonista – con un ojo cuidadoso al detalle de la época.



En Henry, los espectadores encontrarán su propia experiencia reflejada: para él, Chambers tiene un aspecto casi legendario: es un prófugo, un asesino, un hombre con un pasado violento. Sin embargo, a lo largo de tres días, los tres personajes consiguen conectar de una manera que el espectador encontrará conmovedora; el que las circunstancias sean peligrosas, contribuye a un suspenso inquietante que Reitman – que más bien se había dado a conocer como un hábil director de comedias – trabaja con fluidez y seriedad; nunca deja que el melodrama le gane y lo que en manos menos capaces podría haber sido una telenovela, es una mirada a un momento muy específico en las vidas de tres personajes solitarios, atormentados y que buscan desesperadamente amor, comprensión y redención, algo que tal vez no puedan lograr.



Las interpretaciones de Brolin y la Winslet son la verdadera razón de existir del filme y lo sostienen; hay sentimiento, más no sensiblería, en la que podría caerse fácilmente. Reitman hace un filme elegante, eficiente y agridulce, que dejará al espectador satisfecho ante sus logros, si bien es tan controlada, que a corre el riesgo de no llegar a ser el peliculón que tenía en mente Reitman, pero que su elenco consigue sacar a flote.

Aires de esperanza / Labor Day
Con Kate Winslet, Josh Brolin, Gatling Griffith y Tobey Maguire
Dirige Jason Reitman´
EU 2013









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“Mis hijos siempre serán lo primero”: Kate Winslet

Miguel Cane.

Es una actriz temeraria y disfruta de los retos. Así ha sido siempre, y si bien pudo perfectamente dormirse en los laureles de la fama que le brindó Titanic, Kate Winslet (Londres, 1975) decidió buscar papeles más difíciles y retadores para demostrar al mundo (y a sí misma) que es una actriz con recursos, que le gusta lo diferente. Así la vimos la década pasada en filmes como El lector (por el que obtuvo un Oscar), Little Children, Un dios salvaje (dirigida por Roman Polanski) o en la miniserie de HBO Mildred Pierce. Ahora retorna a las pantallas, después de tener a su tercer hijo, en Aires de esperanza, el más reciente filme de Jason Reitman (Juno), en el que interpreta a Adele Wheeler, una madre soltera que se ve involucrada junto con su hijo en la fuga de un hombre de la prisión, situación que en cuestión de días cambia por completo la vida de su familia. En la cinta, que se estrenó con mucho éxito en el festival de Toronto, comparte créditos con Josh Brolin.




En Adele, eres una mujer común y corriente en una situación extraordinaria. ¿Cómo logras el balance entre la ficción y la realidad? ¿Eres una mujer ordinaria en una situación extraordinaria?

No lo había pensado, pero puede ser que tengas razón. Para ser honesta, siento que tengo que actuar mucho más cuando llega la hora de caminar por una alfombra roja en una ceremonia de premios o un evento así, que en el momento en que soy un personaje con la cara completamente sucia. Tengo que planear mucho más en el atuendo que voy a llevar en un evento que en el vestuario de mi personaje. Supongo que la única forma de encontrar el balance es disfrutarlos por igual.

¿Es necesario prepararse siempre para un nuevo rol? ¿Alguna vez empezaste una película sin ningún entrenamiento o investigación de campo?

A mí me gusta estar siempre preparada para una película. Me sentiría como una novata o como una irresponsable, si llegara al set sin ningún tipo de preparación. Me acuerdo que unas semanas antes de empezar esta película, quizá un mes antes, Jason me dijo que descansara, él no quería que me preparara, que estuviera relajada. Pensé que estaba loco de remate (risas) y le dije “no puedo hacer eso”. Yo siento que tengo que prepararme aunque después resulte innecesario. Hay que pensar en todo, hago notas sobre mi personaje y a veces las consulto con el director. A veces funciona, otras no. Es así.



Algunos actores son partidarios de la idea de que se debe sentir el sufrimiento para mejorar como artista. ¿Qué opinas tú?

Creo que los actores tenemos suerte de vivir dentro de comportamientos ficticios y me parece fascinante. Es algo que nunca se puede descifrar del todo. Es como dedicarse a la fotografía, jamás se puede aprender todo. Sí, actuamos, pero también nos enamoramos de nuestros personajes, ayudamos a crearlos. Nos gusta muchísimo lo que hacemos. Diría que de no ser así, no sería posible dedicarnos a esto. ¿A ti te apasiona lo que haces? Supongo que debe ser así. El sufrimiento es relativo, como toda la experiencia. A mí me gusta la totalidad de la experiencia mientras filmo. Después, me quito el traje del personaje y vuelvo a ser yo. No me quedo con su sufrimiento ni con su alegría.



¿El hecho de ser madre cambió en algo la perspectiva de representar a una madre como Adele?

Fuera de los sets, ser madre es la principal razón de mi existencia. Eso lo supe cuando nació mi primera hija, Mia. Tener un hijo transforma tu vida por completo. Por supuesto, los hijos son absolutamente todo para cualquier madre. Y me siento muy afortunada porque al hacer esta película descubrí lo que significa ser madre de un chico mucho más grande que los míos. Mi hija ya tiene 12 años y mi hijo Joe tiene 9, Bear, el pequeño, acaba de nacer. Sin embargo, al trabajar con Gattlin Griffin, que interpreta a Henry, mi hijo en la película, lo disfruté mucho, y me dio una idea de qué puedo esperar dentro de un par de años, cuando mis hijos mayores crezcan.

Adele padece depresión, y la época en la que vive (los ochenta) no era una época muy comprensiva para el trastorno ¿Cómo te acercaste a ese aspecto?

Fue un verdadero desafío interpretar a Adele, aunque parece muy vulnerable, tiene muchísimas cicatrices del pasado, pero ser madre la obliga a ser fuerte. Es lo que tanto admiro. Ella es una persona que logra mantenerse de pie ante la adversidad sin tomar Prozac ni una copa. No es esa clase de persona. Su hijo es una buena persona, precisamente por ella, por su gran corazón y la capacidad de amar y ser apasionada, aunque se haya olvidado de semejante capacidad. Es algo que descubre cuando conoce el personaje de Josh (Brolin). Yo la admiro muchísimo y, de verdad, fue un personaje extremadamente complejo para mí.

¿Llegaste a identificarte con ella?

Es difícil encontrar algo específico con lo cual sentirnos identificados de tal o cual personaje. Me cuesta hablar del proceso de la actuación porque me parece que la gente lo encuentra pretencioso, y no me gusta dar esa impresión. Lo que más me identificó con Adele son sus convicciones como madre, por supuesto, pero también su capacidad de amar y su anhelo de ser amada. Para mí, la película demuestra cómo en la realidad nos olvidamos de las cosas más simples, como tomar a alguien de la mano. Hoy, si salimos en una cita, queremos que todo pase en seguida, rápido. No es así en la película. Un solo toque de la mano puede provocar una de las más grandes reacciones en la gente. Por eso fue una experiencia muy especial.

Se rumora que en la vida real eres tan buena cocinera como en la ficción…

¡Qué rápido corren la voz! Bueno, sí. Cuando hice Mildred Pierce, hace unos años, tomé un curso para perfeccionar lo que ya sabía, mi madre y mi abuela me enseñaron a cocinar, ambas son excelentes, y yo pensaba que era buena, hasta que Josh Brolin me demostró que es aún mejor cocinero que yo. Se levantaba muy temprano y llegaba por la mañana al set con un pastel. Como su personaje de la película. Estaba practicando, y es tan generoso, que nos compartía. Pero semanas después, seguía cocinando más pasteles. El pobre ya no sabía qué hacer con ellos (risas). Se metió demasiado en el personaje y nos la pasamos comiendo pastel durante dos meses, todos, hasta los maquilladores (carcajadas). Jason le tuvo que decir que era maravilloso, pero que por favor, parara o engordaríamos todos.

Para poder realizar esta película, Jason Reitman tuvo que esperarte…

Sí, yo venía de hacer varias películas seguidas y pedí tiempo. Tuve suerte de que Jason me esperara. Mucha suerte. Nunca me pasó antes, y estoy muy agradecida. Cuando Jason me trajo el guión, Josh Brolin ya estaba confirmado para el personaje de Frank. Era maravilloso. Y el personaje de Adele era extraordinario. Hubiera sido una locura rechazarlo. Jason y toda la producción fueron muy pacientes y generosos conmigo.

¿Te has vuelto más selectiva con tus elecciones fílmicas?

Supongo que es una manera de decirlo. De pronto me di cuenta, hace unos meses, que llevo 20 años ininterrumpidos de trabajar. Porque aunque no esté actuando, estoy trabajando. Leer guiones, promoción, todo esto es parte de mi trabajo. Y quiero tener tiempo personal para mi familia, para mis hijos. Así que sí, decidí espaciar un poco los rodajes (como fue este caso) y soy más selectiva con los guiones. No es que crea que soy más importante que las películas. No lo soy, pero mis hijos sí. Y mis hijos siempre serán lo primero.






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6 mar 2014

300: Nacimiento de un Imperio / 300 Rise of an Empire, de Noam Murro

Miguel Cane.



Siguiendo el éxito que tuvo Zack Snyder con 300, Noam Murro toma la estafeta para contar la historia de cómo Jerjes (Rodrigo Santoro) y la armada persa se acercan a Atenas después de haber vencido al ejército espartano. Ambientada en el año 480 a.C. la nueva historia arranca con un flashback en que Temístocles (Sullivan Stapleton) matando en plena batalla y con un lejano disparo de flecha al rey persa Darío (Igal Naor). Será entonces su hijo quien emprenda la venganza junto a la implacable Artemisia (Eva Green), una suerte de amazona que comanda la flota naval que amenaza con arrasar a las mucho más endebles fuerzas griegas. Se sumarán a la defensa los espartanos liderados por la ahora reina viuda Gorgo (Lena Headey) y la batalla será campal.



Basada en otra novela gráfica de Frank Miller, esta cinta retiene la estética del cómic, la estilización visual y la violencia extrema, con ritmo vertiginoso. La película, planeada para los fans, es satisfactoria, con estupendos efectos visuales en 3D (los enfrentamientos en alta mar son formidables) y lucha cuerpo a cuerpo, con sangre a borbotones: en suma, lo que hizo grande a la anterior, ahora con más presupuesto y más elementos atractivos.



La que se lleva la película con la mano en la cintura es nada menos que Eva Green, hermosa y brutal como la Comandante Artemisia, nacida en Grecia, torturada y violada de niña y luego rescatada y criada por los persas, a los que usa como instrumento de su venganza. Sin perder un ápice de su carisma, la Green encarna a una bruja malvada, capaz de las peores atrocidades, cuya presencia opaca al resto de los personajes y las actuaciones, con la excepción de Lena Headey, que se le pone al tú por tú.



Es en estas dos fieras actrices y en la tensión que consigue establecer Murro con su deslumbrante diseño de producción y trabajo de cámara, donde residen las virtudes de lo que sería en todo caso, una secuela buena, pero no memorable, que se diluirá en el recuerdo, tal vez al haber tardado demasiado en aparecer, ya que el interés por el género ha decaído, tal como lo demostró el fracaso en taquillas de las recientes La leyenda de Hércules y Pompeya. Pero los fans estarán de plácemes.

300: Nacimiento de un Imperio / 300 Rise of an Empire.
Con Eva Green, Sullivan Stapleton, Rodrigo Santoro y Lena Headey.
EU 2014




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No tengo intención de detenerme a contemplar el paisaje: Robert Redford

Miguel Cane.



Es, literalmente, una leyenda. Uno de los actores más célebres de las década de los sesenta con interpretaciones memorables en filmes como El golpe, El candidato, Butch Cassidy y Sundance Kid, Nuestros años felices, El Gran Gatsby, Los tres días del cóndor y Todos los hombres del presidente, que le valieron un sitio permanente en la cultura popular contemporánea.

Sin embargo, Robert Redford (Santa Monica, California, 1936) no ha dejado de trabajar y de evolucionar a ambos lados de la cámara. Ahora reaparece en Todo está perdido, filme dirigido por JC Candor (egresado de la Academia de Cine de Sundance que fundó el mismo Redford), en el que se revela en plena forma como un hombre solitario que debe enfrentar los embates de la naturaleza al quedar solo en una embarcación. Por este trabajo, Redford ha recibido una plétora de premios y las mejores críticas de su carrera en más de una década.

¿Por qué considera que ha causado tanto revuelo este filme? ¿Siente que ha venido a cambiar su carrera en este momento?
No lo sé muy bien. Verás, la industria del cine ha cambiado mucho y el surgimiento de internet ha contribuido. Cierta cantidad de misterio es bueno para una película, aumenta lo atractivo de una historia. En el caso de esta, yo hubiera preferido dejarla salir y que la audiencia la experimentara. Cuando era joven, no había las herramientas de promoción de hoy. Estrenaban una película en el cine y tú ibas a verla sin saber de qué se trataba. Toda la nueva tecnología, que nos permite saber más y más de nosotros mismos, coarta el verdadero poder del arte. Pero también debo reconocer que ha causado tanto impacto porque es una película que rompe con el molde. Ya no se hacían películas así, y volver a este formato es interesante. Todo lo viejo es nuevo otra vez, supongo.



Usted ha impulsado al cine independiente. ¿Qué tan importante es ahora cuando resulta tan difícil hacer una película en Hollywood?
Es verdad que hacer películas hoy en día es muy difícil. Pero algo que noto, y que me da gusto ver, es que el cine independiente, como dices, ahora tiene un espacio más grande que el de Hollywood, porque el sistema de estudio ya no puede con ello. A menos que estés haciendo una superproducción que tenga muchas explosiones y efectos especiales y sea atractiva para la audiencia más joven, no hay lugar para contar una historia como ésta. Hay un vacío de películas sobre el interés humano, y en eso se enfoca el cine independiente. Esto que te digo no es nuevo, empezó a suceder a mediados de los ochenta, y por eso decidí crear una alternativa para los cineastas que quisieran hacer algo diferente con Sundance.

¿Cuáles son las historias que hoy le interesan a usted como actor y como director?
Siempre me ha gustado más hacer algo difícil, que algo sencillo. Todo está perdido es, en este sentido, una experiencia cinematográfica pura, completamente diferente de otras películas. Se hizo con muy poco dinero, y todo se trató del esfuerzo artístico y la preparación creativa. Fue como volver a los primeros tiempos del cine. Me entusiasmó mucho hacerlo, que JC me invitara a ser parte de esto, sobre todo porque quería contar una gran historia y a mi edad no llegan papeles así con frecuencia.

¿Fue difícil hacer un filme así?
Fue agotador, pero muy satisfactorio. Hace años hice películas que me exigían tanto como ésta, en el aspecto físico y mental, como Jeremiah Johnson, que es una de las películas que más me gusta de todas las que he hecho en 50 años de hacer cine. Y aquí estuve prácticamente solo, nada más con JC y el operador de cámara y un equipo muy pequeño. Y eso ya no se estila. No fue tan difícil como cansado, pero de verdad, cada día terminaba de rodar mis escenas con una sensación de entusiasmo que, como actor, hacía mucho que no sentía. Eso es algo muy valioso para cualquier actor.

Usted es el único miembro del elenco. ¿Es intimidante llevar el peso de una película en hombros?
JC y yo lo hablamos mucho cuando estábamos planeando la película. Él me la ofreció en el festival de Sundance en 2012, y me dijo “va a ser algo único, no hay más actores que tú” y pensé, bueno. Es un reto. Tengo 76 años y ¿por qué no? Le dije que sí y lo hicimos. No sé si sea “intimidante” exactamente, pero es una responsabilidad muy grande, porque no puedes apoyarte en nadie más para hacerlo. Pero eso también hace que todo el proceso sea interesante. Y eso lo consigue muy bien el cine independiente: una historia tan simple se vuelve una épica, con una gran economía de recursos. Y funciona.

Sin embargo, no le da la espalda a Hollywood, pues forma parte del elenco de Capitán América y Soldado del invierno, una producción de superhéroes…
¡Ah! Quería tener la experiencia de hacer algo completamente diferente, y por donde se vea esa película es muy distinta de todo lo que he hecho antes. Es completamente un producto de lo que hemos estado hablando: toda la nueva tecnología está absolutamente vertida en el proyecto. No creo que alguien haya pensado que los cómics llegarían a ocupar los primeros lugares en la industria fílmica. Lo que hacen es tan extravagante que quería verlo de primera mano, experimentarlo. Es algo realmente fascinante, ver cómo se hacen ese tipo de películas hoy en día.

¿Fue divertida la experiencia?
No lo sé (ríe). Supongo que sí. Todo fue completamente nuevo Había tanta tecnología que la mayor parte del tiempo no entendía muy bien lo que estaba pasando (ríe). Era algo que quería hacer y no me quedé con las ganas. Fue muy sorprendente ver todo lo que se puede hacer hoy con una computadora.

Con toda la filmografía que tiene, como actor y como director, ¿siente que le falta algo por hacer?
¡Seguro que sí! Mucho de lo que he hecho últimamente no lo había planeado. Siento que me falta mucho por hacer. Hay muchas cosas interesantes que están ahí, para que uno se acerque y las lea, las haga. No tengo intención de detenerme a contemplar el paisaje, todo lo que he hecho, empezó con pasos que llevaron a otros. Así es como hago las cosas. Un paso a la vez, y siempre con el deseo de hacer algo más. Cuando se te acaban las ganas de hacer las cosas, es que entonces no tienes nada qué hacer en este oficio. Y ese, me alegra decirlo, no es mi caso.





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