13 nov 2014

Birdman, de Alejandro González Iñarritu

Alma de actor

Miguel Cane.


En los 80 y 90, Riggan Thomson (Michael Keaton) era uno de los actores más populares del mundo gracias a su aparición en una trilogía de películas de acción basadas en el popular superhéroe “Birdman” — pero veinte años más tarde, la resaca de la fama lo encuentra en una realidad muy diferente.

Casi no tiene dinero, su vida personal está en caos — su esposa se divorció de él, su hija Sam (Emma Stone) es una adicta en recuperación con la que tiene una relación contenciosa y su novia, Laura (Andrea Riseborough) no lo comprende, por más que lo intenta —. Si a esto sumamos un desmesurado deseo de recuperar la relevancia perdida y el hecho de que Birdman se le aparece y le habla, el caso de Thomson es crítico, hasta que se le ocurre la idea de escribir, producir y dirigir una obra de teatro en Broadway basada en el amargo relato ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? de Raymond Carver — un escritor al que, alega, le debe su carrera — quedándose en la ruina, y poniendo todo en la apuesta. Las peripecias que le siguen — incluyendo el encuentro con sus co-protagonistas, Lesley (Naomi Watts) y Mike (Edward Norton), dos actores intensos y con conflictos propios — dan pie a una verdadera epifanía.



Al final de la cinta, Riggan habrá alcanzado la trascendencia deseada, pero no exactamente como lo había pensado. Porque eso es Birdman: o la inesperada virtud de la ignorancia, la nueva cinta de Alejandro González Iñárritu, que muy justificadamente ha cosechado elogios desde su estreno en Venecia: esta es una comedia humana con toda clase de elementos inesperados que la colocan en un género único: es una tragedia, pero también nos hace reír. Tiene elementos que podrían calificarse de fantásticos, pero también los aborda con absoluta normalidad. Se trata de una historia acerca del amor: el que nos vincula con nuestras familias, nuestras vocaciones, nuestros semejantes y con el universo que uno crea.

Riggan es un personaje difícil y Keaton lo trabaja maravillosamente: tiene numerosos niveles de complejidad. Es capaz de autodestruirse sin percatarse, y de hacerle la vida difícil a otros, por lo que cree correcto. Nos mata de risa (la secuencia del trote en Times Square) y nos parte el alma.

Iñárritu se apoya en un enormísimo trabajo de cinematografía — a cargo de Emmanuel Lubezki— que nos hace creer que la cinta es una sola toma continua (como El Arca Rusa) aunque no sea así. Es un trabajo emocionalmente sobrio, sin la pretensión de sus otros filmes. Una historia sencilla, pero con muchas texturas. Una de las mejores películas sobre el oficio de actuar, y quizá una de las mejores no sólo del año, sino de la década.

Birdman
Con Michael Keaton, Naomi Watts, Emma Stone, Amy Ryan y Edward Norton
EU 2014