Miguel Cane
El inquietante nexo simbólico entre espejos y muerte ha acompañado a la humanidad desde tiempos ancestrales, dando pie a todo tipo de mitologías y creencias y, por ende, a sus inherentes alegorías filosóficas.
Como era de esperar, el mundo del arte no dudó en servirse de una analogía tan rica, alcanzando sus cotas más altas en la literatura gótica, donde los relatos de espíritus atrapados en espejos se reprodujeron por doquier. Es apoyándose en dicha premisa que se estrena Espejos siniestros (pésimo título en español), la segunda cinta estadounidense del francés Alexandre Aja, que es nada menos que otro remake hollywoodense de una película oriental, ésta del 2003.
Protagonizada por Kiefer Sutherland (que cada vez se parece más a su genial padre, pero le falta mucha de su sustancia), Paula Patton, Cameron Boyce, Erica Gluck, Amy Smart, Mary Beth Peil y Jason Flemyng, la cinta, ambientada en un plácido suburbio residencial, gira en torno a Ben Carson, un ex policía que, tras matar a un hombre, decide abandonar el cuerpo y ‘hacer penitencia’ como guardia de seguridad de los almacenes Mayflower, mismos que fueran devastados años atrás por un terrible incendio.
Durante sus rondas, Ben comenzará a ver extrañas imágenes reflejadas en los imponentes espejos del lugar. Pronto su paranoia se irá extendiendo hasta su hogar, con resultados hiperviolentos y predecibles. Pese a haber demostrado un talento notable para atemorizar al espectador, Aja aquí sólo se limita a su habitual cuidado en las funciones estéticas y en su habilidad para horripilar con sadismo visual, pero sólo ofrece una historia de fantasmas aburrida, previsible, que en ningún momento pretende innovar en modo alguno ni deshacerse de los estereotipos del género del ‘horror oriental’.
Los actores se mueven con desinterés, como sonámbulos y esto pesa en el desarrollo del film: por lo menos en El Aro, que fue la cinta que hace seis años inauguró esta moda de refritos, Naomi Watts lograba transmitir angustia y desesperación, pero aquí Kiefer Sutherland en ningún momento refleja una emoción creíble y esto lo aparta por completo del espectador que no logra identificación –lo cual es importantísimo para experimentar el terror propuesto, y que fue el mismo problema que tuvo Jack Nicholson en El Resplandor- , la película divaga pese a una lograda atmósfera sin encontrarse en ningún momento a sí misma, tropezando por aquí y por allá, insatisfactoria, tras unos primeros compases de película antecedidos por una relativamente prometedora (y espeluznante) primera escena.
De este modo, Espejos siniestros no funciona ni como historia de terror ni como melodrama grave, pese a contar con el estereotipo del antihéroe que busca reivindicarse a través de la resolución del conflicto, por lo que resulta un intento bien producido, pero muy mal ejecutado, y finalmente, deviene en un desperdicio del talento de Aja (que es irregular siempre) y de los actores involucrados. O será que la moda de adaptar las cintas orientales ha cumplido su ciclo y es hora ya de buscar otro tipo de historias para asustarnos en la oscuridad de un cine, por que esta, por mucho que se esfuerza, no lo consigue.
Espejos siniestros / Mirrors
Con Kiefer Sutherland, Paula Patton, Cameron Boyce, Erica Gluck, Amy Smart, Mary Beth Peil y Jason Flemyng.
Dirige: Alexandre Aja
Estados Unidos/Francia/Rumanía 2008