Mi fascinación pues por la película había empezado con esta secuencia, sin embargo una de las características principales del cine francés, es la sutileza en los diálogos, las miradas y gestos que en Monsieur Hire se convierten en palabras mayores. Me gusta ver como Alice al darse cuenta de que es observada, va y confronta a su espía de una forma sutil pero logrando inquietarlo y él no atina a decir una sola palabra. Hay algo en Alice que no encaja; comienza a sentirse atraída por Hire adentrándonos en una maraña de sensaciones y desconciertos. ¿Qué posibilidades podía tener este hombre ante ella? En el vecindario lo ven como un bicho raro, siempre impecable yendo a su sastrería, teniendo ratones por mascotas y en general llevando una vida rutinaria hasta que Alice aparece en su vida. Pero ella idolatra a su novio Emile, un galán bueno para nada metido todo el tiempo en negocios riesgosos, buscado por la policía por un delito que no nos es detallado sino hasta el final de la cinta; y Hire lo sabe.
El trabajo de los dos actores principales es excelso. Una muy joven Sandrine Bonnaire da la talla de Alice sin problema, pero quién se lleva las palmas es Michel Blanc al construir a este tortuoso y a la vez triste personaje. Hire inspira compasión y Leconte logra matizar muy bien este aspecto utilizando deliciosamente la maravillosa música compuesta por un minimalista Michael Nyman; en este sentido otra de mis secuencias preferidas ocurre cuando Hire logra atrapar el olor de la fémina y sale en busca del perfume que usa Alice; el momento es impagable y retrata de forma extraordinaria la soledad y sensibilidad del protagonista.
Les comentaba que las distintas lecturas-vistas de la cinta me han hecho cambiar la percepción que originalmente tenía del film. En las primeras visitas, la conceptualizaba como una historia de amor, fallido pero amor al fin con todos los sufrimientos inherentes a él, pero con el paso de los años me he dado cuenta que Monsieur Hire no es sobre el amor, sino sobre un falso rostro de éste. De lo que una soledad tan marcada de una persona puede hacerle creer con tal de sentirse amada. De las locuras que podemos llegar a cometer cuando creemos estar enamorados. Todo el oscuro y triste mundo de Hire se transforma. Le propone a Alice irse de la ciudad, cierra su sastrería, se deshace de mascotas, arma maletas y espera pacientemente en la estación del tren a que llegue su objeto de deseo para irse a una tierra lejana y vivir felices para siempre. Es ese vistazo a las profundidades del corazón humano lo que no me deja tranquilo y cómo en el nombre del amor se puede incluso perdonar la traición más abominable y baja.
Bravo Leconte…supiste transmitirme tanto con este film que no puedo más que rendirte homenaje haciéndolo mi favorito de todos los tiempos. Finalmente reconozco que tengo algo de Hire, algo de su soledad, algo de su inocencia...si lo sabré yo.