Miguel Cane
Repentinamente, la tragedia ha destrozado el mundo armonioso de Telly Paretta (Julianne Moore) una editora y ama de casa neoyorquina, que ve su vida feliz trastornada brutalmente a raíz de la muerte inesperada de su hijo Sam, de 8 años de edad, quien desaparece en un misterioso accidente aéreo, junto con otros niños, compañeros de escuela suyos.
Si bien Telly hace un esfuerzo por seguir adelante tras la pérdida -- terapia, labores domésticas- su obsesión por recordar a Sam, incluso yendo al parque donde éste jugaba, es más fuerte que ella y le atrae tensiones en casa. Las cosas se tornan siniestras de golpe, cuando su psiquiatra ( Gary Sinise) y su marido (Anthony Edwards), tratan de convencerla de que en realidad Sam nunca existió, que sólo era un producto de su imaginación.
Sin embargo, hay elementos que prueban que Sam existió. Ella lo recuerda. Con la ayuda de Ash Correll (Dominic West), un ex-jugador de hockey alcohólico, padre de una pequeña que presuntamente desapareció al mismo tiempo que su hijo, a la que no recuerda Telly deberá desafiar a su familia, a la ciencia, a la policía -- encarnada por Alfre Woodard como una detective y madre que es la única que le cree- y a la mismísima fibra de la realidad para encontrar a su hijo y resolver el horripilante misterio que la persigue.
Esta angustiosa cinta desafía el ser colocada en una categoría común. Se trata de un intenso drama sobre la tragedia familiar, una cinta de suspenso y horror, una pesadilla de ciencia ficción. Desarrollada por el director Joseph Ruben (que trabajó con Julia Roberts en la inquietante Durmiendo con el Enemigo), la cinta muestra cómo la superficie cotidiana de una familia aparentemente feliz se desmorona para revelar una conspiración aún más grande de lo que nadie podía haber imaginado. Si pierde impulso hacia el final, se debe a que no sostiene el desafío de la incredulidad del espectador, un detalle que forma parte indispensable de esta clase de historias. No se necesitan explicaciones: la atmósfera es la que debe hacer las funciones de captura y convicción.
En una temporada en que los estrenos de temática sobrenatural son de rigor, ésta película se eleva sobre el promedio, principalmente gracias a las actuaciones de su notable elenco, que también incluye al británico Linus Roache y la estupenda Alfre Woodard en roles de soporte para el excepcional trabajo de Julianne Moore, que, siendo madre, da lo mejor de sí para hacer que esta historia y sus implicaciones se queden con el espectador, aún mucho después de abandonar la sala.