Miguel Cane
Nunca he visto una película de Emma Thompson que sea realmente mala – hasta la más bien floja Imaginando Argentina tiene detalles que la separan del montón-. Esto se debe a que es una intérprete de abundante carisma y aguda inteligencia, cualidades que sirven como rúbrica para su trabajo como actriz y guionista (Oscar en 1995 por Sensatez y sentimientos, de Ang Lee, sobre la novela de Jane Austen).
En este caso, la Thompson se coloca a ambos lados de la cámara, como productora, adaptadora y estrella de una cinta ostensiblemente pensada para el público menudo, pero que reserva momentos de comedia que suscitarán las carcajadas de los adultos, que en cierto modo verán un trozo de su niñez devuelta via celuloide.
Inspirada en la serie de libros Nurse Matilda, de Christianna Brand e ilustrados por Edward Ardizzone, esta es la historia, ambientada en una fantasía victoriana estilo Edward Gorey (o Tim Burton, si se quiere) de Mr. Brown (el espléndido Colin Firth, de Valmont y más recientemente galán de Bridget Jones), dueño de una funeraria, recién viudo y padre de siete pingos a los que adora, pero no sabe cómo criar.
Desde la muerte de la madre, los hermanitos Brown han tenido la bicoca de diecisiete nanas y todas han escapado de la casa al borde de la locura, debido a las espectaculares – y a veces de plano macabras- travesuras de los chamacos, encabezados por Simon (Thomas Sangster) que hacen de todo, desde amarrar a la atormentada cocinera (Imelda Staunton, estrella de Vera Drake) hasta fingir que cometieron canibalismo con su hermanita bebé.
Para acabar de complicar las cosas, la mezquina tía abuela Adelaide (la legendaria Angela Lansbury, en interpretación deliciosa) ha amenazado con “levantarles la canasta” si papá no se casa de nuevo en menos de un mes, por lo que los chicuelos serían despachados a vivir con la parentela. Y Mr. Brown sí quiere casarse, pero está enamorado de Evangeline (Kelly Macdonald, de Gosford Park y Trainspotting), que es doméstica en la casa, por lo que “no se puede” y se ve obligado a cortejar a la escandalosa (pero muy chistosa) Mrs. Quickly, viuda de dudosa reputación (Celia Imrie).
Las cosas cambian cuando a la orden se presenta la Nana McPhee (la Thompson, divirtiéndose como enana) quien, cejijunta, dientona y con horrendas verrugas, llega a meter a los niños en cintura mediante cinco aparentemente sencillas lecciones. Definitivamente, esta mujer no es Mary Poppins y no canta ni da cucharadas de azúcar. Su garrote mágico sirve como herramienta para aleccionar a los niños y su humor ácido y muy británico deleita a los grandes (“veo que sus niños son excesivamente traviesos”). Además, a manera de premio por cada lección aprendida – como si de Señorita Cometa se tratara, ¿recuerdan?- a Nana McPhee se le compone el aspecto, por lo que su belleza latente se manifiesta en tanto domestica a las fieras con dosis de magia, sarcasmo y ternura.
El director Kirk Jones trabaja muy bien con un reparto que tiene por partes iguales un cúmulo de talento cimentado en las tablas (Sir Derek Jacobi, el mismísimo Claudio de Yo, Claudio aparece como un empleado de pompas fúnebres) y a varios chiquillos cuyo debut como actores es éste y consigue que la trama se desarrolle espléndidamente.
La cinta es una comedia que prescinde de los convencionalismos y estereotipos habituales para la película infantil (esto es evidentemente obra de la Thompson, que se rehúsa a tratar a los niños del público y de la cinta como si fueran tarados) y prescinde también del usual derroche de efectos especiales que son de rigor casi, en el género.
De hecho, sólo hay una estupenda labor de maquillaje a cargo de Peter King (Lord of the Rings) y algunos efectos de computadora para hacer bailar a un burro disfrazado de señora, en una de las muchas secuencias realmente hilarantes de esta formidable película que es refrescante en una época de sequía y estrenos decepcionantes.
Los fans de la Thompson, si no tienen niños, ráptense uno y corran, corran a verla. No lamentarán pagar en taquilla su boleto de adulto.
La Nana Mágica/Nanny McPhee
Con Emma Thompson, Colin Frth, Kelly Macdonald, Derek Jacobi, Imelda Staunton y Angela Lansbury.
Dirige: Kirk Jones
Nunca he visto una película de Emma Thompson que sea realmente mala – hasta la más bien floja Imaginando Argentina tiene detalles que la separan del montón-. Esto se debe a que es una intérprete de abundante carisma y aguda inteligencia, cualidades que sirven como rúbrica para su trabajo como actriz y guionista (Oscar en 1995 por Sensatez y sentimientos, de Ang Lee, sobre la novela de Jane Austen).
En este caso, la Thompson se coloca a ambos lados de la cámara, como productora, adaptadora y estrella de una cinta ostensiblemente pensada para el público menudo, pero que reserva momentos de comedia que suscitarán las carcajadas de los adultos, que en cierto modo verán un trozo de su niñez devuelta via celuloide.
Inspirada en la serie de libros Nurse Matilda, de Christianna Brand e ilustrados por Edward Ardizzone, esta es la historia, ambientada en una fantasía victoriana estilo Edward Gorey (o Tim Burton, si se quiere) de Mr. Brown (el espléndido Colin Firth, de Valmont y más recientemente galán de Bridget Jones), dueño de una funeraria, recién viudo y padre de siete pingos a los que adora, pero no sabe cómo criar.
Desde la muerte de la madre, los hermanitos Brown han tenido la bicoca de diecisiete nanas y todas han escapado de la casa al borde de la locura, debido a las espectaculares – y a veces de plano macabras- travesuras de los chamacos, encabezados por Simon (Thomas Sangster) que hacen de todo, desde amarrar a la atormentada cocinera (Imelda Staunton, estrella de Vera Drake) hasta fingir que cometieron canibalismo con su hermanita bebé.
Para acabar de complicar las cosas, la mezquina tía abuela Adelaide (la legendaria Angela Lansbury, en interpretación deliciosa) ha amenazado con “levantarles la canasta” si papá no se casa de nuevo en menos de un mes, por lo que los chicuelos serían despachados a vivir con la parentela. Y Mr. Brown sí quiere casarse, pero está enamorado de Evangeline (Kelly Macdonald, de Gosford Park y Trainspotting), que es doméstica en la casa, por lo que “no se puede” y se ve obligado a cortejar a la escandalosa (pero muy chistosa) Mrs. Quickly, viuda de dudosa reputación (Celia Imrie).
Las cosas cambian cuando a la orden se presenta la Nana McPhee (la Thompson, divirtiéndose como enana) quien, cejijunta, dientona y con horrendas verrugas, llega a meter a los niños en cintura mediante cinco aparentemente sencillas lecciones. Definitivamente, esta mujer no es Mary Poppins y no canta ni da cucharadas de azúcar. Su garrote mágico sirve como herramienta para aleccionar a los niños y su humor ácido y muy británico deleita a los grandes (“veo que sus niños son excesivamente traviesos”). Además, a manera de premio por cada lección aprendida – como si de Señorita Cometa se tratara, ¿recuerdan?- a Nana McPhee se le compone el aspecto, por lo que su belleza latente se manifiesta en tanto domestica a las fieras con dosis de magia, sarcasmo y ternura.
El director Kirk Jones trabaja muy bien con un reparto que tiene por partes iguales un cúmulo de talento cimentado en las tablas (Sir Derek Jacobi, el mismísimo Claudio de Yo, Claudio aparece como un empleado de pompas fúnebres) y a varios chiquillos cuyo debut como actores es éste y consigue que la trama se desarrolle espléndidamente.
La cinta es una comedia que prescinde de los convencionalismos y estereotipos habituales para la película infantil (esto es evidentemente obra de la Thompson, que se rehúsa a tratar a los niños del público y de la cinta como si fueran tarados) y prescinde también del usual derroche de efectos especiales que son de rigor casi, en el género.
De hecho, sólo hay una estupenda labor de maquillaje a cargo de Peter King (Lord of the Rings) y algunos efectos de computadora para hacer bailar a un burro disfrazado de señora, en una de las muchas secuencias realmente hilarantes de esta formidable película que es refrescante en una época de sequía y estrenos decepcionantes.
Los fans de la Thompson, si no tienen niños, ráptense uno y corran, corran a verla. No lamentarán pagar en taquilla su boleto de adulto.
La Nana Mágica/Nanny McPhee
Con Emma Thompson, Colin Frth, Kelly Macdonald, Derek Jacobi, Imelda Staunton y Angela Lansbury.
Dirige: Kirk Jones