¡En las nubes!
Miguel Cane
Como ya es costumbre (y una buena costumbre), el verano trae la más reciente película de Pixar y la anticipación que la precede, no es en vano: el estudio de animación año con año ha presentado un largometraje de muy alta calidad que deja a todos los públicos – los niños muy pequeños, que se maravillan con la animación por computadora y los adultos, que disfrutan de los guiones, que son más sofisticados de lo habitual- con la sensación de haber presenciado algo extraordinario y siempre con ganas de más.
Así, llega Up: Una aventura de altura, que desafía los temas tocados por el estudio anteriormente y explora nuevos terrenos tanto narrativos como visuales: una serie de escenas y momentos memorables, con personajes entrañables.
Uno de los momentos clave de la cinta, es justo al inicio: un breve interludio musical (apenas de cinco minutos), que narra la tierna historia de amor entre Carl Fredricksen, el protagonista, y Ellie, su mujer, desde que se conocen en la niñez cuando sueñan con ser exploradores, hasta que llegan a la vejez. Esta viñeta sin diálogos resulta ser – ecos del cortejo entre Eva y Wall-E- una auténtica lección de cómo hacer cine, en la que cada gesto, cada movimiento y cada color juegan un papel determinado yendo plano por plano, como si fuera una película en sí misma, hermosa, conmovedora e independiente.
Por lo demás, haciendo referencia y homenaje a la obra de Julio Verne, René Magritte, Charles Chaplin y Hayao Miyazaki, Pete Docter (que ya se había anotado un jonrón con Monsters, Inc.) presenta una película de animación que no utiliza los efectos por computadora como razón de existir, sino como un elemento más de su puesta en escena. De este modo, cuenta la historia de un anciano solitario y un entusiasta y despistado boy scout que viajan hasta Sudamérica en una casa colgada de centenares de globos de colores (una imagen icónica que queda para la posteridad, tanto como la explosión de la estrella de la muerte o la sorprendente risa de la Garbo en Ninotchka) es prueba de la prodigiosa imaginación de los creadores, que parecen haber encontrado el delicado balance entre vanguardia y comercialidad, entre sensibilidad única y para todos los públicos.
Up es una aventura, como la promoción lo dice, pero es mucho más que eso: es una historia inteligente, humana y con corazón. Pixar sigue navegando fuerte, dejando a sus competidores desesperados, dependientes de secuelas (agárrense, ya viene Shrek 4…) y de puntadas que no siempre salen bien, donde una cinta con este sello es garantía de originalidad, detalle, astucia y deleite, que devuelve siempre la fe en el cine, y no sólo en la categoría de animación. Nadie se la debería de perder y, para iniciar a los pequeños en el amor al cine, es ideal.
Up: Una aventura de altura/Up
Dirige: Pete Doctor
Estados Unidos 2008