5 jul 2009

La fuente de la vida / The Fountain, film de Darren Aronofsky

Miguel Cane

Warner Bros. Pictures' The Fountain


Es difícil hablar del canon cinematográfico de Darren Aronofsky como algo uniforme: esto es, porque definitivamente, el mismo autor lo ha querido así. Ninguna de las tres cintas que ha realizado en los últimos diez años, se parece a la anterior: donde Pi, el orden del caos es un filme inquietante, en buena parte por su bajo presupuesto, compensado éste por una maestría insólita para crear una atmósfera amenazante y para narrar mediante imágenes, su Réquiem por un sueño es, muy posiblemente, una de las películas más devastadoras y brutales de fines del XX: al adaptar la virtualmente infilmable novela de Hubert Selby Jr., Aronofsky consiguió mostrar mediante imágenes y una edición vertiginosa, la auténtica pesadilla del farmacodependiente.

La Fuente de la vida, por su parte, es algo completamente distinto y ha tenido un largo y sinuoso camino para llegar a la pantalla; es, por lo mismo, un testimonio del valor de su creador y de su compromiso con un proyecto que, por culpa de Brad Pitt (sí, Brad Pitt) estuvo a punto de naufragar.

Ahora bien, ¿por qué se espantó el güero? Porque, pese a ser un filme sumamente ambicioso, ésta no es una cinta con atractivo comercial – aunque sí con hartas posibilidades de convertirse en cinta de culto, como las otras de Aronofsky-, pero que se atreve a retorcer los límites de la flexibilidad del medio, en una búsqueda por narrar su historia del modo en que el director la ha imaginado – inclusive, existe una estupenda novela gráfica, ilustrada por Kent Williams, basada en el primer guión, y que en cierto modo, sirvió para dar vida al filme.

Rachel Weisz in Warner Bros. Pictures' The Fountain


La trama es, ante todo, una historia de amor. Esto queda claro desde el principio, pero no esperen una comedia romántica de Meg Ryan o acaso el romance más realista de Un hombre y una mujer (Lelouch ’66). Aquí, el amor trasciende tiempos y cuerpos. Lo mismo lo atestiguamos en el siglo XVI, que en el presente, que en el futuro distante. Tomás e Isabel, o Tom e Izzi, son una pareja que se enfrentará a la misma muerte para hacer que su amor perdure: la hermosa Rachel Weisz y Hugh Jackman encarnan a la pareja en los distintos periodos de tiempo y les brindan el mismo aire de desesperación, dolor, gozo y temor que componen el espectro de emociones de un amor ante la muerte; Ellen Burstyn hace una breve aparición como la mentora de Tom en la época actual, aportando su presencia como apoyo a la narrativa, que en el más puro estilo de Aronofsky, sacrifica los convencionalismos de exposición y diálogo, por la creación de imágenes subyugantes y maravillosas, que sirven como marco para los distintos pasajes de tiempo.

Hugh Jackman and Rachel Weisz in Warner Bros. Pictures' The Fountain


Apoyándose en su elenco para hilvanar el relato, Aronofsky muestra una cinta única, que es imposible de categorizar (es mucho más que una historia de amor, o que una cinta de ciencia ficción, o incluso, que una extravaganza visual).

Acaso la experiencia es comparable a ver 2001:Odisea del espacio por primera vez; quizá no tenga un sentido exacto a la primera y requiera más que el compromiso del espectador, múltiples vistas para poder absorber las texturas. En Venecia 2006, este filme causó polémica y dividió al público. No me extrañaría que esto ocurriera también en su corrida comercial actual.

La Fuente de la vida no nos pide lógica, sino pasión. Y la pasión como espectador es uno de los regalos que más aprecia y difícilmente se otorga a un cineasta. Pero en este caso, Aronofsky no tendrá qué temer: su obra habla por él y lo hace con un hermoso y muy extraño lenguaje.

Warner Bros. Pictures' The Fountain


La Fuente de la vida/The Fountain
Con Hugh Jackman, Rachel Weisz y Ellen Burstyn
Dirige: Darren Aronofsky
Estados Unidos 2006

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