Miguel Cane
La competida carrera del cinema animado proveniente de Hollywood tiene una fuente aparentemente inagotable de interés en las aventuras y desventuras de animales domesticados que vuelven a su hábitat natural. Afortunadamente, Open Season/Amigos salvajes se aleja de los territorios de Madagascar y Vida salvaje, que eran hermanas gemelas separadas al nacer.
Esta película, el segundo esfuerzo de Sony Pictures Animation –que se decide a incursionar con fuerza en la producción animada por computadora, buscando hacerle ruidito a PIXAR-, está ambientada en un pequeño pueblo en el que está a punto de inaugurarse la temprada de caza.
En medio de ese contexto tan poco alentador, se encuentran Boog (voz de Reily Barba), un oso grizzly amaestrado y habituado a las comodidades que le ofrece Beth, una guardabosques que es como su mamá, y el locuaz Elliot (voz de Jaime Camil), venado con un solo cuerno que se hace su amigo, juntos deberán unir fuerzas con otros animales del bosque –zorrillos, ardillas, patos locos, un rebelde perro salchicha y muchos conejos- para enfrentar a despiadados cazadores que buscan darles chicharrón, o bien, colgarlos de la pared de su casa.
Más allá del evidente (y políticamente correcto) mensaje ecologista respecto de la destrucción del medio ambiente y el respeto a las especies, la película, que también se puede apreciar en pantalla IMAX y con espectacular 3-D, alcanza a contar su historia con buen ritmo y sin volverse demasiado sacarinosa, es decir, trata a los niños como tales y no es condescendiente con ellos, lo cual es ya una gran ventaja.
Los códigos que se establecen entre los personajes, la credibilidad del relato, los aciertos visuales de una animación digital que cuida cada detalle (desde los gestos de un pequeño animal en segundo plano, hasta el vuelo de una hoja o la ondulación del agua de un río) hacen de este filme dirigido por el trío integrado por Jill Culton, Roger Allers (director de El Rey León) y Anthony Stacchi un producto que si bien está lejos de ser revolucionario, o incluso demasiado innovador, entretiene con mucha dignidad y es una sana apuesta por contar de manera clásica una buena historia, que no recurre a parodias de programas de TV que salen bastante chambonas, ni a gags que pretendan tapar baches narrativos a fuerza de un ritmo trepidante ni a la espectacularidad de los efectos.
Estas características, dentro de las convenciones y de los lugares comunes del cine hollywoodense, no resultan poca cosa y se terminan agradeciendo. El doblaje es bueno, y la cinta es entretenida, por lo que, si tienen niños, es un estreno inescapable.
Amigos salvajes/Open season.
Dirigen: Jill Culton, Roger Allers y Anthony Stacchi.
Estados Unidos, 2006.