Miguel Cane
Radiante de carisma y con largas sombras en su carrera, Adam Lang (Pierce Brosnan), un ex Primer Ministro británico expatriado en una isla de los Estados Unidos, contrata a un joven escritor (Ewan McGregor) para que le ayude con la redacción de sus memorias. Un encargo económicamente más que suculento, pero que se complicará de manera vertiginosa cuando empiece a desvelar secretos que deberían permanecer ocultos. Tras cinco años de ausencia, Roman Polanski regresa con El escritor fantasma, adaptación de la novela de Robert Harris que nos devuelve al cineasta en mejor forma desde hace mucho, mucho tiempo (posiblemente, desde El Pianista o La Muerte y la Doncella. La novena puerta no cuenta, porque es horrorosa).
Polanski regresa a los territorios del suspenso y se nota extraordinariamente cómodo a la hora de manejar un thriller político ácido y punzante con pasmosa, epatante eficacia camuflada desde un aire de convencionalidad, del que se despoja para mostrarnos la carne bajo la superficie, como hiciera antes en sus obras maestras El Bebé de Rosemary y Chinatown.
A partir de una suposición tan cínicamente intencionada ─«¿quién se va a leer las memorias de un político?»─ como el mismo tono que mantiene toda la película, Polanski construye una atmósfera inquietante, que se establece en un terreno lleno de intereses cruzados ─el de las poderosas editoriales que manejan los manuscritos de las grandes figuras internacionales─ para meterse directamente en el más espinoso de los charcos políticos y diplomáticos del siglo XXI: la guerra de Iraq.
La manipulación propia del estado oficial anglosajón para con sus ciudadanos fija una narración fenomenalmente amena en la que Polanski, desde la apariencia de un thriller convencional, juega a su antojo con la percepción del espectador, concienciadamente incapaz de discernir qué posición tomar ante las figuras centrales de la trama, más allá del progresivamente entrampado personaje interpretado por McGregor.
La cinta exhibe con rigor y contundencia un suspense creciente que se sirve de los lugares comunes evidentes en la trama, ─conspiraciones, complots, aislamiento de los personajes, entornos opresivos─ para contar una tram, abiertamente crítico pero sutilmente capaz de atrapar al espectador con la libertad de sus interpretaciones; ambientada en una isla extraña que se dice Estados Unidos aunque no lo sea (no se nota). Está muy bien ejecutada por un reparto principalmente brillante, con algunas excepciones (Kim Catrall no consigue sacudirse su imagen sexosa de Samantha Jones y James Belushi no viene al caso, aunque por suerte, su participación es un cameo, casi) en el que destacan además de los principales, la enigmática Olivia Williams, Timothy Hutton, Tom Wilkinson, y el colosal Eli Wallach, acompañada de una estupenda banda sonora del francés Alexandre Desplat (que hizo maravillas para Jonathan Glazer, David Fincher y Ang Lee).
El escritor fantasma es una cinta de muchas lecturas, de una elegancia formidable, se vale del juego de la intriga, de trampas lógicas, de sinsabores vitales ocultos en caracteres férreos. Así, sacude nuestra percepción de la ficción con un velo de alucinación fascinante y sostenido que demuestra que el mejor Polanski , el de la trilogía de los apartamentos (El Bebé..., Repulsión y El Inquilino) y Luna Amarga, sigue en plena forma.
El Escritor Fantasma/The Ghost Writer
Con: Pierce Brosnan, Ewan McGregor, Olivia Williams, Timothy Hutton, Tom Wilkinson, Kim Cattrall y Eli Wallach.
Dirige: Roman Polanski.
Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá 2010