7 may 2011

Caída del Halcón Negro, La / Black Hawk Down, de Ridley Scott

Jacobo Bautista


Orlando Bloom (center) as Blackburn and Josh Hartnett (right) as Eversmann in Columbia's Black Hawk Down


Está basada en hechos reales, nuevamente (como el caso de la serie Band of Brothers) no directamente de los hechos sino de un libro que narra los hechos. El libro se titula igual que la película, Black Hawk Down, al parecer muy bien investigado, platicó con los soldados involucrados e incluso con los somalíes que jugaron el papel de enemigos en aquella ocasión; como no he leído el libro, esto es todo lo que puedo comentar sobre él.

Es del año 2001, año en que tengo la impresión hubo muchas películas de guerra, dirigida por Ridley Scott, que venía de ganarlo todo con la película Gladiador en el año 2000. En 1998 Steven Spielberg había cambiado la forma de las películas de guerra y Scott tenía la misión de contar este ‘incidente’ entre tropas estadounidenses y la milicia de Somalia los días 3 y 4 de octubre de 1993.


Josh Hartnett as Eversmann in Columbia's Black Hawk Down


El asunto pasó un poco de largo para la comunidad mundial (e incluso para la norteamericana), yo recuerdo haber visto algo en CNN sobre unos soldados norteamericanos muertos en algún lado en África, pero no puse mucha atención, sólo fue una pequeña nota en medio de la crisis que estaba viviendo yo –vía CNN– cuando un montón de parlamentarios rusos se atrincheraron en la ‘Casa Blanca’ (el edificio del parlamento ruso) y habían llegado unos tanques a dispararle a aquellos…

La historia es muy simple y así como la relataban en las noticias pues simple. Un grupo de soldados norteamericanos fueron a Somalia a capturar a un líder ‘rebelde’ y pues los ‘rebeldes’ agarraron y mataron a un par de soldados y pasearon sus cuerpos por todo Mogadishu , la capital somalí. Era indignante ver cómo trataron los africanos los cuerpos de estos jóvenes muertos, pero también uno se preguntaba qué demonios tenían que hacer los americanos en aquél país, atacado además, por una terrible hambruna y sequía, que se agregaba a la guerra civil que vivían desde hacía décadas.


American troops arrive in Mogadishu in Columbia's Black Hawk Down


El libro de Mark Bowden (quien primero escribió del incidente por partes en el periódico The Inquirer de Filadelfia), en que se basa el libreto de Ken Nolan, obviamente no se quedó en aquella información superficial, segmentada (como casi todo lo que aparece en los medios) sino que fue al detalle de los hombres de a pie. La historia, desde la perspectiva de los soldados es mucho más rica, valía la pena contarla (aunque al final, Ken Nolan tuvo que hacer un par de modificaciones, incluyendo la inclusión de un personaje ficticio –el interpretado por Ewan McGregor– a petición del ejército, que le dio ciertas libertades a la hora de contar la historia).

Los dos grandes aciertos de Ridley Scott son, primero, el contextualizar lo que sucedía en Somalia a principios de la década de los 90. Segundo, el presentar a los personajes y su rol en la película, de manera entretenido y muy muy efectiva; de las ‘presentaciones’ de personajes que he visto, esta es una de las mejores, sobretodo si consideramos que hay bastantes actores en roles significativos.

El inicio me recordó los incidentes en el Kurdistán Iraquí después de la Primera Guerra del Golfo, cuando pilotos de unos F18 norteamericanos vieron cómo los soldados iraquíes disparaban contra la población que estaba haciendo manifestaciones… los pilotos no podían hacer nada ya que no era su jurisdicción –primero– y luego, no les estaban disparando a ellos, por lo que no pudieron dispararles a los iraquíes.


Ewan McGregor as Grimes in Columbia's Black Hawk Down


Lo mismo ocurre en la secuencia de apertura de Blackhawk Down, llamada en México La Caída del Halcón Negro, vemos primero la hambruna, la gente tirada en el suelo, las madres muriendo de hambre cargando los esqueletos, los finos esqueletos de sus niños muertos, en medio de cuerpos envueltos en sábanas, muertos de hambre. Seguido de esto vemos a la tripulación de un helicóptero Blackhawk (prestados a Ridley Scott a último minuto por el ejército americano, a quienes les encantó que alguien rindiera un homenaje a sus compañeros caídos), sobrevuelan una zona donde se va a distribuir comida que llegaba a Somalia gracias a la ONU, ven los americanos desde el aire cómo llegan las milicias controladas por un tal Aidid a disparar sobre la población –matando e hiriendo a varios– para apoderarse de la comida, su mayor arma.


Sam Shepard as Major General William F. Garrison in Columbia's Black Hawk Down


Los americanos regresan a su base frustrados por no poder intervenir, es entonces que los empezamos a conocer. En distintas, pequeñas circunstancias, nos van presentando a los personajes, se hace un lazo para identificar al espectador cuando alguno de los soldados hablan de su familia, es decir, aquellos de las noticias que representan al ‘sueño americano’ o, como diría el dictador Castro ‘los representantes del imperialismo yanqui’, son seres humanos, como nosotros, como cualquiera.

El asunto era capturar a los cabecillas de la milicia que se quedaba con la comida que mandaba la ONU, los que organizaban matanzas y que, mataban además, a los mismos de la ONU. La misión la explican también muy bien, se entiende más menos bien qué tenían que hacer cada uno de los equipos de soldados, los Rangers y los Delta, ambos cuerpos élite del ejército americano, aunque ellos siguen diciendo que esto del Delta Force no existe.


Gregory Sporleder as Gallentine and Josh Hartnett as Eversmann in Columbia's Black Hawk Down


Aunque la acción comienza apenas los Delta bajan de sus pequeños helicópteros, los soldados norteamericanos aparecen como conquistadores, libertadores, invencibles, un escuadrón de John Waynes, claro, con un poco más cuidado y no necesariamente contentos ni disfrutando la guerra (Scott hace evidente el enfrentamiento y celos entre los soldados Ranger y los Delta).

Pero los Delta, con cobertura de los Rangers y de los helicópteros, entraron con gran impunidad al hotel a capturar a los jefes de la milicia y los sentaron en el patio en espera de los Humbees que los llevarían a la base americana, en el aeropuerto.

Y de repente, uno de los BlackHawk, designado Super 61, fue alcanzado por un RPG (que no es mas que un pequeño cohete que lleva una granada en la punta) y dando vueltas sobre su eje, pegó contra el techo de una casa, se ladeó y cayó en una especie de plaza. Y entonces, es, cuando para los espectadores, desaparece totalmente la impunidad norteamericana. En sus crónicas para el Inquirer, Bowden lo pone muy muy claro “fue algo más que el choque de un helicóptero, fue un disparo contra la sensación de invulnerabilidad en todos los hombres en tierra”.

Ridley Scott no tuvo empacho en mostrar gráficamente lo que le hacen las balas a los cuerpos humanos, cortan dedos de tajo, hacen grandes heridas y cuando las armas son un poco más grandes, como granadas autopropulsadas (los famosos RPG), pueden partir a un hombre en dos y en Somalia –y en casi todas las guerras– así sucede y Scott así lo muestra en pantalla. La guerra no es bonita.

Fueron 18 soldados norteamericanos los que murieron aquellos dos días en Somalia (al final, en los títulos finales se lista 19 nombres, porque se incluye a uno que murió días después, en un ataque con morteros al aeropuerto que usaban los americanos como base), pero los somalíes muertos fueron centenas. Cada que le pegan a un americano, claro, es una tragedia, la cámara se detiene en él y sus compañeros gritan por un médico y se acongojan, pero ellos le pegan a cualquier cantidad de somalíes y ni quien se apene… en esto la película es muy fina… en el buen sentido y muestra la diferencia que hace el entrenamiento americano contra las milicias y por qué el US ARMY es el ejército más poderoso del mundo (y no nada más por el armamento).


Thomas Guiry as Yurek in Columbia's Black Hawk Down


Verán, cuando un somalí dispara su AK-47 (sí, las famosas cuernos de chivo de nuestros narcos) lo hace sin apuntar, sólo dirigiendo el arma hacia el área donde está el enemigo, muchas veces incluso cierra los ojos cuando dispara (sí, como nuestros narcos), en cambio, cuando un ranger –y más aún un Delta– dispara su CAR15 (o su MP5 en el caso de los Delta) disparan apuntando, al hombre, a la cabeza o el pecho y los resultados son fatales, mientras las balas somalíes rocían un área considerable (aunque no por eso no den a veces en el blanco), las balas americanas buscan al hombre, es un fuego cien veces más efectivo.

Los efectos están muy bien logrados, los sonidos son estremecedores, las grandes metralletas de los helicópteros, por ejemplo, hacen un ruido muuuy extraño que Scott decidió dejar tal cual, porque da miedo la potencia que implica el sonido de un montón de balas saliendo de unos cañones a una velocidad increíble…


A fleet of Black Hawks launches for their mission in Columbia's Black Hawk Down



Black Hawk and Little Bird helicopters make their way to Mogadishu in Columbia's Black Hawk Down

Las actuaciones están a la altura y el reparto es bueno, considerando que la película no tiene un protagonista en sí, Scott se hizo de un puñado de buenos actores de soporte que cumplen con su misión de apuntalar muy muy bien la historia. Josh Hartnett, antes del fiasco de Pearl Harbour, cumple decentemente con en papel de un sargento que comanda por primera vez a un pelotón en combate; Ewan McGregor escondió no sabemos donde su acento escocés y cumple dignísimamente el papel de un inexperimentado especialista; Tom Sizemore muestra que actúa muy bien como militar (ya lo había hecho en Saving Private Ryan y su pequeña parte no pudo salvar Pearl Harbour); William Fichtner (quien curiosamente también tiene un pequeñísimo papel en Pear Harbour) es quizá el mejor de todos, dignísimo, vuelve a probarse como uno de los mejores actores de reparto de la actualidad… y aquí tiene un papel Eric Bana como un soldado Delta al que apodan ‘Hoot’, al que le dan sin duda los mejores diálogos de la película.


Ty Burrell (left) as Wilkinson and Jeremy Piven (on stretcher) as Wolcott in Columbia's Black Hawk Down


A Josh Hartnett le toca decir, en cambio, el diálogo más desafotunado de la cinta, cuando se pone a filosofar acerca de la vida de los somalíes y más tarde, con Hoot, habla de política. “Fui entrenado para hacer la diferencia” dice el pobre… en cambio, Hoot, está consciente de que “una vez que la primera bala pasa silbando cerca de tu cabeza, toda la política se va por la ventana”. El asunto, al final, para los soldados, no es la política ¿a ellos qué lo que se decida en Washington? No es la hambruna ni la justicia en el mundo sino el hombre a su lado, el sobrevivir al final del día, el personaje de Josh nunca ha disparado en combate, nunca ha matado a nadie, por lo que Hoot le recomienda “tú sólo encárgate de regresar con tus hombres con vida” y de eso se trata la película.


American troops descend upon Mogadishu in Columbia's Black Hawk Down


Ridley Scott evitó las escenas –que dieron la vuelta al mundo– de los pilotos de los Blackhawk siendo arrastrados, desnudos, ya muertos, por las calles de Mogadishu, que fue lo que en 93 acaparó la atención. En cambio, Scott se centra en las historias de los soldados de a pie.


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