Hace algunos años, este alto y atlético texano nacido en 1969, era considerado la versión masculina de Sandra Bullock (con quien incluso se le llegó a relacionar sentimentalmente), y ha protagonizado filmes de gran éxito al lado de figuras como Jodie Foster y Al Pacino. Después empezaron a llegarle películas lucrativas pero mediocres, principalmente cintas de aventuras y comedias románticas, que hundieron su carrera. Ahora, tras un retiro de tres años que pasó dedicado a sus pasiones —su familia y el surf—, McConaughey regresa en un filme fuerte, dirigido por Brad Furman y basado en un thriller de Michael Connelly titulado El defensor, donde interpreta a Mickey Haller, un desparpajado abogado defensor de Los Ángeles cuyo actual cliente (Ryan Phillipe) está acusado de ser un asesino en serie y podría poner en peligro a su ex esposa (Marisa Tomei), la fiscal del caso, lo que lo lleva a una carrera contra el tiempo para descubrir la verdad. La película, a diferencia de sus últimos trabajos, ha recibido buenas críticas, y pareciera que McConaughey está de regreso después de que su carrera estuviera a punto de perderse.
MC: Te tomaste un largo descanso del cine.
MM: Sí. Necesitaba tomar un respiro, quería sentar cabeza y estar con mis hijos, que son aún muy pequeños. Descansar. Llevaba mucho tiempo trabajando sin parar y eso también desgasta, no sólo tu imagen, sino también tu cuerpo y tu mente. Pero también estuve estudiando propuestas para encontrar algo que realmente me interesara hacer.
MC: ¿Qué te llamó la atención de El defensor?
MM: Leí el guión, leí el libro y, al cabo de un mes, ya tenía bastante en claro quién era mi hombre. Me gustó que el personaje fuera excéntrico y leal, que fuera completamente distinto a lo que había hecho. Y mira, si mi nombre sirvió para que la película se hiciera, pues qué mejor. Todo mundo gana.
MC: ¿Te refieres a las comedias románticas?
MM: Es que las comedias son un juego distinto. En un drama como éste puedes golpear tan fuerte como quieras; puedes dar todo lo que tienes sin que eso signifique necesariamente que saldrás victorioso. Es como lo ocurrido con Joe Frazier y Muhammad Ali en 1971: el primero tuvo el mejor entrenamiento y estaba en el mejor estado físico de su vida, y eso no le garantizó el triunfo. Decidí probar algo más arriesgado. Ya estaba harto de las comedias románticas y no quería hacer más.
MC: El personaje de Mickey Haller es un buen punto de partida.
MM: ¡Exacto! Es un gran personaje. Me gusta porque siempre va dos pasos adelante, y aunque no tenga siempre las respuestas, pone sus cartas sobre la mesa y se arriesga. Hay momentos en los que no sabe cuál va a ser su siguiente movimiento, pero no se detiene; es un jugador de naipes, un apostador y puede ser imprudente, pero siempre tiene una idea de lo correcto y eso es lo que busca hacer. Michael Connelly escribe unos personajes formidables.
MC: Además tú estudiaste leyes...
MM: Es cierto, me inscribí en la Escuela de Derecho en la Universidad de Austin, aunque no terminé. Tenía 21 años, y todo el entusiasmo se me acabó cuando me di cuenta de que no iba a ser capaz de salir de las aulas en siete años. Quería aprovechar mi juventud y probar otras cosas. Verás, en esa época mi acercamiento a la abogacía era completamente idealista, quería defender a gente inocente y pensaba que se podía llegar hasta las últimas consecuencias para proteger a mis clientes; que en cierto modo, es lo que Mickey hace. Aunque es una postura que todavía mantengo, no sé realmente cuántos de los abogados actuales se guían por esas normas, ya que defienden conscientemente a personas que saben que son culpables.
MC: ¿Dirías que es una posición difícil?
MM: Bueno, algunos no actúan necesariamente con la moral en la mano cuando se les ofrece un jugoso contrato (risas). No, ya en serio, mi abogado y yo somos buenos amigos, y considero que el trabajo que hacen todos los de su gremio es necesario porque el sistema funciona de ese modo, aunque siempre le tomo el pelo, porque me parece que en su profesión se deja de lado constantemente el sentido común, y eso es algo que él admite y nos reímos; tristemente, muchos abogados complican asuntos que en realidad son muy simples para ganar unos dólares más. Mickey podría parecer uno de esos, pero también tiene una brújula moral. Eso lo hizo entrañable para mí.
MC: ¿Hay algo que puedas señalar como especial dentro del rodaje?
MM: Sí. Me gusta que aprovechamos locaciones reales para mostrar un aspecto de Los Ángeles que no se exhibe necesariamente en el cine más comercial. Es decir, lo que vemos no es Beverly Hills; estuvimos en lugares que no había visitado nunca antes, aunque llevo 15 años de vivir aquí. Creo que esas zonas tienen un gran futuro. Por ejemplo, filmamos algunas escenas en una zona llamada Boyle Heights, que es de lo más interesante y diversa, con un gran ambiente; si se desarrollara adecuadamente sería un gran centro de atención. En esos lugares ocurren cosas que no son necesariamente positivas, pero en muchos de ellos se siente un gran sentido de comunidad y eso me emocionó.
MC: No te gusta hablar de tus actividades filantrópicas.
MM: No. ¿Para qué? No lo escondo, ahí está. Pero no hago propaganda con ello. Creo que es arrogante. Si puedes ayudar a los que necesitan algo, lo haces. No tiene por qué salir en la primera plana de una revista. Para eso está mi trabajo, lo otro es parte una mi vida privada que prefiero guardarme para mí.
MC: Ese perfil tuyo ha cambiado también en los últimos años.
MM: ¡Claro! (se ríe) ¡No podía llegar a los 40 y seguir de farra! Estoy en un gran momento, con una gran mujer y tenemos dos hijos hermosos. Tengo cerca el mar y estoy muy bien. ¡Ya era hora!
MC: ¿Y después de El defensor?
MM: Estoy contento, tengo planes. Me reuní con Richard Linklater, que es el director que me dio mi primer papel importante y estoy encantado con el proyecto. Está basado en un caso real; se llama Bernie, y es sobre la relación entre un enterrador y una viuda rica. Trabajo con Jack Black y Shirley MacLaine, y empezamos a rodar en septiembre pasado. No sé cuando se estrene, pero te puedo decir que es divertidísima y que es muy diferente. Ahora eso es lo que voy a buscar: proyectos que me sacudan, que realmente me hagan feliz.