Miguel Cane
Han tenido que pasar diez años desde el fallido remake de Tim Burton al film original de 1968, pero una de las sagas más celebres de la ciencia ficción cinematográfica, está de vuelta, con las expectativas del cinéfilo medio más bajas que nunca, en manos del casi desconocido realizador británico Rupert Wyatt, quien, tal vez porque no tiene nada qué perder, hace un buen trabajo. El Planeta De Los Simios: (R)evolución (espantoso y estúpido título elegido por la 20th Century Fox Latinoamérica... ¿no habría sido mejor usar la versión española El Origen del Planeta de los Simios?) viene a ser básicamente una puesta al día del argumento de la cuarta entrega de la saga original, estrenada en 1972 bajo el nombre de La Rebelión De Los Simios. Es decir, asistiremos a la conversión de César, el primer mono con inteligencia humana, en el líder de una revolución en la que los primates acabarán con el reinado del hombre como especie hegemónica en el planeta Tierra.
Afortunadamente, Wyatt cuenta con un sólido guión para narrar acertadamente esta historia inspirada en parte por la novela de Pierre Boulle, que respeta el tono alegórico de la película dirigida por Franklin J. Schaffner, aunque a veces se echan en falta las fuertes dosis de nihilismo y sátira social que dominaban aquel film. Al mismo tiempo, la película recupera la atmósfera de sus numerosas secuelas setenteras. Por no hablar de las constantes referencias argumentales a otras conocidas películas de ciencia-ficción. En el eje central de la trama, tenemos a un singular familia formada por un correcto James Franco, un entrañable John Lithgow, y la estrella del film, el simio César, una criatura CGI modelada a partir de las expresiones y el lenguaje corporal de todo un experto en estas lides, el actor británico Andy Serkis (Gollum en El Señor de los Anillos y ahora en El Hobbit). En las relaciones entre estos tres personajes se encuentra el corazón emocional del relato, así como el origen de las motivaciones que hacen avanzar la acción. Todo este entramado de peripecias han sido creadas con mucha cariño y cuidado por parte de los autores, y que representan el motivo principal de la efectividad del film en su conjunto.
Por supuesto que también tenemos además unas criaturas digitales muy creibles como personajes, realizadas con el habitual buen hacer de WETA, la célebre empresa neozelandesa de FX. Las escenas de acción están resueltas con garra, aunque quizá se queden algo cortas para los derroches que estamos acostumbrados a ver en películas más recientes. Pero no olvidemos que este film costó 90 millones de dólares, algo menos de la mitad de lo que vienen costando muchos de los grandes ‘blockbusters’ de este verano que han sido espectaculares fracasos (como la infumable Linterna Verde). Aún así, el desenlace del film deja tan buen sabor de boca, que uno no puede sino esperar con interés las hipotéticas secuelas que profundicen en los conflictos planteados por la película.
En definitiva, la cinta, que tiene ritmo y logra erizar la piel del espectador, supone el regreso, no solo de la saga, sino también de la ciencia-ficción con algo de materia gris detrás, que ya creíamos perdida en las actuales superproducciones hollywoodenses que parecen diseñadas para el mínimo común denominador. Esperemos que la pereza y el mal recuerdo del bodrio aquél de Burton, no echen para atrás a los aficionados, y que la película obtenga un merecido éxito con el que se pueda dar luz verde a lo que podrían bien ser algunas prometedoras nuevas entregas de una saga que sigue gustando, pese a los años transcurridos desde su debut.
Rise of the Planet of the Apes/El Planeta De Los Simios: (R)evolución
Con James Franco, Brian Cox, Andy Serkis, Freida Pinto y John Lithgow
Dirige: Rupert Wyatt
Estados Unidos, 2011