2 may 2013

Cosmopolis, de David Cronenberg

El reino del caos

Miguel Cane.



El cine de David Cronenberg no siempre es fácil de digerir, pero en la mayoría de ocasiones desafía las expectativas del espectador y lo confronta con elementos que de otro modo no se atrevería nunca a mirar en sí mismo, o encontrar en la obra de otros cineastas. Es polémico y lo usa como arma al crear sus filmes. El caso de Cosmopolis es ese.

La película, basada en la virtualmente infilmable novela de Don DeLillo, ostensiblemente muestra un día en la vida de Eric Packer (Robert Pattinson, adecuadamente anodino para el personaje), un joven multimillonario que cruza una pesadillezca Manhattan a bordo de una kilométrica limusina – en la cual se desarrolla virtualmente toda la acción – con el objetivo de cortarse el pelo.



Partiendo de esa anécdota totalmente banal, surge una continua guerra psicológica que podrá atrapar la atención de los espectadores o bien podrá repelerlos (lo mismo que sucede en Crash: Extraños placeres). Cronenberg juega con parsimonia y cuidado; los detalles están ahí para volverse poco a poco asfixiantes, sustentado en una serie de monólogos y encuentros con personajes cada vez más estrafalarios, mientras una sensación ominosa de caos va permeándolo todo.



Como lóbrega crítica sobre la debacle del capitalismo en el siglo XXI, con la crisis mundial como marco de referencia y obvios toques apocalípticos el film resulta interesante, abierto a más lecturas de la inicial, aunque ciertamente, el espectador casual y las hordas de fanáticas de Pattinson, se sentirán agobiados y confusos y detestarán la película y su brutal anticlímax, que es totalmente propositivo.



Cosmopolis está justificado desde su origen literario (la novela es aún más difícil de seguir e igualmente puede resultar indigesta) y no se puede decir que hay algo que sobre, o esté de más, cada personaje tiene una función. Destacan los simbolismos encarnados por Sarah Gamon como Elise, la virginal y aristocrática esposa de Packer, cuyo vínculo es totalmente ambiguo; Juliette Binoche como una fogosa y amoral galerista de arte, y en especial, en sus breves apariciones Samantha Morton (extraordinaria como la voz de la conciencia del capitalismo agónico) y Paul Giamatti.



La cinta es visualmente impactante, como todo lo de su autor, pero definitivamente, no es para todos los gustos y su paso por las salas será fugaz ante la incomprensión popular, cosa que Cronenberg sabía de antemano.

Cosmopolis
Con Robert Pattinson, Juliette Binoche, Paul Giamatti y Samantha Morton
Dirige David Cronenberg
Canadá/Reino Unido/Japón
2012



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