Miguel Cane.
Forma parte de lo que se conoce como la “nueva invasión inglesa” de actores, junto con Tom Hiddleston, Benedict Cumberbatch, Andrew Garfield, Tom Hardy y James McAvoy; sin embargo, Eddie Redmayne (Londres, 1982), tiene una formación distinta y no alcanzó el estrellato muy rápido. Se inició en el teatro, donde obtuvo el mismo año un premio Olivier y un Tony por su trabajo en la obra sobre Mark Rothko Rojo, de John Logan.
En cine debutó en 2007 al lado de Julianne Moore en la polémica cinta Savage Grace, de Tom Kalin, en la que encarnaba un personaje real de la alta sociedad estadunidense que en 1972 cometió matricidio para acabar con una relación incestuosa instigada por su madre. El filme causó conmoción en Cannes y Redmayne comenzó a llamar la atención. Tom Hooper lo invitó entonces a formar parte del multitudinario elenco de su adaptación fílmica del musical Los miserables, en la que fue Marius.
Ahora puede ser nominado al Oscar por su encarnación del genio matemático Stephen Hawking en La teoría de todo, filme inspirado en la relación entre Hawking y su primera mujer, Jane Wilde (encarnada por la radiante Felicity Jones), a quien conoció a principios de la década de los sesenta, antes de que la enfermedad degenerativa que padece lo confinara a una silla de ruedas.
¿Cómo te sentiste al saber que habías obtenido el papel de Stephen Hawking?
Al principio tuve unos segundos de euforia y después me dominó un miedo abrumador. Y debo confesar que ese miedo permaneció a lo largo del proceso.
¿Por qué?
Porque hacer una película como ésta implica una responsabilidad muy grande. Yo nunca antes había tenido un papel principal, que me hiciera estar en casi todas las escenas, ni que me exigiera tanto físicamente. Y más aún cuando la persona que interpretas es tan importante, tan grande en todos los aspectos. Y tiene esta particularidad (su enfermedad), así que imagínate. Felicity y yo conocimos a Stephen Hawking y lo que me dijo fue: “Voy a decirte lo que pienso cuando vea la película, sea bueno o no”. Evidentemente es algo que no se puede ignorar así de fácil. Pero curiosamente también te sirve para hacer un buen trabajo.
Para un actor es el papel más complejo del año a nivel técnico…
Capturar paso a paso la desintegración por esclerosis lateral amiotrófica (ALS) que llevó a Hawking de ser un joven saludable a un adulto paralítico, es en efecto muy difícil, más si tomas en cuenta su mente de científico, la expansión sin trabas de su imaginación. Le dieron una sentencia de muerte cuando solo tenía 21 años, ¿te das cuenta? Se esperaba que no viviera mucho más. Y ahora tiene 72 años, tres hijos, se ha casado dos veces, ha realizado importantes descubrimientos en cosmología y escribió el clásico Breve historia del tiempo, así que de él aprendes que uno disfruta cada momento al máximo, y eso exactamente es lo que quise dejarle al público. Eso es lo que me dejó a mí esta experiencia.
James Marsh te eligió por tu afinidad física y tu trabajo teatral. ¿Cómo fue la relación en el set de rodaje?
James tenía muchas ideas y sabía contagiar su pasión por esto. Me explicó desde el principio que de algún modo esto conllevaría un gran peso en cuanto a la preparación y cualidad física que requería de mí como actor. Él vio en mí que tengo mucha ambición, no de fama o dinero, sino de hacer un gran trabajo. Para mí fue un verdadero salto a la oscuridad. Pasamos cuatro meses investigando, trabajando en el aspecto físico y estudiando las leyes físicas de Hawking. Me entrenó un coreógrafo, visité a académicos y a muchos enfermos de ALS y me puse a estudiar viejas fotos de Hawking para rastrear los efectos de la enfermedad. Me consumió interpretar a Hawking, debo decirlo.
¿Cómo describirías el proceso de filmar esta historia?
La película comienza con el noviazgo con Jane, que coincidió con el descubrimiento de su enfermedad motriz. Comenzó por una cojera y caminar con bastón, luego con dos piernas atrofiadas hasta terminar en silla de ruedas. Gradualmente va perdiendo la voz, su lenguaje corporal, sus expresiones faciales. Fue como armar un rompecabezas; sé que hubo momentos en los que se sintió derrotado, pero no se dejó caer.
¿Qué encontraste tú en Hawking al conocerlo?
Lo que emana de él cuando lo conoces es una genialidad y gran sentido del humor. Aun cuando solo puede mover unos pocos músculos, tiene uno de los rostros más carismáticos y expresivos que he visto en toda mi vida, lo que es una extraña ironía. Hubo muchas cosas de las que me enteré reuniéndome con él, pero una de las principales que me llevé es que él no vive una enfermedad; él sigue adelante con su vida y lo ha hecho desde que tenía 21 años. Tiene un optimismo infalible. Eso me impactó mucho y traté de imprimirlo en el personaje. Por otro lado, fue sumamente generoso: le ofreció personalmente a James el permiso para usar su voz generada por computadora única para que se oyera en el filme.
¿Y cuál fue su reacción, al final?
Dijo que lo que vio en la pantalla le pareció ampliamente verídico. Supongo que es lo que realmente esperábamos lograr. Me sentí aliviado. Y agradecido.
Has sido amigo de Felicity Jones por mucho tiempo, ¿tu amistad ayudó a dar matices a la historia de amor?
Yo creo que sí. Conocí a Felicity hace 10 años y ella es una actriz brillante. Siempre quise trabajar con ella, y fue genial, porque la relación de Jane y Stephen es bastante intensa y complicada y el que fuéramos amigos nos hizo ver que podíamos empezar a trabajar juntos, desafiarnos entre nosotros, apoyarnos el uno al otro.
¿Después de esta cinta, qué planes tienes? ¿Quedaste muy exhausto?
No he trabajado desde que filmé esta película, porque como dices, sí quedé agotado. La gravedad del papel, para el que perdí unos nueve kilos, me ha ido abandonando poco a poco. Además quería un tiempo para mí (se casó en diciembre con Hannah Bagshawe), porque antes había hecho tres películas seguidas, incluyendo Jupiter Ascending, y necesitaba descansar. Tom Hooper quiere que colaboremos en su próximo filme y yo también quiero, pero también voy a tomármelo con calma.
¿Ves un Oscar en tu futuro?
Me han dicho: “¡Guau, por esto podrías ganar un Oscar!”, pero la verdad es que no sé. Es decir, te nominan, pero hay muchos y muy buenos actores. Yo no quiero fama, ni dinero ni premios. Si llegan está bien. Yo lo que quiero es actuar en cosas que me reten y que me exijan y que me dejen satisfecho. Esa es mi recompensa y me basta.