30 jun 2010

Robert Pattinson: vampiro de sangre ligera

Crepúsculo lo hizo una estrella y Eclipse sin duda lo refrenda. El joven astro británico, sin embargo, prefiere no ser un cliché y se toma en serio en un mundo casi totalmente ficticio, como el del cine.

Miguel Cane




La muy anticipada Eclipse, basada en el bestseller de Stephenie Meyer y tercera parte de la exitosa saga Crepúsculo, que ha recaudado más de 500 millones de dólares alrededor del mundo, está protagonizada por Robert Pattinson como Edward Cullen, un vampiro de 108 años de edad (pero que aparenta menos de 20), miembro de la legendaria familia Cullen, un grupo de chupasangres inmortales, algunos de los cuales se han comprometido a evitar matar humanos y sobrevivir en cambio a base de sangre de animales, su versión de un estilo de vida ‘vegetariano’, mientras tratan de mantener una vida 'normal en el aislado pueblecito de Forks, en Washington.




Nacido en Londres hace 24 años, Pattinson se ha convertido en un auténtico fenómeno de popularidad a nivel mundial, un fenómeno similar al que pasó Leonardo DiCaprio en 1997, tras el estreno de Titanic, motivo por el cual tuvo que alejarse de los sets, para esperar a que el furor adolescente suscitado por su presencia en pantalla disminuyera. Pattinson aún no ha contemplado una necesidad así, aunque tampoco se muestra reacio del todo a la idea.




¿Te ha hecho participar en esta serie de películas comtemplar lo sobrenatural?
No, la verdad es que no. Creo sin duda en ciertos elementos sobrenaturales, pero esto no me ha hecho pensar concretamente en eso porque estaba intentando no convertir la saga en algo totalmente sobrenatural. Intentamos convertirla en algo real, con lo que yo, Robert, me pudiera identificar, así que no me fijé mucho en el aspecto sobrenatural de la trama y ahora, es algo ya muy asumido..

Viendo el desarrollo en las tres películas, la química que tienen Kristen Stewart y tú, ¿es el tipo de cosa que se puede cultivar, o se trata más bien de uno de esos casos en los que se da natural?
Creo que en cierto modo se puede cultivar, pero sólo hasta cierto punto. Tienes que dedicarte mucho a ello, pero sin duda tenía algo con Kristen desde el principio que parecía bueno. Por otro lado, si te metes de lleno en el personaje y no lo abandonas, al final algo se te acaba pegando. O sea, no hablaba mucho durante el rodaje. Me pareció que la mejor manera de hacerlo sería no hablar con el resto del reparto. Así que no hablaba con ningún otro miembro del reparto de nada que no fuera la película. Creo que siempre te hace más atractivo si no dices nada, así que intentaba hacer eso. Soy muy callado de cualquier modo.




Igual que Edward Cullen, pareces poco convencional. ¿Te sientes identificado con él en ese aspecto?
Sí, creo que intenté hacer así el personaje porque, entiendo que se supone que es muy conservador en muchos aspectos en el libro, pero no veía cómo interpretarlo así de modo que resultara atractivo a gente que no conozca el libro. Edward es muy formal y tradicional. En el libro funciona porque puedes ver todo lo que piensa Bella Swan pero, si tienes que hacerlo partiendo únicamente de lo que se ve y tienes que aportar algo, si simplemente te mantienes muy serio todo el tiempo la verdad es que no funcionaría. Así que traté de hacerlo algo más impredecible.

¿Qué crees que tiene los libros para originar semejante fenómeno?
Creo que hay unas cuantas cosas distintas. Creo que una de ellas, el atractivo inicial, la primera vez que los leí no eran tan exageradamente populares, leí Crepúsculo y me pareció extraño, era como la fantasía sexual de Stephenie Meyer. Parecía que la autora se creyera Bella, había muchas cosas del personaje de Edward que eran muy específicas. Así que, en muchos aspectos, te sientes muy voyeur y ése fue uno de los aspectos extraños que me echaba para atrás, la verdad, pero entonces empecé a trabajar en la película y ese aspecto fue lo que me gustó. No sé si me explico. Creo que eso es lo que atrae a muchos, esa sensación de espiar una historia extraña... hacerla más real.

Como es natural a esa edad, muchos adolescentes sienten que no encajan, ¿crees que el hecho de que Edward y Bella sean en cierto modo marginados es el principal atractivo para los espectadores?
Sí, claro, sin duda alguna. Ése me pareció el tema central de la historia y no los vampiros. O sea, esta no es una simple historia de amor. Es una historia de marginados y lo que la hace interesante, sobre todo en el caso de Bella, es que no es evidente que sea una marginada. Cae bien a todo el mundo, pero en su interior piensa: “Me falta algo. No consigo conectar con este mundo”. Es casi como si, de no conocer a Edward, habría acabado exactamente en la misma posición. Pensaría: “No debería estar aquí, debería estar en otra parte”, y creo que ése viene a ser el paralelismo entre ambos.




Aunque este es el personaje que te ha hecho famoso, llevas muchos años actuando ¿Es algo que sientes necesidad de hacer, o lo haces porque quieres?
Pues la verdad, es que no me gusta el proceso de actuar. Me gusta intentar crear algo, me gusta intentar sacar más de algo. Intento crear un personaje con intención de que resulte memorable, que es la razón por la que se filma. En todos mis trabajos he mezclado algo de mi propia vida y a la vez he tratado de incorporarlo a una película. En cada período de mi vida, cuando he hecho una película, he sido una persona distinta. He tenido amigos distintos y he tenido un estilo de vida completamente distinto. Nunca he sido totalmente antisocial, aunque fui muy, muy antisocial en Portland, donde rodamos, y eso desgasta mucho. Si no hablas con ninguna otra persona en tres semanas, empiezas a temerlo todo en general. Incluso si solo intentas pedir algo en un restaurante, tiendes a ir a sitios donde puedes simplemente hablar entre dientes. Resulta extraño que no salgas y hagas vida social. No iba a bares ni nada y salía a correr en plena noche (ríe). Actuar es algo serio y he hecho mi elección. No puedes hacerte el tonto. Todavía me da vergüenza decir que soy actor, así que con gente qye no me reconoce, digo que me dedico a todo tipo de cosas.

¿Te da vergüenza porque consideras que no te mereces llamarte actor o porque crees que es muy presuntuoso decirlo?
(Ríe) Creo que es muy esnob andar presumiendo de eso, la verdad.

Pero, ¿no andan por ahí hordas de chavitas diciéndote lo fabuloso que eres? ¿No son tus bromas más graciosas ahora que antes de que protagonizaras la saga Crepúsculo?
(Ríe) Bueno, pues sí, pero cuanta más gente te dice lo estupendo que eres, más tienes que demostrarlo luego. Y, además, más riesgo corres de caerte luego. O sea, todo el mundo dice lo genial que eres y ni siquiera has hecho nada (ríe), todas tus aspiraciones se ven distorsionadas y no sabes ni qué hacer contigo mismo. La fama puede volverte loco. Apesta. Se te suben los humos.

Y si eso pasa ¿Cómo es que lo evitas?
Ignoras a todo el mundo y te vuelves muy crítico contigo mismo (ríe), no dejas de repetirte que todo lo que haces es una soberana tontería. (Ríe) Por eso me alegro de ser inglés. Mis padres me educaron para que no me tomara nada de estas faramallas de la fama en serio. Cuando se acabe esto, yo tengo que seguir viviendo y no tengo inconveniente en que sea de manera anónima, otra vez.





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