Georgia Byrd (Queen Latifah) trabaja en una elegante tienda departamental de Nueva Orleáns [pre-Katrina, of course] como vendedora experta en utensilios de cocina, mientras sueña con viajar a Europa y conocer a los grandes Chefs, para compartir sus conocimientos culinarios.
No obstante, es más bien estricta consigo misma (ni siquiera se permite probar los exquisitos platillos que prepara, ya que está obsesionada con su peso, lo que hace que su vida pierda, literalmente, el gusto) y sus sueños no pasan de ser solamente eso; hasta que le diagnostican que tiene un tumor cerebral inoperable, por lo que le quedan pocas semanas de vida. Y claro, al espectador esto le plantea la eterna pregunta, esa que nos formulan amigos durante la sobremesa de una cena y que nunca sabemos cómo contestar o si somos honestos al hacerlo: ¿qué harías si descubres que estás desahuciado y pronto morirás?
En el caso de Georgia, su reacción es de enojo al principio. Tras renunciar a su empleo y dejando atrás a Sean, el hombre que le gusta pero a quien no se atreve a declararse (el ex rapero LL Cool J, aquí como hombre gentil y sensible, que sorprendentemente le sale muy bien), Georgia se lanza a la aventura: su destino es Karlovy Vary, en la república Checa, donde decide pasársela a todo lujo en el Gran Hotel Pupp, donde conoce a su ídolo, el célebre Chef Didier (Gerard Depardieu, en su elemento como comediante) y planea despedirse del mundo viviendo como nunca antes se había permitido, al mismo tiempo involucrándose con personajes a los que tocará conforme va despojándose de todas sus inhibiciones, entre ellos un senador medio deshonesto (Giancarlo Esposito) y la joven e insegura amasia (la bella pelirroja Alicia Witt) del gandalla milloneta dueño de la tienda en que Georgia trabajaba (Timothy Hutton, muy lejos de su enternecedor personaje en Gente como uno).
Para muchos espectadores la trama resultará más o menos familiar, esto es porque la cinta de Wayne Wang (de carrera muy desigual, ya que es responsable de filmes como El Club de la buena estrella o El centro del universo, lo mismo que de mugres insípidas como Maid in Manhattan – con Jennifer López) es una nueva versión (aunque muy, muy lejana) de una clásica comedia inglesa de 1950 protagonizada por Sir Alec Guinness, aún si aquella se permitía ser un poco más ácida y tenía un desenlace mucho más audaz.
Wang explora aquí, con un tono optimista y jovial las posibilidades de llevar nuestra vida de fantasía a la realidad y de una vez, hecho esto, irse con ella al extremo. La cinta, aderezada con humor y hasta slapstick (gracias a las consabidas lecciones de ski), es agradable, divertida, ligera pese al lúgubre subtexto de la trama. La espléndida fotografía de Geoffrey Simpson (notable en filmes como Shine, Oscar y Lucinda y Bajo el sol de Toscana) contribuye a que la atmósfera sea deslumbrante.
Como es natural, aquí la estrella es Queen Latifah, quien ha crecido como actriz – lo demostró en Chicago- y aquí hace de Georgia una mujer que se percibe real, no solamente usada por las circunstancias, sino auténtica en sus reacciones, ideas y afectos. Esto ayuda a que la película pase de bocadillo para entretener el paladar del público, a ser un plato un poco más sustancioso que eso.
Entretenida y vivaz, esta es de las películas que son hechas para que el público que paga boleto salga sintiéndose – aunque sea momentáneamente- entusiasmado/consolado. Por lo tanto, Las últimas vacaciones consigue lo que pretende con su público objetivo, así que sus defectos (los tiene, y son varios, especialmente en el rubro del guión) no garantizan reproche alguno. O sea: sobre advertencia, no hay engaño, ni pero que valga: si funciona, funciona.
Las últimas vacaciones/Last Holiday
Con Queen Latifah, LL Cool J, Alicia Witt, Matt Ross, Timothy Hutton y Gerard Depardieu.
Dirige: Wayne Wang.
Distribuye: United International Pictures
Estados Unidos (2005).