9 dic 2008

Mr. Robert Altman... buenas noches

Miguel Cane



Robert Altman 74th Academy Awards Hollywood, CA 3/24/2002 Photo by Steve Granitz, Wireimage.com



Era uno de mis héroes y lo fue desde hace mucho tiempo; las razones para esto son de lo más diversas: sus películas, su sarcasmo, su extraordinaria visión sobre la vida en un microcosmos (su país) reflejada en el celuloide. Rebelde con causa y artista creativo en toda la extensión de la palabra, su muerte es el cierre de un capítulo importante en la historia del cinema contemporáneo.

Haciendo memoria, la primera película de Altman que vi, cuando era niño (a escondidas y desvelado, en el ciclo de Filmoteca de la UNAM, que se transmitía al filo de la medianoche por canal 9, hace siglos), fue su primera cinta comercial; Aquél frío día en el parque (1968), con la hoy extinta Sandy Dennis que interpretaba ahí a Frances Austen, quedada reseca de clase media alta quien, bajo su aspecto de ser tan dama, tan bien educada y tan culta, disimula una serie de aberrantes perversiones sexuales que florecen violentamente cuando “recoge” del parque afuera de su elegante apartamento a un joven aparentemente mudo.



Robert Altman 74th Academy Awards Hollywood, CA 3/24/2002 Photo by Steve Granitz, Wireimage.com



El impacto que causó en mi la película fue considerable, al punto de que, aún si no la he vuelto a ver, tampoco la he olvidado y me hizo tener presente el nombre de su autor, Robert Altman.

El interés por conocer más de su obra, se fue intensificando con los años, y me llevó a descubrir que, de hecho, existe un tipo de película se considera Altmaniana; por lo regular se trata de un filme-mosaico cuya historia se compone de diversas anécdotas, algunas de las cuáles nunca se resuelven del todo; también cuenta con un reparto ecléctico y gregario, revestido de rostros famosos y actores de carácter, muchos de los cuáles son colaboradores habituales del director, quienes se mueven en escenas cuyos diálogos se desparraman e improvisan. Los filmes “modelo” de este estilo son, entre otros, sus obras maestras M*A*S*H (1970) y Nashville (1975), así como La Boda (1978), El Ejecutivo (1992), la conmovedora Short Cuts (1993), sobre la obra de Raymond Carver; su delirante carta de odio al mundo de la moda, Prêt-à-Porter (1994) y esa maravilla de la sátira social llamada Gosford Park (2001), que se convirtió en un espléndido quién-es-quién del teatro y cine británico.

Igualmente fui descubriendo que Altman era también propenso a realizar cintas “menores”, que versaban sobre los temas más disímbolso, como el (anti) western titulado McCabe & Mrs. Miller (1971), la inquietante Imágenes (1972), La Pareja Perfecta (1979), la alucinante y fascinante 3 Mujeres (1977) o la extrañísima biografía de Van Gogh Vincent & Theo (1989), así como algunas películas de plano malas, que pasaron a formar parte de su extenso catálogo como la incomprensible (aunque muy bien actuada, dadas las circunstancias) Quinteto (1979), Buffalo Bill y los Indios (1976), la abominable El Doctor y sus mujeres (2000) o The Gingerbread Man (1998), cintas con las que se ganó un dinero, pero que mejor se encuentran condenadas al olvido.

Sin embargo, creo que pese a sus muchos tropiezos y un estilo que no era para todos los gustos, Bob (como lo llamaba todo aquél que trabajaba con él) trascendió y con mucho esa categoría de olvidable que tienen otros muchos cineastas que como él, se iniciaron en la TV y que tras hacer una carrera decorosa en el cine de los 60 y 70, se apagaron sin hacer mayor ruido. Ferozmente luchando por su individualidad creativa y la obtención de fondos para manifestarla, Altman era una maquinita de hacer cine: siempre creativo, siempre con una idea o dos cocinándose, autor o co-autor de sus propios guiones, siempres estimulaba la improvisación en sus actores, algo que siempre le atrajo críticas y loas simultáneamente.

¡Y qué elencos! Pocos son los cineastas que pueden darse el lujo de mostrar que han trabajado – y muchas veces en más de una ocasión, que conste- con tanta gente importante: Mastroianni, Glenda Jackson, Mia Farrow, Julie Christie, Warren Beatty, Donald Sutherland, Carol Burnett, Sofía Loren, Tim Robbins, Julia Roberts, Meryl Streep, Lily Tomlin, Karen Black, Geraldine Chaplin, Susannah York, Jeff Goldblum, Alan Bates, Julianne Moore, Clive Owen, Glenn Close, Helen Mirren, Patricia Neal, Harry Belafonte... un sin fin de rostros estelares que en sus manos pudieron ofrecer algunas de sus mejores actuaciones.

Hablando como espectador, puedo decir que, aún si hubo películas malas – como ya lo he señalado- siempre tuve un cariño especial por las películas de Altman: las esperaba con anticipación (de hecho, espero la última, que aún no se estrena en México: la tumultuosa comedia A Prairie Home Companion) y las gozaba profundamente.

Y lo seguiré haciendo, aún sin él. Existe un legado y será gracias a éste que muchos podremos seguir redescubriendo, no sin maravilla, la visión de un hombre que decía que el cine eran sólo trozos de vida: la cosa era poder saborearlos y en 81 años, vaya que él hizo lo suyo.

Buenas noches, Mr. Altman.

Nos veremos.


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