31 dic 2008

Sultanes del Sur, de Alejandro Lozano

Paxton Hernández





La heist movie mercachifle

Muy probablemente los primeros 20 de Sultanes del sur (México, 2007) de Alejandro Lozano, sean los minutos más cool en la historia del cine mexicano. La sofisticada banda de hamponetes liderada por el español Leonardo Bátiz (Jordi Mollà infumable) e integrada por Mónica Silvari (Ana de la Reguera tan sexy... como un maniquí de Sears), el gordito chaparro Leserio Domínguez (Silverio Palacios grotesco por sobreactuado) y Carlos Sánchez (Tony Dalton sorprendentemente sobrio) realizan un atraco a un banco. Sin pizca de estridencia, ni violencia, las cosas se dan exactamente como ellos las planean, siempre mostrando una actitud distanciada, calmada, sarcástica... cool, pues. Hasta pizzas calientitas reciben los secuestrados adentro del banco.

Es cuando la banda escapa a Buenos Aires, cuando las cosas se van al carajo no sólo para ellos, sino para la película en su conjunto, como sigue.

De lo contenido a la estridencia. El modelo de contención y distanciamiento durante la escena del robo del banco se olvida en aras de un espectáculo hueco, sin sentido, como de videojuego, emparentado con la infladísima e igualmente hueca serie Bourne, una vez que los balazos y madrazos comienzan confusamente en el edificio bonaerense de superficies aceradas y cielos muy azules. El nivel de estridencia sube progresivamente hasta llegar al ridículo [spoiler] (por gratuito) asesinato de Leo [/fin de spoiler].

De lo ultracool a lo ultramamón. Se extraña tanto la ligereza y el sentido del humor desmadroso aunque sutil con que inicia la película, que era algo que también tenía la muy notable ópera prima de Lozano, Matando Cabos. Así mismo, perdidos están los delirantes guiños cinefílicos de aquella. Pesa sobre Sultanes del sur una solemnidad y una sangronería que amenaza con volver la película un eternometraje por ahí del minuto 50.

De la invención lúdica al reciclaje mercachifle. O del brillantemente caótico cocktail genérico a una plasta fílmica sin gracia ni emoción ni vértigo, con tramas y personajes que a nadie ya interesan. Un aburridísimo y mercenario fraude que estafa hasta en el último minuto (por su abusiva vuelta de tuerca).

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