Llevar sobre los hombros el peso de una película, especialmente si se trata de una de terror, es uno de los trabajos más difíciles que puede encarar un actor, principalmente porque es el foco de identificación del público y es a través de sus ojos que una situación imposible se vuelve inquietante y real, haciéndonos que no podamos despegar los ojos de la pantalla: ejemplos de esto pueden ser trabajos tan célebres como el de Jamie Lee Curtis haciéndola de una bestialmente traumatizada niñera adolescente en Halloween (1978); a los ojos de generaciones enteras de cinéfilos, Mia Farrow literalmente es la joven ama de casa preñada con el hijo del Diablo (Rosemary’s Baby, 1968); Audrey Hepburn que fulguró como la invidente dulce y sensible hostilizada por unos gandallas en Espera hasta que oscurezca (1967) o la formidable Sigourney Weaver, quien accedió al estatus de leyenda como Ellen Ripley en la espeluznante Alien, de Ridley Scott (1979).
No obstante, en Terror en Silent Hill, el nuevo filme del director Christophe Gans (Pacto con lobos), escrito por Roger Avary (co-autor de Pulp Fiction con Tarantino y responsable de Killing Zoe y Las Reglas de la Atracción) y basado ostensiblemente en el exitoso videojuego, aunque la atmósfera es espectacularmente buena y los sets están muy bien logrados para provocar ansiedad y angustia, no se provoca el mismo fenómeno arriba citado, haciendo que la cinta (de por sí demasiado larga a poco más de dos horas) se vuelva eterna y sin un personaje al que se pueda utilizar como guía en este descenso a un infierno surrealista y cuidadosamente fotografiado por el brillante danés Dan Laustsen (que ya había colaborado con Gans y también con el gordito Del Toro en Mimic).
El principal problema aquí es que si bien Radha Mitchell es (muy) buena actriz (Melinda y Melinda, de Woody Allen, es una prueba fehaciente de esto), no consigue establecer un rapport con el público y entonces, seguirla en su odisea pesadillezca resulta difícil y esto hace que la película algunas veces no funcione tan bien como las anteriormente citadas, pese a sus buenas intenciones, aunque no todo podría ser culpa de Mitchell: el guión también adolece de ciertos problemas que derivan de una trama básica que debe mucho a la Alicia de Carroll [varios videojuegos recurren a la misma fuente como inspiración].
Rose (Mitchell) es una joven madre cuya pequeña Sharon (Jodelle Ferland, impresionante pese a su edad) padece ataques de sonambulismo que la llevan a atravesar la carretera cercana a su casa para ponerse al borde de un barranco mientras grita “Silent Hill”.
Como es natural en esta clase de cintas [es necesario dejar la coherencia en casa], Rose decide llevarla en coche a ese pueblo abandonado; toda vez ahí, la nena se esfuma y Rose debe correr de un lado a otro, buscándola, mientras combate a diversos monstruos y demonios.
El resto del elenco, principalmente femenino por disposición del director (Sean Bean sólo aparece unos minutos), hace lo que puede: así, vemos algunos rostros familiares como Laurie Holden, Deborah Kara Unger y la aún muy bella Alice Krige (que básicamente repite aquí su rol de Ghost Story, veinticinco años después), quienes pueden lo mismo ser aliadas que adversarias mientras Rose se desgañita gritando el nombre de su hija y sufriendo desmayos que Avary perezosamente utiliza para avanzar la trama cuando ésta se vuelve monótona, amén de salpicar el guión con diálogos obvios y banales – Okey, esto está basado en un videojuego, pero ¿de veras necesita sonar como telenovela? ¿Esto viniendo de la pluma del socio de Tarantino? De plano, uno sospecha, lo hizo por el dinero y rapidito.
Gans hace bien su trabajo en el sentido de que logra hacernos creer que efectivamente, estamos perdidos en Silent Hill y muchas de sus set pieces son efectivas para provocar ansiedad y angustia, pero el resultado es irregular y a veces hasta cargante. Si la película durara menos tiempo o si el personaje de Rose fuera empático con el público – corren rumores que el papel fue originalmente ofrecido a Gwyneth Paltrow, que habría sido una opción interesante, dado que esto no es su género habitual- seguramente el resultado sería muy diferente, aunque quizás no tan vistoso o accesible para adictos al videojuego y al género por igual. Véanla, pero no esperen tampoco una obra maestra; definitivamente cosas peores puede haber.
Terror en Silent Hill/Silent Hill
Con Radha Mitchell, Sean Bean, Laurie Holden, Kim Coates, Deborah Kara Unger y Alice Krige
Dirige: Christophe Gans
Estados Unidos/Francia/Reino Unido 2006