La vida es buena para Carl Peterson (Matt Dillon): está recién casado con la angelical maestra Molly (la güerita Kate Hudson), lo acaban de ascender en el trabajo y se ha mudado a un vecindario envidiable. Pero, como siempre sucede en esta clase de churritos, todo lo que nos pintan como espléndido en las primeras escenas, no durará mucho tiempo así.
El nudo del asunto aparece en forma de un pelagatos llamado Randy Dupree (Owen Wilson), el típico eterno adolescente que se rehúsa a madurar y que al ser despedido de su chamba y echado a la calle, se instala como gorrón en la casa de los Peterson, que al principio lo compadecen, pero gradualmente comienzan a alucinarlo barato gracias a su comportamiento pueril y guarrísimo.
Otro problema es el suegro de Carl, (encarnado por Michael Douglas) que desprecia a su yerno, haciéndole comentarios soeces y crueles sin justificación aparente a la mínima oportunidad. Esto, naturalmente, le irá agriando el buen carácter a Carl y hará que la dulce y sensible Molly vea con otros ojos al vago que tiene metido en casa, que, gracias a la buena voluntad de la chica decide ser “un hombre de bien” y dejar de ser vago, convirtiéndose en un apoyo para la chica. Ahora bien, la pregunta es… ¿con cuál de los se quedará la buenísima güerita?
Francamente, y a título personal, podría decir que he visto esta historia muchas veces antes, en todas sus distintas formas. Debo reconocerle el mérito de que intenta no ser excesivamente vulgar (aunque no consigue prescindir de los chistoretes baratos y las flatulencias que a los adolescentes gringos les hacen tanta, pero tanta gracia) y el personaje de Dupree está escrito con un poco más de fondo sobre la forma; su aberrante comportamiento tiene un cierto toque de sensibilidad y algo de humor.
Wilson es un muy buen actor (de hecho, el reparto es impecable) y le echa muchas ganas, pero hay algo en la película que suena demasiado desesperado y que dura de principio a fin: un esfuerzo por complacer y aleccionar, lo que resulta en que se sienta como una película de tantas a la que obligan a tener un mensaje.
Ahora sí que la suma de los componentes no ofrece un buen producto y es una lástima, porque todo el talento involucrado en todas las áreas, definitivamente merecía que esto fuera mucho mejor de lo que es… aunque seguramente los chavitos de catorce años menos exigentes (y esto dicho sin afán de ofender, conste) estarán muy satisfechos de descubrir que tal vez podrán seguir comportándose así aún veinte años después.
Tres son multitud/You, Me and Dupree
Con Kate Hudson, Matt Dillon, Owen Wilson y Michael Douglas
Dirigen: Anthony y Joe Russo
Estados Unidos, 2006
