Hace quince años que Neil Jordan asombró al mundo con Juego de Lágrimas, un filme que rompía los convencionalismos del thriller político, para contar una historia de amor tan enternecedora como polémica. Desde entonces, el cineasta británico ha mantenido un balance entre el cinema comercial, donde ha presentado películas de calidad (El Ocaso de un Amor, 1999) y filmes más independientes (Desayuno en Plutón, 2005).
Con su cinta más reciente, La Valiente, Jordan regresa al circuito comercial llevando una estrella en el rol titular (Jodie Foster, en una interpretación intensa) y un tema más atractivo para público masivo: en este caso, se trata de la historia de una mujer inocente, que tras un brutal ataque, se convierte en una cazadora de criminales.
Erica Bain (Foster) es una personalidad de la radio en Nueva York, inteligente, vivaz y compasiva; tiene la felicidad mediante una relación estable con David Kirmani (Naveen Andrews), un médico. Una noche cualquiera, la pareja es gratuitamente asaltada en Central Park mientras pasean a su perro y éste es el detonador para mostrar cómo Erica se convierte en juez y ejecutor de la escoria de la ciudad, incluso desafiando a la autoridad, aquí representada por el detective Mercer (Terrence Howard), que resulta elemento importante en el desarrollo y desenlace.
La trama podría verse como una especie de oscuro cuento de hadas urbano y no como una película realista, porque Jordan retrata a Manhattan como un sitio truculento pese a haber sido completamente desinfectado por Giuliani y compañía, por lo que el resultado visual es una película que pone en perspectiva la ansiedad neoyorquina post 9/11 con elementos de Taxi Driver (Scorsese, 1976), algo así como si Iris, la prostituta prepúber que interpretaba entonces se hubiera convertido en una especie de Travis Bickle 30 años más tarde.
La dirección es eficaz y la Foster asume el personaje con clase – es mucho más sutil que la estridente interpretación de Sally Field en una cinta de temática similar, Ojo por ojo (John Schlesinger, 1996)- y el tono general trata de trascender el sensacionalismo de El Vengador Anónimo (con la que es imposible no compararla) para intentar acercarse más a una exploración sobre los dilemas emocionales y éticos de una mujer en crisis, como en Las Horas.
Sin embargo, pese a sus intenciones honorables, el producto terminado no puede evitar el peso de las películas “de revancha”, género que fuera muy bien explotado por los celebérrimos hermanos Almada, quienes evidentemente tenían como referente, el cine de Charles Bronson o Clint Eastwood, porque aunque La Valiente le plantea al espectador la pregunta de hasta qué punto es legítimo que el ciudadano cualquiera (como ustedes o yo) se tome la justicia por su propia mano, sin comprometer su propia moral.
En este caso, el efecto resulta ambiguo. En entrevista, la misma Jodie Foster señala en que la película es más el viaje existencial de una mujer que ve su vida destrozada y no encuentra otra manera de recuperarse del estrés post traumático, que una mera historia de venganza y balazos. Ese es el punto de vista de la actriz, claro, pero lamentablemente, la película que siente haber hecho no tiene mucha relación con lo que se plasma en pantalla. Su personaje llega a sentirse tan a gusto con la pistola que, a partir de cierto momento, se permite soltar frases como "seré la última superperra que verás en tu vida" antes de disparar a mansalva.
Luego, la película se arrepiente de estos excesos; escenifica la brutalidad con entusiasmo para satisfacer a los amantes del género, para después hacerle reconvenciones, aún si el desenlace no queda ni con Dios ni con el Diablo. Y el uso de esta doble moral finalmente no es justo, ni para el (gran) director, para la primera actriz y mucho menos, para el público.
La Valiente/The Brave One
Con Jodie Foster, Terrence Howard, Naveen Andrews, Nicky Katt y Mary Steenburgen.
Dirige: Neil Jordan
Estados Unidos 2007
