Sally Potter es una directora cuya obra es tan sui-generis, que resultaría imposible el poder categorizarla como perteneciente a un solo genero o corriente. Lo cierto, es que cada uno de los filmes que ha presentado en los últimos años – a partir del estreno de Orlando en 1992- ha sido una auténtica maravilla de realización en todos los aspectos, tanto técnicos como actorales, resultando en que el público no pueda mantenerse indiferente a una cinta con su sello.
Esta cinta se presentó por primera vez en 2005 como parte de la sección oficial del Festival Internacional de Cine Urbano y la realizadora estuvo presente para su estreno. Ahora, casi doce meses después, se lanza en el circuito de cine de arte y una segunda vista sirve para confirmar lo que era evidente desde su primera exhibición: Yes es una cinta sensual en sus elementos que van desde el libreto – obra también de la directora- cuyos diálogos son poesía, sorprendente, acariciante, cautivadora, hasta la fotografía de Aleksei Rodionov (quien ya había colaborado con Potter) que ilumina y da forma a las escenas donde vemos a una pareja anónima que se sumerge en las aguas de una relación amorosa que ninguno anticipaba.
La anécdota es la siguiente: ella (la deslumbrante Joan Allen, que nunca había interpretado a un personaje parecido y da un registro espléndido a su interpretación) es una científica especializada en biogenética, cuyo matrimonio convencional con un político bien educado pero frío (el australiano Sam Neill) se ha convertido en una representación elegante y esmerada de lo que se supone es la vida en común y al que sólo puede sobrevivir gracias a la pasión que en ella despierta su trabajo.
Una noche, durante una cena de gala, conoce a un atractivo chef – aunque eso no es todo lo que es- de origen libanés (Simon Abkarian) y el ardoroso arrebato es inevitable. La mutua respuesta visceral de sus cuerpos y personalidades, su deseo carnal, sirve como un marco para que la directora explore en una alegoría temas que le interesan: la filosofía de occidente versus oriente, el islam contra el imperialismo yankee, la dicotomía de los sexos, la secesión aparente entre nuestros anhelos y nuestros convenios.
La relación entre estos dos anónimos – nunca conocemos sus nombres- toca muchos temas y a otros personajes – entre ellos la legendaria actriz británica Sheila Hancock, con un papel pequeño pero crucial, que además tiene algunos de los mejores diálogos de la cinta-, en un kaleidoscopio de imágenes y percepciones que contribuyen a hacer de esta cinta (que hace además un uso notable de música que va desde Satie y Philip Glass hasta Eric Clapton y Tom Waits) algo parecido a una joya en celuloide; es admirable y primorosa, si bien no será del gusto de todos los que la vean.
No obstante, debe ser vista y comentada, ya que es de las pocas películas de estreno reciente, que tiene una vida posterior al salir del cine, en forma de los pensamientos, ideas y hasta deseos sensuales, que despierta en el espectador al concluir la proyección.
Yes
Con: Joan Allen, Simon Abakarian, Sam Neill y Sheila Hancock.
Guión: Sally Potter. Música: Philip Glass, Eric Satie, Tom Waits
Dirige: Sally Potter (Estados Unidos/Reino Unido 2004)