16 ene 2009

Dido: un viaje seguro a la melancolía

David Guzmán

A Xarlie, por su compañía en este viaje

Debería brindársele la oportunidad de escucharla sólo por el hecho de ser inglesa; yo desconfié de esta premisa durante mucho tiempo, pero nunca es tarde para remediar errores tan garrafales y hoy, sin temor a equivocarme, Dido se ha convertido en mi cantante favorita.

No sé si recuerden que hace tiempo mencioné me era muy difícil ser objetivo a la hora de hablar de mis monstruos sagrados y hoy me encuentro nuevamente en esa situación. Dido me entró primero por los ojos hace algunos años pues cuando fue lanzado su disco No Angel, encontré muchas referencias en internet sobre la dulzura de su voz y su talento para escribir. Sin haber escuchado ni una probada compré el disco, me gustó su estilo y reconozco que me gustaron al menos la mitad de sus canciones; como niño con juguete nuevo, escuché hasta la saciedad la canción Here with Me (de la cual existe un video poco conocido en tonos ocre, hermosísimo) y después me seguí con Thank You (del que Enimen se colgó para dar a conocer a la cantante en Estados Unidos) y dejé el CD en el olvido. Lo mismo me ocurrió con su segundo disco, lo compré porque me encantaron principalmente Life For Rent y White Flag y volví a dejarlo en el estante cuando ambas canciones las exploté hasta decir basta.



Pero la vida da vueltas y lo que dejamos en el olvido se retoma después por azares del destino ó porque un fin de semana te aplatanas viendo Mtv y pasan sus videos que te mueven fibras y provocan buscar esos discos que tal vez puedan darte otra sorpresa si te permites dejar que corran las siguientes canciones y hacer a un lado los sonados éxitos que tanto escuchaste.

Y si, le concedí varias visitas a los dos discos que tenía y encontré joyitas en No Angel como Hunter, My Lover´s Gone ó la rítmica Take My Hand, canción que escribió Dido siendo muy joven en las puertas de la exploración sexual y en el ánimo de volver a descubrirla, me reencontré también con su segundo disco y terminé obsesionándome con su sencillo arte cuando descubrí la pegajosa Stoned, Sand in my Shoes y la gratificante This Land is Mine.









Así, de unos meses a la fecha, no he parado de escucharla y apreciarla cada vez más. En cuanto pude, conseguí un DVD de una presentación en vivo que incluye sus éxitos más sonados (Dido Live). Artista de mínimas luces en el escenario, sin artificios de vestuarios apantallantes, ni bailarines… presencia íntima que sólo se apoya en su hermosa voz, que a ratos bordea la fragilidad que da la sensación de cercanía y de que cualquiera podría cantar como ella por la sencillez que transmiten sus cuerdas vocales pero cuando te confías y piensas que es así, tu expectativa te traiciona pues lo que parece cotidiano y fácil en Dido, no lo es; su capacidad interpretativa es fascinante, a la vez que emotiva y melancólica.

Bajo esta pléyade de emociones, empecé a experimentar una ansiedad por volver a escucharle algo nuevo. Su disco Life For Rent lo grabó en 2003 y 5 años de espera se antojaban demasiados años en tiempos en los que si alguien se atreve a hacer eso, las posibilidades de ser olvidado son elevadas. Recientemente leí que su ausencia se debió a que deseaba respirar un poco después del ajetreo provocado por el éxito mundial que jamás esperó. Quería regresar a tocar tierra, regresar literalmente a casa, reencontrarse... y vaya que lo hizo.




Su más reciente trabajo Safe Trip Home es sin duda el mejor disco de su corta pero brillante carrera. Plagado de sensibilidad, de momentos líricos intensos, de tonalidades vocales que no le había escuchado, el disco se convierte en un viaje inspirado e inspirador.




En la primera escucha terminé llorando. La espera había valido la pena. Absorbí cada nota, cada sonido, cada palabra como quien no ha tomado agua en días y alguien viene y te regala una gota del vital líquido. Empecé a escucharlo con cierta mesura. Sentí que la canción promocional, hermosa pero distante -para mí- Don’t Believe in Love no era el tema fuerte del disco. Pero la escucha iba en escalada pues cuando comenzó la tonada de Quiet Times respiré aliviado, tema sencillo que habla de una relación que se desvanece aún cuando ambos no se atreven a renunciarla. Grafton Street, dedicado a su padre con atmósfera de Brian Eno en cuya parte final se escucha una emotiva gaita, en alusión al gusto de su progenitor por el folk irlandés. Vendría la agradable Us Too Little Gods, la única canción rítmica como ya es costumbre en la discografía de la cantante y después la que representa para mí la cúspide del viaje: The Day Before The Day, hermoso tema con la voz de Dido murmurándote al oído; golpe directo al estómago, al oído y a la sensibilidad que igualmente puede ocurrir con Northern Skies, otro magnífico viaje musical de casi 9 minutos en los que se entrelazan magistralmente voz y música. Burnin Love con voces de fondo de Rollo Armstrong (su hermano) y una canción que considero una joyita en la que se nota claramente a una Dido manipulando su voz a voluntad llamada Let's Do The Things We Normally Do, elegante e inesperadamente deliciosa; en resumen, su nuevo CD Safe Trip Home es íntimo, melancólico...único.





Casi no sé nada de su vida. Sé que el padre murió hará un par de años, que su hermano Rollo colabora con ella continuamente, que estudió en una prestigiada escuela de música convirtiéndose en alumna prodigio, que toca el piano principalmente pero que ha empezado a ejecutar -por el simple gusto y placer- nuevos instrumentos incluyendo la batería y la guitarra; que no le obsesiona la fama y que pronto empezará a realizar conciertos buscando lugares pequeños pues es donde mejor y más cómoda se siente ya que su música es ideal para propiciar una cercanía íntima con su público y bajo esta óptica yo no podría imaginar que sería de mí si ella me cantara al oído.

Cantas hermoso, Dido.


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