30 ene 2009

Reeker, de Dave Payne

Miguel Cane

Dave Payne, alumno y protegé del legendario productor Roger Corman presenta esta película de terror que pretender ser una nueva forma de acercarse a un género demasiado trillado creando una cinta que va más allá del típico psycho killer.






Lo único malo es que pese a sus buenas intenciones el realizador sólo logra una película de segunda que no brinda más que la oportunidad de ver – one more time- cómo una runfla de teenagers es masacrada por un monstruo cuyo hedor (de ahí el título en inglés) inunda cada secuencia, y al estilo Hostal – alguien todavía le debe a este crítico un par de zapatos gracias a ese desperdicio de celuloide- exhibe una repelente plétora de sangre y tripitas, todo sazonado con un poco de humor baratón y muchos diálogos estúpidos.

El guión, del mismo director, inicia con una anécdota principal muy parecida a otras cintas de terror clásico como The Hills Have Eyes (Wes Craven, 1977) o la hoy de culto Tourist Trap (David Schmoeller, 1979): los protagonistas quieren ir a una party en algún lugar lejano que desconocen y al averiarse su vehículo, acaban perdidos en un paraje aislado y desértico perseguidos por un asesino que no ven hasta el último momento, y éste los hace fajitas.

Todo eso se salpica con pistas de lo que en realidad ocurre, cosa que ya se sabe a los cinco minutos, pero que lo único que hacen es distraer al espectador; y si bien hay la pretensión de darle una cierta profundidad a la cinta, el que como disco rayado repitan diálogos como “yo no tengo miedo, soy de Johannesburgo” o “tengo que hacer pis”, vuelve imposible poder tomar en serio la película.



La cosa es: el guión es malo, la dirección, sin chiste, carente de ritmo sin tensión, y con diálogos baladíes y repetitivos, es imposible hallar algo que redima la trama. El reparto está conformado por una banda amateur, excepto el actor canadiense de culto Michael Ironside (más conocido aquí como Ham Tyler de V: Invasión Extraterrestre y más recientemente como el padre de Luisa Lane en Smallville), que sólo sale unos diez minutos para luego dar total libertad a la chaviza que, como si fueran actores de telenovela juvenil, repiten sus diálogos como grabadoras, sin emoción y ponen adecuada cara de susto en el momento de que se los lleva pifas, aún si no hay mucho que puedan hacer si eso es lo que les pide el guión.

Los únicos que más o menos se salvan son Devon Gummersall como Jack, el héroe ciego y la núbil Arielle Krebbel (que apareció en las Gilmore Girls), porque se ve muy bien y eso pega. Si bien es cierto que sus personajes están parcamente desarrollados, poco importa que uno de ellos sea ciego, parece que sólo está allí para pronunciar la frase “el olfato es el primer sentido con el que naces y el último que pierdes al morir”, pobre justificación del director para explicarnos por qué el tal Reeker huele a drenaje y es una mezcla de Leatherface, Freddy Krueger y alguno de los cenobitas creados por Clive Barrer en la ahora ya muy sobada saga de Hellraiser.

Para la gran decepción de los fanáticos del género, Reeker, es aburrida, pretenciosa y hecha al aventón y lo irritante es que pretende ser, junto con Hostal – que es todavía peor-, lo último en el cine de terror juvenil y no llega a nada. Si tan sólo Payne tuviera una centésima parte del talento de Corman, esto funcionaría, pero por desgracia, son sólo noventa minutos perdidos que no se recuperarán y es una lástima pero quedan advertidos: esto literalmente apesta.

Reeker/Reeker

Con Devon Gummersall, Tina Illman, Arielle Krebbel, Derek Ricahrdson y Michael Ironside

Dirige: Dave Payne

Estados Unidos 2004/2005




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