29 ene 2009

Relación pornográfica, Una / Une liaison pornographique, de Fréderic Fonteyne

Rocío Fondevila

Una relación pornográfica, sin “voyeurismo”. Una historia de amor... puede ser algo banal, y, sin embargo, cuando lo recuerdas, siempre conserva algo de mágico. Algo que queda muy bien expresado en la peli de Frédéric Fonteyne.






Un hombre y una mujer ponen un anuncio en una publicación pornográfica. Tenían ganas de sexo, de llevar a cabo una fantasía sexual, consumar un deseo muy particular, comsumir un cuerpo... Pero, una vez satisfecho el deseo, los sentimientos afloran y reclaman un papel en la historia. Historia contada por separado por un hombre y una mujer a un tercero: un periodista, un encuestador, un testigo, alguien... una voz en off.








Cada cual se acuerda con pudor y emoción del otro. Explican su visión, muy diferente, de su primer encuentro: algo que hace sonreir, estas cosas ocurren frecuentemente en la vida real.
El director habla de amor y de sentimientos con una gran madurez. Es un relato montado al revés, en la forma y en el fondo. En la forma, estas personas que cuentan un momento de sus vidas ya resuelto y pasado nos pican la curiosidad, la forma de hablar del otro nos provoca deseos de conocerlo o de conocerla a nosotros también.

Gustaría inmiscuirse en su historia, saber cuál fue su momento, lo que los unió o separó, porqué y cómo hablan del otro con tanta nostalgia. Nos hacen dar marcha atrás, mirar hacia atrás para comprender los que vemos de cada uno de ellos actualmente, En el fondo también tenemos una historia al revés: aquí el sexo es el punto de partida, es la razón por la que se encuentran.



Cuando se han convencido de que se gustan, se dedican a descubrir sus cuerpos, y al mismo tiempo, desvelarán sus almas. Cuando la seducción y su juego de lucha de fuerzas encontrdas queda apartada, sólo queda lo esencial: ellos. Nathalie Baye está luminosa. Se puede leer en su rsotro la expresión del nacimiento del amor: la traducción de una sonrisa interior, las ganas de ser feliz con este hombre y no con otro. Sergi López la mira desnudándola con los ojos, mezclando deseo y ternura.



Además, están los gestos, sus pequeños tics personales: ella que se expresa con las manos, que confiesa su necesidad de hablar, de traducir todo a palabras hasta en la consumación del aor. Él, más reservado, observando, contestando a las interpelaciones y cuestionamientos femeninos. Subir con ellos a la habitación 118 del hotel de pasillos rojos sirve para experimentar un poco sus deseos, sin dejar de sentir miedo de encontrarlos “indecentes” al expresar tantas verdades...Pero una vez expresada esta verdad, nos encontramos con otro gran tema de las relaciones entre hombres y mujeres: la incomunicación. Aparecen los miedos de cada uno.



Miedo a amar, a confesar este amor al otro, miedo de parecer ridículo, miedo de que el sentimiento amoroso no sea compartido, que no haya evolucionado del mismo modo en el otro... miedo de decir, de hablar, de expresarse mutuamente que cada uno de ellos es para el otro el Hombre y la Mujer de sus vidas.En esto, también esta peli constituye un hermoso testimonio sobre las percepciones falseadas, los malentendidos, lo que no se dice...

El narrador, al final del relato plantea una pregunta: «¿y si fuera un error?». Ellos creen conocer la respuesta, pero sólo nosotros, espectadores la sabemos. Por eso, nos juramos a nosotros mismos no albergar nunca más falsos pudores en temas sentimentales. No hay amargura sin embargo, no hay tristeza: Une liaison pornographique es una película que transporta, al salir nos sentimos ligeros.

Una historia hermosa. Hace sentir bien.



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