27 ene 2009

Retratos de una obsesión / One hour photo, film de Mark Romanek

David Guzmán


Bonito póster, ¿no?...bueno, pues hoy quiero iniciar alertándolos sobre la publicidad engañosa de algunas películas, pero sobre todo ojo, hay que estar bien atentos y no dejarnos influir demasiado por esa práctica en la portadilla ó mejor llamado “arte” de los DVD´s, videocasetes y pósters publicitarios, consistente en consignar frases de críticos de cine famosos como Roger Ebert del Chicago Sun Times o Harlan Jackson del USA Today (es el caso de One Hour Photo, por ejemplo) alusivas a lo que ellos apreciaron de la película en cuestión y que los publicistas, tramposamente, seleccionaron como los mejores comentarios vertidos sobre la misma aunque en el resto de la crítica se acaben la película.


Aunque al final la publicidad fue, en este caso, efectiva: renté en DVD Retratos de una Obsesión / One Hour Photo con Robin Williams, impulsado por ese elegante cartel en donde vemos al actor analizando un negativo con pulcritud y sumo cuidado, casi con habilidad de cirujano. Las frases que se aprecian en el póster como 'La mejor hora de Robin Williams' o 'una obsesionante actuación de Robin Williams' me causaron una inquietud muy grande por ver cómo este maduro actor, trataba de quitarse de encima, esa pesada carga de comediante; intento que inició con su interpretación de un asesino en Insomnia, la cinta del inglés Christopher Nolan (Batman Begins).


Robin Williams and Connie Nielsen in Fox Searchlight's One Hour Photo


La trama sonaba interesante: un empleado de un laboratorio de revelados fotográficos, solitario, amable, dedicado -y obviamente medio psicópata- ha trabajado durante casi 11 años en el mismo sitio y entre sus clientes favoritos ha encontrado a los que él considera integran la familia perfecta; los Yorkin, quienes como buena familia de clase acomodada tiene sus problemas, aunque las apariencias apunten lo contrario. Una hermosa casa, interiores bellamente decorados, muebles y fotografías; muchas fotografías de los mejores momentos que han vivido… fotos que en su mayoría fueron reveladas por Sy en el laboratorio de SavMart y de las que se ha hecho sus propias copias, atesorándolas casi como si se trataran de su propia familia.

Seymour Parrish –o Sy para futuras referencias actuado por Robin Williams- es el típico hombre cuarentón que parece no tener relaciones sexuales desde hace años, que llega a su apartamento (bien por ese decorado minimalista muy adecuado para resaltar la soledad que padece), ve la televisión, da de comer a un ratón (el cliché de los solitarios, recordemos Monsieur Hire de Patrice Leconte), que mientras toma su café, se queda a mitad de la cocina sumido en pensamientos, palpando su soledad y profundizando en esa obsesión que ha desarrollado por la familia Yorkin, integrada por la actriz Connie Nielsen (mucho más bella en Gladiador), el francés Michael Vartan (el mismo de Jamás Besada con Drew Barrymore) y el pequeño –pésimo actor, por cierto- Dylan Smith.

De premisa igualmente interesante es el drama familiar de los Yorkin, en el que pesa más la apariencia de ser una familia feliz (como la que se ve en las fotografías) que los problemas tan fuertes de dinero e infidelidad en los que anda metido el esposo; premisa que pierde fuerza con su tratamiento en pantalla y porque, hay que reconocer que el realizador Mark Romanek no es precisamente lo que se dice un gran director de actores.

Y sí, es muy bonito el diseño de producción, elegante, dentro de lo minimalista es vistoso, hay un acertado manejo de la luz, por ejemplo la utilización de una iluminación en rojo –cuál cuarto de revelado- para acentuar uno de los momentos de crisis emocional de Sy; también hay algunos buenos apuntes que rayan en lo filosófico acerca de lo que puede implicar emocionalmente una fotografía (que van desde frases como 'nadie quiere un recuerdo de un mal momento', hasta el innecesario dato informativo de porque se les llama 'instantáneas'), la espléndida ambientación del supermercado SavMart que hasta pareciera se pueden oler las mercancías, juguetes y demás artículos en venta, sentir el aire acondicionado, el incesante devenir de la gente…


Imágenes oníricas –sorpresivas-, como una de Sy en medio de estantes vacíos, espeluznante y que ya verán si es que asisten a verla…claro, se trata de un trabajo de Mark Romanek el responsable de darle este enfoque a la película; director de videoclips de afamados artistas como Madonna o Nine Inch Nails prácticamente ha filmado eso: un gran videoclip con este segundo trabajo para la pantalla grande y va por ahí el principal error de la cinta, pues todo se siente como un bonito empaque con un regalo minúsculo dentro: la trama.

Así, tras 11 años de observar en la soledad de su departamento todas las fotografías que ha acumulado de la familia Yorkin hubiese seguido sin mayor problema de no ser por un acontecimiento que afecta –muy poco por cierto- al personaje de Connie Nielsen y es que, todo el meollo de la trama reside en que Sy sólo desea que nada quebrante a esta familia y parece ser capaz de hacer lo necesario para que los rostros que él ha visto durante tanto tiempo en esas fotografías, se sigan conservando así…felices.

Un amigo me comentó muy acertadamente: la frase de esta cinta debería ser…'arriba las manos, ponga su camarita en el suelo y no se mueva…' y es que es cierto, es más el alboroto que crea este señor en su extraña cabeza que lo que realmente ocurre con relación a los demás personajes. La película no ofrece nada nuevo dentro del género de suspenso psicológico, pero si hay algo que se agradece es que los elementos que usualmente nos descubren después de largas vueltas de tuerca, cansadas e inverosímiles, aquí de inmediato nos plantean lo que está por ocurrir y ¡efectivamente sucede!, como esa policía tan eficiente y de la que ya hablamos -que ya quisieran los de Precrime en Minority Report- que prontamente penetra en el apartamento de Sy, ubican eficazmente al pseudo delincuente y ...


Y mejor les platico sobre la música, creada por los mismos que compusieron esa emocionante y trepidante banda sonora utilizada en Corre Lola Corre, prácticamente electrónica (¡cómo me acordé de Trainspotting!) aunque en ciertos momentos lo único que crea tensión es eso… la música.


Casi me voy y olvidaba mencionar al elemento fundamental que sostiene a la cinta y es Robin Williams. No es la mínima y poco interesante trama, ni el atractivo diseño visual, ni la acartonada familia Yorkin, ni la ausencia de muertos (spoiler), ni la música lo más valioso de ella; es Robin Williams, quien hace un impecable trabajo a pesar de no contar con los mínimos elementos de donde asirse que le hubiese proporcionado una adecuada historia. Finalmente los espectadores nos quedamos con una sensación similar a la que provoca la frase de Seymour Parrish, quien con tono de niño que acaba de hacer una travesura, dice: 'pero si sólo tomé fotografías…'


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