El cazador de tesoros Dirk Pitt, creado por el célebre novelista estadounidense Clive Cussler, ya había sido interpretado en cine por el desaparecido Richard Jordan en Raise the Titanic (1980) que fue estrepitoso fracaso de taquilla (costó 36 millones de esa época y sólo recaudó 7 en su estreno).
Esta fue una de las razones por las que Cussler tardó tantos años en permitir que otra obra suya fuera adaptada a este medio… y al parecer, con los mediocres resultados en taquilla de la presente (que costó 130 millones de dólares y al día de hoy apenas lleva recuperados 61), misma que él ha desconocido y que llevó a pleito a los tribunales, será hasta dentro de veinticinco años – si no muere antes - que volvamos a ver a Dirk Pitt, agente de la NUMA (Agencia Nacional Submarina), de nuevo en la pantalla grande.
Es entendible la molestia del autor: si bien sus novelas no son comparables con la obra de Julio Verne o Emilio Salgari, son libros con notable seguimiento que venden millones de ejemplares. Esto se debe a que sus tramas siempre están rebosantes de acción y mantienen al lector pegado a las páginas, aún si su mezcla de ciencia especulativa y aventura, realmente aporta poca sustancia toda vez se termina la lectura.
Con una duración excesiva de dos horas y diez minutos, Sahara presenta un efecto similar. La trama gira en torno a dos órbitas principales: la búsqueda de un barco hundido durante la Guerra de Secesión de EEUU que aparentemente se halla en pleno desierto del Sahara. Dirk Pit (Matthew MacConaughey), se ocupa del caso junto con su cuatacho, el cinicón Al Giordino (Steve Zahn), pese a las reconvenciones de su superior, el Almirante Sandecker (William H. Macy, que se merece – y ha hecho- cosas mucho mejores).
En su camino se cruzan con la guapa médico de la ONU Eva Rojas (Penélope, no tan sexy como en otras cintas), que trata de hallar el origen de una devastadora epidemia que ha arrasado con la zona… y que podría ser algo mucho peor. La fusión de ambas tramas (y elementos como dictadores africanos, un siniestro millonario– Lambert Wilson, interpretando a una variación del Merovingio que hizo en Matrix- y hasta la mismísima CIA) resulta ser un aglutinado de géneros algo previsible pero por momentos entretenido, aderezado por un soundtrack rockero que incluye canciones clásicas de Lynyrd Skynrd y Steppenwolf.
Dirigida no sin entusiasmo por el joven Breck Eisner (hijo del legendario superejecutivo Michael Eisner), esta es una película palomera cuyas intenciones de ser taquillazo se quedan tristemente en eso. Pudo ser mejor pero aquí el problema es el miscasting: la falta total de carisma de los protagonistas.
Esta es la clase de películas que alguien como Bruce Willis o Harrison Ford (poco sutiles ecos de Indiana Jones) podría hacer con los ojos cerrados. La mexicana Laura Elena Harring (Mulholland Drive) proyectaría más sensualidad que la chula españolita, y ya mejor ni mencionamos a su comadre, Salmita. Lo curioso es que, pese a haberse enamorado en la vida real, Penélope y Matthew proyectan cero química como pareja.
El güero Zahn (siempre cotorrón) y el sólido Bill Macy hacen lo que pueden para alivianar la cinta con algo de humor, pero no es suficiente y el resultado termina por ser flojo. Ahora bien, ya que se trata del estreno comercial de la semana, es casi ineludible encontrarlo, así que si entran a la sala, desconecten su cerebro de la lógica y saboreen sus palomitas. Hay peores formas de matar dos horas.
Sahara
Con Matthew MacConaughey, Penélope Cruz, Steve Zahn, Lennie James, Lambert Wilson, Delroy Lindo y William H. Macy
Dirige: Breck Eisner. Distribuye: Artecinema (2005)