Pobre Sir Alfred Hitchcock. No lo dejan descansar en paz; cada equis tiempo, aparece una película que pretende ostentarse como una maravilla del suspenso en la vena de los clásicos que solía confeccionar con tanta maestría; creyendo que puede aspirar siquiera parecerse a alguna obra maestra como Sospecha, La sombra de una duda o Frenesí.
En este caso, se trata de una de James Foley, quien después de Glengarry Glenn Ross no ha hecho nada realmente notable, protagonizada por Halle Berry – que sí, luce guapísima y muy chic, pero uno sigue preguntándose, ¿un Oscar? ¿En serio?- que hace de Rowena una periodista de armas tomar, que está a punto de desenmascarar a corrupto político.
Por supuesto, el político es probablemente republicano, así que compra con sus millones al periódico y a la pobrecita se le arrebata la oportunidad de ganar un Pulitzer con semejante notición.Para acabarla, tampoco la dejan publicar fotos de los soldados muertos en Irak, coartando así su integridad profesional.
Las cosas se complican cuando una presunta amiga de la infancia de Rowena (no importa que se le note que es como 15 años más joven) llamada Grace, le confía que anduvo de querida de un magnate publicista casado, que luego literalmente la mandó a la goma usó y la tiró al arroyo de donde la levantó. El fino sujeto, no es otro que Bruce Willis, con peluquita “Mi Alegría” y un horrendo lifting (se le pasó la mano con el botox). La manigüis de la heroína le dice que “debe exhibir a ese engañador de mujeres”, pero luego le dan chicharrón de manera espectacular – aquello queda como rastro- y Halle decide jugar a que ella es Clarice Starling y va a resolver el caso, aún exponiendo su propia vida (intrépida, la cándida chamaca), mientras se enreda con el donjuán.
No es de sorprender que éste churro tan mal escrito, haya sido elegido por la Berry, ella es famosa por elegir muy mal sus películas (¿Alguien de veras vio Catwoman?), pero lo de Bruce Willis sólo sirve para recordar que hay que hacer billete de algún modo). Y es que, además de un guión infame, la película sufre de un casting bastante malo; ¿ejemplo? el personaje de Miles (Giovanni Ribisi), según “su mejor amigo” pero está muy clavado con Rowena, aunque aquella, ni en cuenta. Es buen actor, pero, piensen, si en una película aparece Diane Keaton, todo mundo espera que haya una mujer madura y sensacional en la trama, ¿verdad? Si sale Anthony Hopkins, todos esperamos que salga un psicópata; pues bueno, estando Giovanni Ribisi en el reparto, todos sabemos que el tipo interpretará, de cajón, a un freak.
Lo predecible, no tiene por qué consistir en aburrido; hay hoyancos en la trama por los que cabe una casa. Por ejemplo: Si la policía no tiene ni la más mínima sospecha sobre quién mató a la güila güerita, ¿a qué viene el resto de la película? ¿Qué tiene que ver la subtrama del Internet? O sea, ¿qué onda?
Como dije, pobre Hitch. Nadie lo respeta. Todos quieren repetir su toque de Rey Midas, pero por desgracia, parece que todo aquél que lo busca duplicar, acaba haciéndolo en reversa y en vez de convertir todo lo que toca en oro, James Foley, acaba convirtiendo todo lo que toca en mengambrea.
Seduciendo a un extraño/Perfect Stranger
Con Halle Berry, Giovanni Ribisi y Bruce Willis
Dirige: James Foley
Estados Unidos 2007