A quien se le haya ocurrido juntar en pantalla a los dos especimenes más sexy (al menos en esta época) de la farándula para estelarizar una película con espectaculares escenas de alcoba, hay que darle un premio como genio del marketing. Desde ese punto de vista, la película es magistral: un gran estreno de verano pletórico de efectos, gente bonita y algo de humor.
Lo malo es cuando se observa más de cerca. Si bien no es tan horrenda como Gigli (aquella cosa abyecta que casi acabó con las carreras de Ben Affleck y JLo, aparte de fastidiarles su multipublicitado noviazgo), esta cuarta película de Doug Liman tampoco tiene muchas razones como para ostentar orgullo.
Escrita por el muy-de-moda Simon Kinberg (pronto se estrenará su versión de Los Cuatro Fantásticos) como su tesis de maestría, la propuesta de esta cinta es que, tarde o temprano, la chispa de la pasión se acaba en cualquier matrimonio – aún si la pareja es conformada por Brad Pitt y Angelina Jolie- y para revivirla hace falta buscar algo especial, ya sea una cena romántica, una segunda luna de miel o un combate hasta la muerte con armas de fuego.
La anécdota es así: John (Pitt) y Jane (la despampanante Jolie) se conocen en Bogotá [esta secuencia fue filmada en México] durante una situación extrema. Rápidamente, la lujuria hace su aparición y acaban casados. Cinco o seis años después (nunca se pueden poner al respecto), los Smith viven en un elegante suburbio residencial, en una casa habilitada con todos los lujos domésticos – y varios detallitos más- y se encuentran en terapia de parejas puesto que el tedio ha hecho presa de su relación.
Lo que ninguno sabe – por absurdo que parezca- es que se dedican a lo mismo: son agentes especiales entrenados para matar de modo clandestino, y esto provoca que su vida marital sea prácticamente un cerro de mentiras, muy bien contadas, pero mentiras al fin.
Las cosas se complican cuando sus agencias los asignan para eliminar al mismo fulano al mismo tiempo; esto podría servir para establecer un clima de intriga dentro de la cinta, pero como ésta no se decide todavía acerca de lo que quiere ser (una cinta de acción, de suspenso o una comedia sexual) el efecto es efímero y se cae rapidísimo para entrar en una secuencia de explosivos efectos y aunque intenta volver a la historia de la crisis matrimonial de los Smith, lo hace demasiado tarde y ya poco importa si éstos se arreglan o no: en lugar de tirarse los platos, mejor se disparan con rifles AK-47, y las reconciliaciones son probablemente lo que la gente que paga su boleto más ganas tienen de ver (Sí. Esta es la película durante cuyo rodaje se supone que Pitt le puso los cuernos a Jennifer Aniston con la Jolie).
Como es natural, Los fans de cualquiera de las dos irresistibles estrellas, estarán satisfechos con el resultado, pero dos horas es demasiado tiempo para aquellos que tienen poca paciencia para filmes de escasa lógica, aún si se esmeran en demostrar que han sido hechos con estilo – el fuerte del director, que lo demostró con Identidad Desconocida en 2002, misma que se sostenía mucho mejor al ser un thriller de verdad. Vince Vaughn, en el reparto de soporte, presenta al personaje más simpático de la película: Eddie, el jefe de John Smith, que bastantes neurosis propias tiene y es el único que se las arregla para no salir desperdiciado, ya que ni la pareja titular, por muchas ganas que le eche, puede darse el lujo de decir que esta es su mejor película, ya que ambos han tenido mucho mejores momentos en otras más ilustres ocasiones.
Señor y Señora Smith/ Mr. & Mrs. Smith
Con Brad Pitt, Angelina Jolie, Vince Vaughn, Adam Brody y Angela Bassett
Dirige: Doug Liman. Guión Simon Kinberg. Cinematografía: Bojan Bozelli. Música: John Powell. Distribuye: 20th Century Fox