Cuando el inefable Homero Simpson adopta como nueva mascota a un cerdo, con el que – naturalmente- se obsesiona como si de San Antón se tratara, las cosas comienzan a ponerse difíciles para la familia disfuncional-pero-feliz más famosa del mundo. ¡Qué razón tenía el abuelo Simpson cuando le dio el patatús en la iglesia y dijo que lo peor estaba por venir!... así da pie a una de las comedias más mordaces y sensacionales que éste espectador haya visto en un buen tiempo y que cuando comienza con las carcajadas, ya no puede parar.
Cuando, por ir a recibir donas gratis Homero arroja al río un silo lleno hasta el tope de excrementos de su marrano particular (la secuencia de “El Cerdo Araña” no tiene precio), se desencadena un desastre distinto a todo lo que el pueblo de Springfield haya experimentado jamás. Mientras la pobre Marge está indignada por la monumental estupidez de Homero, una multitud con antorchas cae sobre el hogar de los Simpson, igualito que los aldeanos en Frankenstein.
Donde la familia apenas logra escabullirse a Alaska (Homero tenía un plan de contingencia por si algún día los echaban del pueblo) a Springfield le esperan momentos de franco terror, ya que el asunto de los despojos porcinos atrae la atención del incompetente presidente de los EE.UU. Arnold Schwarzenegger (sí, el governator, del que la película se burla bien y bonito: “¡me eligieron para mandar, no para leer!”) y del siniestro y corrupto jefe de la Agencia de Protección Medioambiental, Russ Cargill, que hace ver al Señor Burns como si fuera la mismísima Fräulein María. Mientras el destino de Springfield y el del mundo permanecen al borde de la destrucción, la familia se separa: Bart se acerca a los Flanders donde Marge decide salvar a su pueblo, y a regañadientes, Homero emprende una atropellada odisea personal de redención, buscando el perdón de Marge – que francamente llegó al límite-, la reunión de su familia y la salvación de la ciudad donde vive, pero ¿lo logrará?
Para celebrar los veinte años de la primera aparición de estos personajes, Matt Groening y compañía se sueltan el pelo y dan rienda suelta a una de las aventuras de humor más gandallas, delirantes y pasadas de tueste que hayan tenido los Simpson en mucho tiempo (y se nota que aquí se van hasta la cocina): todo aquél que es alguien en Springfield tiene su aparición, desde los memorables como Apu, Moe y Smithers, hasta los de pasadita… sin olvidar a Krusty el payaso y a las espantosas Selma y Patty Bouvier.
La trama es jalada de los pelos, pero no excede realmente lo que cada semana se puede ver en el programa – lo cuál podría ser acaso el único punto flaco de la película… se siente como un capítulo demasiado largo a veces, pero luego recupera el ritmo-. La animación tiene su truco: éstos son los Simpson de siempre, sí, pero tienen nuevos elementos de producción que le dan mayor realce, de acuerdo con la pantalla donde se presentan: no hace compromisos ni le saca a burlarse de todo y ese sano sarcasmo siempre se agradece.
En suma, para los que son (somos, dijo el otro) admiradores de los personajes o de su socarrón humor, esta película es exactamente lo que esperaba que fuera… y claro, seguro habrá quejas y pataletas, por no decir berrinchitos elefantinos por parte de algunos sectores, que desde su primera aparición como serie de TV han protestado contra los amarillos personajes. Pero eso ya es sabido… siempre habrá alguien ‘decente y bien educado’ a quien de cajón nada le parece y se queja de todo aún sin fundamento, así que presten oídos sordos, compren sus palomitas y prepárense para reír hasta que les lloren los ojos o les duela la barriga, lo que ocurra primero. Esa es la única garantía.
Los Simpson: la película/The Simpsons: The Movie
Dirigida por: David Silverman
Estados Unidos 2006/2007
