Una vez más el tema de la boda. Como hemos visto en películas como en 27 Bodas, The Wedding planer e incluso en Serendipity, el tema de la obsesión con el matrimonio, pero más específicamente con el ritual de la boda, puede ser llevado al extremo.
La película no le ganará ningún premio al director Gary Winick y mucho menos será de los trabajos más memorables de Anne Hathaway (nominada para el Óscar este año, obvio no por esta película) o de Kate Hudson.
La trama de la película es bastante boba, Liv (Kate) y Emma (Anne) son las mejores amigas, que sueñan con algún día casarse en el hotel Plaza de Nueva York (quien supongo se cayó con una muy buena lana para aparecer).
Ambas se comprometen de forma simultánea y por un error de la coordinadora de la boda, Marion St. Claire (interpretada por una Candice Bergen muy alejada de sus mejores días), la fecha asignada a ambas bodas es la misma.
Se supone que la una sería la dama de honor (en el argot gringo, aquí sería como la madrina…) de la otra y como los amigos son básicamente los mismos, una de las dos tiene que ceder la fecha de su boda… y ahí es cuando empieza ‘la guerra’.
Si algún tono decente tiene la película es la narración, realizada por Candice Bergen, que llega incluso a darle un tono de realismo a la película, aunque con lo que le dieron los guionistas tampoco había mucho qué hacer…
Esta chick flick, otro pasito para perpetuar el mito del matrimonio, no pasará a ningún lado, excepto, quizá a la lista de esas películas que repiten y repiten y que uno de vez en cuando ve cuando pasan en la tele.
Cuando las propuestas son tan bobas, al menos hay que tener un par de frases graciosas, contundentes o que sirvan para editorializar la estupidez (o quizá un momento de seriedad), un excelente soundtrack, excelentes chistes o al menos un momento donde se trate algo serio de forma seria… o de plano arrojarse al cinismo, pero esta película pues no entrega nada de nada.
Buscando algo bueno qué decir de la película, como trato siempre de hacer, habrá que decir que está hecha como serie de televisión y todo pasa tan rápido, se plantea el tema, se desarrolla, se enreda y se resuelve en gags y el tiempo se va volando (palomerísima, pues)… y la otra es que, para aquellos que nos gusta Anne Hathaway pues ¿qué puedo decir? La mujer sencillamente se ve bellísima.
El último comentario, que ya he hecho antes cuando me he referido a las bodas, es que aquí también todo trata de Liv y Emma, los novios -que uno supondría esenciales en una unión matrimonial- resultan ser meros aditamentos a la hora del casorio.