Por décadas, el género de aventuras de piratas ocupó una parte esencial en la producción de películas durante la época dorada de Hollywood con títulos imprescindibles como El Capitán Sangre (Michael Curtiz 1935), El pirata rojo (Robert Siodmak, 1951) o El cisne negro (Henry King, 1942) que periódicamente fueron apareciendo sin descanso, llevando en sus roles principales a grandes estrellas como Tyrone Power, Errol Flynn o Burt Lancaster.
Posteriormente, este tipo de filmes fue desapareciendo de las pantallas con alguna excepción poco afortunada como Piratas (Polanski, 1985) y la abominable Cutthroat Island (Renni Harlin, 1996), que literalmente acabó con la carrera de Geena Davis por muchos años, al convertirse en uno de los fracasos más sonados en la historia del cine.
No fue hasta 2003 que los productores de la Disney decidieron rescatarlo con esta saga de piratas al estilo antiguo pero poniendo las nuevas tecnologías al servicio de la trama. Encabezada por el siempre brillante Johnny Depp, Piratas del Caribe ha sido en sus tres partes desigual, pero muy entretenida; se ha beneficiado de una dirección dinámica por parte de Gore Verbinski, con efectos muy espectaculares, mucha acción y movimiento, piratas buenos y piratas malas y por encima de todo un protagonista que demuestra que se ha empapado bien de las geniales actuaciones de antaño, dando sustancia a un personaje escrito con la mente puesta precisamente en los viejos héroes.
Sin duda la Disney sabe hacer grandes producciones para entretener al público, pero el mayor problema de este film es precisamente que al ser una producción dirigida "para todos los públicos" y sobretodo para el sector más infantil, el film está totalmente despojado de cualquier elemento "políticamente incorrecto", por lo que a veces queda un poco insípida, amén de tener un grave, grave defecto: la insoportable presencia del pésimo Orlando Bloom, que ha demostrado ser no sólo un mal actor protagónico, sino también, como se ve aquí, es un segundón de segunda categoría.
En la conclusión de la saga, Will Turner (bostezo Bloom) y Elizabeth Swann (la preciosa y muy efectiva Keira Knightley) se han aliado con el siniestro Capitán Barbossa (Geoffrey Rush, que repite) con el desesperado objetivo de liberar a Jack Sparrow de su terrorífica trampa en la bodega de Davy Jones (Bill Nighy). Si a esto añadimos el escalofriante barco fantasma El Holandés Errante y la Compañía de las Indias, así como al astuto pirata chino Sao Fen (Chow Yun Fat), el resultado es una aventura descabellada y muy vistosa, que llega más allá de los confines de la tierra, prometiendo para el espectador exactamente lo que espera al comprar su boleto: emoción mediante lo plasmado en pantalla, que hacen que las casi tres horas de la cinta ni se sientan.
Siendo un estreno de verano – éste particularmente saturado de estrenos y event movies para llamar la atención- ustedes saben perfectamente qué esperar, pero hay algo aquí que no decepciona: Johnny Depp no falla, y hay, uno espera, Capitán Jack Sparrow para rato.
Piratas del Caribe en el fin del mundo/Pirates of the Caribbean at World’s End
Con Johnny Depp, Keira Knightley, Geoffrey Rush, Orlando Bloom, Jack Davenport, Tom Hollander, Bill Nighy y Chow Yun Fat
Dirige: Gore Verbinski
Estados Unidos 2007