Parece inevitable que, en beneficio de las hordas de adolescentes estadounidenses – nuestro nefasto termómetro para el cinema comercial en esta era globalizada- carentes de imaginación o sentido de la historia cinematográfica, los estudios – con total cinismo- sigan estructurando sus planes de producción teniendo como pilotes a los tan cacareados remakes o (peor tantito) “reimaginaciones” – léase: masacres estupidizantes- de cintas que son clásicos emblemáticos o éxitos rotundos. Una cinta que es claro ejemplo de ambos atributos es La Profecía (1976), misma que realmente no necesitaba una nueva versión: se trata aún hoy de una cinta sólida, bien dirigida por Richard Donner, con reparto magistral (Gregory Peck y esa diosa de la pantalla que era Lee Remick) y sin que su atmósfera de angustia y horror haya perdido un ápice de su fuerza para asusta, razón que le otorga un sitio indeleble en el género. Pero ya se sabe que “hay que hacer lo de hoy” y por lo mismo, en lugar de reestrenarla con motivo de su treinta aniversario (como El Exorcista), mejor se avientan una versión más violenta y estilizada para la chaviza, que se asusta igual que lo hiciera la momiza, pero con más efectos visuales y caras conocidas.
Así pues, ante el hecho consumado, no queda más que, en lugar de gritar ¡sacrilegio! (bueno, al menos no se trata de un remake de El Bebé de Rosemary, lo cuál sí sería ofensivo y hasta blasfemo para los amantes del cine), el reconocer que el irlandés John Moore ha hecho un trabajo muy decente y digno al hacerse cargo de esta película, rodada casi íntegramente en locaciones de Praga (pasando por Inglaterra), con un estilo visual elegante – su esquema de color es inteligente y lleno de simbolismo- y un reparto que trabaja con dedicación, sobre una trama que no guarda muchas sorpresas para nadie, dada la distintiva naturaleza del original.
De hecho, el guión es el mismo original de David Seltzer, sólo con algunas adaptaciones al siglo XXI. Todos sabemos – aún los que nunca vieron la versión original- que el pequeñín Damien Thorn (Seamus Davey-Fitzpatrick), hijo único del acaudalado diplomático Robert Thorn (Liev Schreiber, esforzándose por llenar unos zapatos muy grandes, con cierta eficiencia) y su fràgil y quebradiza esposa Kathy (Julia Stiles, que pesea a ser buena actriz, pobrecita, ni de lejos le llega a la celestial Remick), nacido el 6 de junio a las 6 de la mañana, es en realidad el AntiCristo, hijo de Satanás venido a la tierra para acabar con la humanidad.
La lucha por detenerlo es la anécdota central de la trama, salpicada de secuencias escalofriantes y violentas (como lo que sucede en la fiesta de cinco años de Damien y en una visita al zoológico, así como los destinos finales de algunos personajes) El elenco está completado en esta ocasión por excelentes actores británicos – David Thewlis, Pete Postlethwaite y Michael Gambon-, aunque quien amerita mención especial y, de hecho, se lleva la película sin gran esfuerzo (y con mucha clase) es Mia Farrow, en el papel de la nana Baylock, una especie de Mary Poppins infernal, que es la protectora del niño.
La Farrow, que irónicamente surgió a la fama en la telenovela La Caldera del Diablo y posteriormente se hizo superestrella de la mano de Polanski en la legendaria El Bebé de Rosemary, donde precisamente interpretaba a la joven madre del hijo de Lucifer, hace suyo al personaje con una interpretación dulce y sensible a primera vista, pero con muchos niveles de profundidad que la apartan de la interpretación original de Billie Whitelaw. Aquí, Mrs. Baylock no es una recreación, sino algo original. Su presencia, extrañada desde hace mucho en pantallas, hace que la cinta tenga más valor del de un simple remake y nos recuerda por qué Mia es una de las mejores actrices de su generación.
Por lo demás, si bien esta nueva Profecía no resulta humillante (como Poseidón) tampoco es algo muy memorable. Tiene un diseño de producción impecable y una atmósfera más oscura, aunque le falta la música de Jerry Goldsmith, que era uno de los elementos más logrados que tuvo la otra versión. Elegante, fría y siniestra, sin duda atraerá a mucho público, aunque definitivamente, palidece ante su original.
La Profecía/The Omen
Con Liev Schreiber, Julia Stiles, David Thewlis, Michael Gambon y Mia Farrow
Estados Unidos, 2006