26 mar 2009

Memorias de una Geisha / Memoirs of a Geisha, de Rob Marshall

Miguel Cane


Ziyi Zhang stars in Columbia Pictures' Memoirs of a Geisha


Cuando la novela de Arthur Golden apareció por primera vez en 1997, su principal atractivo era el que su voz narrativa nos convencía de que el autor (hombre caucásico de 40 años) se convertía en la narradora en primera persona (mujer asiática del doble de edad). El mayor reto al traducir esta novela al lenguaje cinematográfico era poder reproducir el mismo efecto. Es así que Rob Marshall, que convirtió al musical Chicago en un estupendo retrato satírico de nuestra obsesión con los medios, se esfuerza por repetir el mismo truco que funciona bien en la versión literaria, pero que aquí, pese al notable ahínco y buenas intenciones de elenco y equipo, se queda lejos de la fuente.

La historia, narrada de manera lineal y con un impresionante trabajo de fotografía de Dion Beebe (que colaboró con Marshall en Chicago y también prestó su lente para cintas como Charlotte Gray, Colateral y En Carne Viva), muestra cómo la pequeña hija de un pescador llamada Chiyo – cuya particularidad radica en tener ojos de color azul, algo considerado insólito en Japón aún ahora- es vendida a una casa de Geishas en Kyoto, antes de la 2ª Guerra Mundial y al paso del tiempo se transforma en Nitta Sayuri (la joven china Ziyi Zhang, cuya interpretación sufre un poco al tener que hacerla en inglés), la más notable Geisha jamás vista; una auténtica obra de arte viviente – que es, tal y como lo explica su preceptora y madre putativa Mameha (la actriz de origen malayo Michelle Yeoh), la verdadera función de estas mujeres: “no somos cortesanas ni esposas. Vendemos nuestro talento, mas no nuestro cuerpo. Existimos para crear un mundo de belleza.”

Siguiendo este criterio, la película es una auténtica preciosidad: el colorido, la notable ambientación (realizada por completo en sets), el formidable diseño de vestuario a cargo de Colleen Atwood – que merece por mucho su nominación al premio de la Academia -; igualmente, el trabajo de las actrices maduras (en especial Gong Li, de Adiós a mi Concubina, como la tan monstruosa como bella Hatsumomo, Geisha perversa y de mal corazón que aborrece a la heroína de manera enfermiza) es de primera y Ken Watanabe –único actor nipón entre los protagonistas- redondea el trabajo como un hombre sensible, generoso y enigmático que toca las vidas de las mujeres en distintas épocas… pero tiene una falla casi fatal y esta yace en que el ritmo de la película (opuesto al del libro) es lento y oneroso desde el principio, por lo que la atención del espectador se verá comprometida, al pasar de la barrera de las dos horas.


Ziyi Zhang in Columbia Pictures' Memoirs of a Geisha


Ciertamente este comentarista no puede abordar la controversia acerca del gentilicio del reparto y cómo esto puede o no afectar la cinta (reconozco desconocer sobre el tema) pero puedo decir que no hay grandes sorpresas ni secretos (de hecho, los admiradores de la novela estarán satisfechos con la adaptación hecha por la escritora/directora Robin Swicord), y si hay suficiente paciencia para observar este diorama sin exigirle mucho, el espectador se sentirá complacido de haber presenciado un arrebatador espectáculo visual, aún si no resulta tan cautivante como la experiencia de su lectura.

Memorias de una Geisha/Memoirs of a Geisha
Con: Zhiyi Zhang, Michelle Yeoh, Gong Li y Ken Watanabe.
Guión: Robin Swicord, basada en la novela de Arthur Golden.
Música: John Williams.
Dirige: Rob Marshall
Estados Unidos 2005

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