Creación del incomparable Roald Dahl, cuya macabra imaginación contribuyó a hacer las delicias de generaciones enteras, Willy Wonka, el mandamás de un imperio de chocolates, es uno de los personajes más memorables en la historia de la cultura pop, tanto en literatura como en cine – gracias a la interpretación entrañable de Gene Wilder en la versión musical de 1971 dirigida por Mel Stuart- y en esta nueva visita del singular caballero del estrafalario atuendo al celuloide, Johnny Depp lo encarna con gusto y valentía, con una extraordinaria ternura que demuestra por qué, pese a todo y su reputación como rebelión, Depp es uno de los más talentosos, empáticos y formidables intérpretes de nuestro tiempo.
Si a esto aunamos que se trata de su cuarta colaboración con ese genio enfermizo y objeto de culto llamado Tim Burton, los resultados no son menos que explosivos.
Excepcionalmente apegada a la novela original (que Dahl escribió para entretener no sólo a los pequeños sino también para ayudar a su entonces esposa, la actriz Patricia Neal, a superar un derrame cerebral mediante terapia de risas), esta adaptación –por John August, que colaboró con Burton en Big Fish– sigue de cerca la engañosamente simple trama: Wonka decide promover su negocio ubicando al azar cinco “boletos dorados” en sus chocolates, cuyo premio consiste en una invitación a los ganadores a conocer la fábrica.
Es así que conocemos a los afortunados: el adorable y bueno Charlie Bucket (el excepcional Freddie Highmore, auténtico descubrimiento en En busca del país de Nunca Jamás, también con Depp, que literalmente se lo trajo a este proyecto), quien junto con la horrenda y egocéntrica Veruca Salt (Julia Winter), la pertinaz Violet Beauregarde (Annasophia Robb), el pozo sin fondo llamado Augustus Gloop (un simpático Philip Wiegratz), y el alarmante niño-problema Mike Teavee (Jordon Fry), hace su sueño realidad, si bien el paseo no es exactamente un dulce caramelo…
Esta es una película de Tim Burton de principio a fin y se nota, desde el principio, con la ya familiar música de Danny Elfman (elemento infaltable en su obra), el formidable diseño de producción, la animación computarizada (¡esos Oompa Loompas¡ ¡Parecen de verdad!) y un elenco salpicado de actores de primer orden – aparte de Depp, Christopher Lee se deja ver como el dentista papá de Willy y también aparece el actorazo James Fox (cinéfilos: ¿recuerdan Performance o El Sirviente?)- y la presencia ya de rigeur de su señora y actriz fetiche, Helena Bonham Carter, quien junto al espléndido Noah Taylor interpretan a los padres de Charlie.
La ambientación es formidable, extravagante, llena de un vibrante colorido que va de la mano con los sutiles guiños sarcásticos del guión, algunos tomados verbatim de la novela original y esto hace que Charlie y la fábrica de chocolates sea una película que gustará a los más pequeños, pero que tiene una vena muy negra de humor que le hablará perfectamente a los adultos. Esto aunado a la prodigiosa actuación de Depp, da lugar a uno de los mejores filmes en el canon de Burton y sin duda, una de las cintas más atractivas del año, que uno quiere volver a ver enseguida y que ciertamente aguanta varias ojeadas, por lo que seguro tendrá una larga vida al llegar al video… eso sin contar que, como la primera, tiene todo para convertirse en un fabuloso clásico de culto.
Charlie y la fábrica de chocolates/Charlie and the Chocolate Factory
Con: Johnny Depp, Freddie Highmore, Julia Winter, Helena Bonham Carter, Noah Taylor, James Fox, Annasophia Robb y Christopher Lee. Dirige: Tim Burton.
Distribuye: Warner Brothers. (2005)
NOTA ACLARATORIA:
Al momento de realizar esta reseña (25/7), quien suscribe no estaba al tanto de que, efectivamente, todos los Oompa Loompas son interpretados por un actor: el keniano Deep Roy, quien tiene casi treinta años de carrera y ha participado con Tim Burton en dos proyectos anteriores. Su aspecto y apariencia son alterados por computadora, aunque no es generado por ningún programa. Ergo, corregimos: los Oompa Loompas son de verdad y las voces con que cantan son -- naturalmente- una sola: la del compositor y cantante Danny Elfman, autor de los temas interpretados a lo largo de la cinta.
Dejar este error sin corrección y no dar crédito a quien lo merece, sería de facto imperdonable, por lo que sirva este anexo para aclarar este error.
Gracias por su atención,
MC
