10 may 2009

El luchador / Cinderella Man, de Ron Howard

Miguel Cane


The movie poster for Universal's Cinderella Man


No es secreto que en Estados Unidos las películas sobre personajes de la vida real que sufren reveses de la adversidad, son un éxito garantizado… y como se vio el año pasado (con Golpes del destino), el boxeo es un elemento favorito de las películas que suelen competir con el Oscar, que suele inclinarse por las historias más “americanas”.


Russell Crowe and Art Binkowski in Universal Pictures' Cinderella Man


Este nuevo proyecto de Ron Howard (Una mente brillante, Marea de fuego, Las Desapariciones) está perfectamente calculado para llegar a todas las bases con un reparto encabezado por el muy macho Russell Crowe encarnando al famoso boxeador Jim Braddock y la ex-guerita Renée Zellweger como su esposa Mae y ambientada en los más difíciles años de la depresión, parece ser un hit garantizado… pero en realidad, es mucho más que un melodrama.

Es cierto que el melodrama está a la orden del día, pero El Luchador es más que la historia del precursor real del ficticio Rocky Balboa: es la historia de un hombre que, literalmente, lucha por salvar la vida de su familia y por mantener su dignidad. La cinta abre en la época en que Braddock va perdiendo su carrera en el cuadrilátero. Su entrenador, Jim Gould (el siempre espléndido Paul Giamatti), lo coloca en una pelea que le da la oportunidad de ganar hasta $75 dólares por encuentro. Esto sería una bendición para la familia. Tiene tres hijos pequeños y un mar de deudas.

Para su mala suerte, el primer encuentro resulta en la humillación de Braddock y en que pierda su licencia para boxear. Para empeorar las cosas, tiene la mano derecha rota, lo que le trae terribles dolores cuando va a los muelles de Nueva Jersey a tratar de ganar algún dinero. Sin embargo, su lesión en la diestra le sirve para hacer más fuerzas con el brazo izquierdo, por lo que consigue pelear con ambas manos. Meses después, cuando con todo el dolor de su corazón tienen que enviar a los niños a vivir con familiares, Gould le ofrece una última oportunidad, sin licencia, es sólo lo que se podría llamar un “palomazo” en el ring.

Para sorpresa de todos, hasta de sí mismo, Jim gana, por lo que comienza de nuevo a pelear, recuperando poco a poco lo que ha perdido. Esta, es básicamente la trama, pero hay más elementos que la enriquecen y dan textura, aún si es una historia bastante predecible – y bastante conocida para los expertos en el deporte, aunque a muchos les molestará que el otro púgil legendario, Max Baer, es reducido a siniestra caricatura de malo-malo encarnada por Craig Bierko, cuyo rencor y despotismo parecen reales, aún si en la vida real Baer no era así. No hay grandes secretos, pues, en esta película. Lo sabroso, por así decirlo, es lo de adentro: la naturaleza del personaje de Braddock y su amorosa relación con Mae y con su entorno. Hay una gran calidez en la historia y Crowe la proyecta, utilizando su propio carisma como herramienta, donde la Zellweger llega a ser conmovedora de una manera más natural, utilizando su lenguaje corporal y su voz. Ellos, junto con Giamatti, son el espectáculo.

Ron Howard antes de ser director fue actor y se nota. Es excelente director de actores y muy inteligentemente se enfoca en el aspecto humano de la historia y pasa más tiempo asomado a la estupenda interacción de los personajes en una ambientación de época que reproduce los años 30 con detalle y cuidado. Hay una toma memorable, obra del extraordinario Salvatore Totino, que muestra a la arena iluminada por un reflector, donde una multitud pareciera rodearla. A la derecha se puede ver la silueta de un hombre común, que todo lo observa: es como una referencia al público, que se deja envolver y no puede despegar los ojos de la pantalla.

Esta es la clase de escenas que captan la atención y ayudan a que el guión de Cliff Hollingsworth se mueva con mayor fluidez, trascendiendo los formulismos de la lágrima para convertirse en una experiencia muy satisfactoria y en una de las películas mejor realizadas del año.

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