Miguel Cane
En su más reciente filme, Leones por corderos, Robert Redford, que regresa a la dirección tras siete años de ausencia, presenta tres historias entrelazadas con el fin de dar un mosaico de la actual realidad estadounidense, para buscar los posibles motivos que han llevado al vecino del norte a una guerra sin salida aparente y a todas luces inútil.
En una oficina del congreso, el senador Jasper Irving (Tom Cruise), aspirante a la presidencia, está a punto de soltar una noticia muy grave acerca de una nueva estrategia bélica a Janine Roth (Meryl Streep, regia como es habitual) una prestigiada periodista de televisión; así, mientras que ambos participan en un feroz juego del gato y el ratón, en pos de la verdad, en una universidad, el profesor Stephen Malley (Redford) se enfrenta a uno de sus alumnos más brillantes (Andrew Garfield) que corre el peligro de frustrar para siempre sus enormes posibilidades; entretanto, en Afganistán, dos de los antiguos alumnos del Malley, ponen al descubierto los debates y los argumentos de sus mentores y sus políticos en una cruda lucha por la mera supervivencia, cuyas desgarradoras consecuencias afectarán a todos los personajes.
A partir de un sólido guión escrito por Matthew Michael Carnahan, Redford (que desde la devastadora Gente como uno, de 1980, no había logrado presentar una historia con tanta fuerza y entereza) analiza tres aspectos por lo que estima que su país ha llegado hasta este punto caótico, la educación, los medios y la política, desarrollándose en esos tres ámbitos el grueso de la trama, y viendo reflejadas las consecuencias de las decisiones que se toman en cada territorio en un cuarto, el campo de guerra.
Con estupendas actuaciones – hasta del habitualmente inane Cruise, que retoma la misma vena que le descubrió P.T. Anderson en Magnolia- se cuida de no caer en la trampa de presentar argumentaciones maniqueas. Este no es un típico film de buenos y malos, es más complejo, como escenas de la vida misma. El personaje de Streep es imperfecto y sus propios errores del pasado la persiguen, al igual que su consciencia, que la lleva a buscar ser honesta desde una posición donde sería muy fácil engañar, mientras que Redford es el centro moral dentro de la vida de sus alumnos. Trabajo adulto y logrado, Leones por corderos es una cinta descarnada en sus planteamientos, que no hace concesiones y no pierde nunca el ritmo.
No fue fácil para Redford que, con su status de superestrella, se le tomara en serio como director, aún si tiene cintas interesantes (Quiz Show, El Milagro) y una auténtica obra maestra (Gente como uno). Con esta producción se reivindica, es profundamente emotiva, mas no sensiblera. Es la triste historia de personas comprometidas por los ideales de juventud, y como estos se ven afectados por los intereses personales de terceros, que acaban moviendo el mundo. De esta batalla surge la incógnita planteada en la cinta: ¿quiénes son los leones y quiénes los corderos?
Desde hace siglos, la estrategia militar ha contemplado el colocar cebos humanos para que las huestes milicianas los arrasen, es así que millares de reclutas estadounidenses mueren en las guerras. El inescrupuloso personaje de Cruise pretende usar a los medios (es decir, Meryl) para que difunda un programa que fundamente esta nueva ofensiva, pero está en manos de los que hacen las noticias el develar la verdad. ¿Eso es aún posible? Esta tampoco es una película de denuncia, sólo busca que el espectador se plantee principios que parecen bien fundamentados pero cuyo valor se diluye fácilmente en el fragor de guerra en la vida real. Sin duda, este es uno de los grandes estrenos del año y no hay que dejarla pasar sin analizarla con cuidado: no es “divertida” ni “con mensaje”… pero sí resulta, a fin de cuentas, muy reveladora.
Leones por corderos/Lions for Lambs
Con Meryl Streep, Tom Cruise, Andrew Garfield, Michael Peña y Robert Redford
Dirige: Robert Redford
Estados Unidos 2007
En su más reciente filme, Leones por corderos, Robert Redford, que regresa a la dirección tras siete años de ausencia, presenta tres historias entrelazadas con el fin de dar un mosaico de la actual realidad estadounidense, para buscar los posibles motivos que han llevado al vecino del norte a una guerra sin salida aparente y a todas luces inútil.
En una oficina del congreso, el senador Jasper Irving (Tom Cruise), aspirante a la presidencia, está a punto de soltar una noticia muy grave acerca de una nueva estrategia bélica a Janine Roth (Meryl Streep, regia como es habitual) una prestigiada periodista de televisión; así, mientras que ambos participan en un feroz juego del gato y el ratón, en pos de la verdad, en una universidad, el profesor Stephen Malley (Redford) se enfrenta a uno de sus alumnos más brillantes (Andrew Garfield) que corre el peligro de frustrar para siempre sus enormes posibilidades; entretanto, en Afganistán, dos de los antiguos alumnos del Malley, ponen al descubierto los debates y los argumentos de sus mentores y sus políticos en una cruda lucha por la mera supervivencia, cuyas desgarradoras consecuencias afectarán a todos los personajes.
A partir de un sólido guión escrito por Matthew Michael Carnahan, Redford (que desde la devastadora Gente como uno, de 1980, no había logrado presentar una historia con tanta fuerza y entereza) analiza tres aspectos por lo que estima que su país ha llegado hasta este punto caótico, la educación, los medios y la política, desarrollándose en esos tres ámbitos el grueso de la trama, y viendo reflejadas las consecuencias de las decisiones que se toman en cada territorio en un cuarto, el campo de guerra.
Con estupendas actuaciones – hasta del habitualmente inane Cruise, que retoma la misma vena que le descubrió P.T. Anderson en Magnolia- se cuida de no caer en la trampa de presentar argumentaciones maniqueas. Este no es un típico film de buenos y malos, es más complejo, como escenas de la vida misma. El personaje de Streep es imperfecto y sus propios errores del pasado la persiguen, al igual que su consciencia, que la lleva a buscar ser honesta desde una posición donde sería muy fácil engañar, mientras que Redford es el centro moral dentro de la vida de sus alumnos. Trabajo adulto y logrado, Leones por corderos es una cinta descarnada en sus planteamientos, que no hace concesiones y no pierde nunca el ritmo.
No fue fácil para Redford que, con su status de superestrella, se le tomara en serio como director, aún si tiene cintas interesantes (Quiz Show, El Milagro) y una auténtica obra maestra (Gente como uno). Con esta producción se reivindica, es profundamente emotiva, mas no sensiblera. Es la triste historia de personas comprometidas por los ideales de juventud, y como estos se ven afectados por los intereses personales de terceros, que acaban moviendo el mundo. De esta batalla surge la incógnita planteada en la cinta: ¿quiénes son los leones y quiénes los corderos?
Desde hace siglos, la estrategia militar ha contemplado el colocar cebos humanos para que las huestes milicianas los arrasen, es así que millares de reclutas estadounidenses mueren en las guerras. El inescrupuloso personaje de Cruise pretende usar a los medios (es decir, Meryl) para que difunda un programa que fundamente esta nueva ofensiva, pero está en manos de los que hacen las noticias el develar la verdad. ¿Eso es aún posible? Esta tampoco es una película de denuncia, sólo busca que el espectador se plantee principios que parecen bien fundamentados pero cuyo valor se diluye fácilmente en el fragor de guerra en la vida real. Sin duda, este es uno de los grandes estrenos del año y no hay que dejarla pasar sin analizarla con cuidado: no es “divertida” ni “con mensaje”… pero sí resulta, a fin de cuentas, muy reveladora.
Leones por corderos/Lions for Lambs
Con Meryl Streep, Tom Cruise, Andrew Garfield, Michael Peña y Robert Redford
Dirige: Robert Redford
Estados Unidos 2007