26 may 2009

Presagio / Knowing, de Alex Troyas

Jacobo Bautista


Cage no es el gran actor de la humanidad ni sus películas grandes obras de arte, dejó de ser material incluso de los premios Óscar hace mucho tiempo, pero las últimas películas han sido muy entretenidas. Si con The Rock me entretuvo tanto que sentí que la cinta duraba media hora, con las películas de El Tesoro Nacional, híjole, me la pasé bomba.

Pensando en eso fue que fui a ver Presagio.

No les miento, tenía mis dudas, porque en esto del palomerismo hay que ser muy bueno y mantenerse en la línea de ‘estamos aquí para entretener’ y ya. No tratar de mandar el gran mensaje filosófico ni tratar de repente de hacer una gran actuación porque en medio de puras jaladas, pues se torna chistoso y rompe con el asunto.

La cara de Nicholas Cage de “no manches, qué ridículo, pero no me voy a reír” resulta genial para este tipo de películas.


El asunto es que en 1959 en un pueblo de Massachusetts, unos niños meten una serie de cartas y dibujos a una ‘capsula del tiempo’, que será abierta en 2009 cuando se cumpla el aniversario número 50 de la escuela. Una niña medio rara, en lugar de hacer un dibujo de cómo se vería el mundo en 2009, comenzó a escribir una serie de números, por ambos lados de la página que metieron en un sobre y en la cápsula.

En 2009, esta hoja con números llegó al hijo del personaje interpretado por Nicholas Cage, quien la hace de un astrofísico del MIT con dudas filosóficas acerca del determinismo en el cosmos (sí, así de jalado).

Viendo la hoja que le tocó a su hijo, Cage se da cuenta que la secuencia de números significan desastres. Un número llama su atención, el de 911012996, que se da cuenta que es una fecha, el 11 de septiembre del 2001, seguido de 2,996 que es el número de muertes que hubo en el World Trade Center de Nueva York… los demás números tienen coincidencias iguales, la fecha de un desastre seguido del número de muertos.

John Koestler, que así se llama el personaje, se horroriza al encontrar incluso la fecha y el número de muertos del incendio donde murió su esposa. Aunque hay números en la secuencia que no sabe qué son, logra identificar todos los desastres que vienen en la hoja, menos tres… cuyas fechas se aprociman.

Koestler vive con su hijo, por cierto, en una casa terriblemente descuidada (dan a entender más veces de las necesarias que descuidó la casa desde que quedó viudo y que por eso se la pasa tomando whisky), el hijo tiene problemas de audición –aunque escucha voces- y está peleado con sus papás, a quien no les habla –su padre es ministro de la iglesia- por más esfuerzos que hace su hermana por convencerlo que vaya con sus papás y que le deje cuidar al chico mientras él se va a ligar por ahí.

Gracias al GPS de su camioneta (gran anuncio a las camionetas, por cierto), John se da cuenta que los números que no logró identificar son las coordenadas de los desastres… que por cierto hay una escena de estos accidentes en los que se da cuenta y es la mejor escena de toda la película, exagerando un poco podría decir que vale el boleto.

Con el misterio resuelto, encontrando a la hija de la chica que en 1959 escribió los números, John trata de impedir los otros dos desastres, aunque para el último no tiene coordenadas ni número de muertos sino solamente el número 33.

Y esta es la parte palomera de la película, con escenas de acción muy bien logradas por la gente de efectos especiales, con Nicholas Cage corriendo para salvar a la gente y descubriendo a su paso más pistas muy al estilo de película palomera bien palomera.

Al final, cuando se descubre que el número 33 es una advertencia de que todo el mundo se va a morir (no quiero echarles a perder la película, si es que la ven, diciéndoles cómo llegan a tal resultado), es que todo se echa a perder.

“¿Cómo voy a detener el fin del mundo”, pregunta en un punto Koestler, recordándonos un poco aquella cinta de Impacto Profundo en que un meteoro impacta con la tierra y todos se mueren. Y pues aquí el ‘héroe’ de la película, que anda corriendo, encontrando claves, resolviéndolas y corriendo de nuevo, se echa a perder, junto con toda la película.

El final, pues no me gustó, está jaladísimo de los pelos. Pero el desarrollo para llegar a él salva el que no me esté quejando mucho.

Esta sí no puedo decirles que la vayan a ver. Réntenla cuando salga y la película por la que fueron no está –es buena segunda opción- o de plano sí véanla cuando salga en la tele… mientras, yo seguiré esperando la tercera entrega de Tesoro Nacional.

Presagio (Knowing)
Dirigida por Alex Proyas
Escrita por Ryne Douglas Pearson, Juliet Snoeden y Stiles White
Historia original de Ryne Douglas Pearson
Protagonizada por Nicholas Cage


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