Jacobo Bautista
Es como que en parte una pena recomendar este libro, he buscado por los sitios donde tradicionalmente compro libros y no he encontrado ejemplares nuevos, no hay ediciones recientes, sólo las tradicionales usadas por alrededor de 17 dólares.
El libro que recomiendo ahora es Sacred & Pronafe, Lo sagrado y lo Profano, que lleva el subtítulo, Una brillante novela de Mozart, si vida, sus amores, su música, su agonía... fue escrito por David Weiss y publicado primero en 1968 por la editorial Hoddel & Stoughton, mi edición es la segunda de la casa editorial Coronet Edition, fechada en 1972, así que el libro es tan antiguo como quien esto escribe.
Así las cosas, el libro, ya maltratadísimo, apareció de repente en mi recámara. Lo dejó ahí mi papá y se me hizo curioso porque gran parte del libro habla de la relación entre Wolfgang Mozart y su padre Leopold. Me llamó la atención primero el olor del libro, entre húmedo e interesante, clamaba por ser leído, todas sus hojas, todas, ya están amarillentas y los forros (es una de las ediciones llamadas paperback) ya bastante maltratadas.
Lo tomé como entretenimiento, seguro que esta biografía novelada me aburriría de inmediato y podría volver rápido a mis lecturas sobre la guerra y luego a un libro de Pink Floyd que me había llegado en la víspera. Las 768 páginas tampoco me alentaban mucho a tenerme entretenido hasta el fin. Las biografías noveladas, por otro lado, nunca me habían llamado la atención precisamente porque son, antes que nada, novelas, y aunque el autor presume que se basó en la gran gran cantidad de cartas que Mozart y su padre (y su hermana y esposa) intercambiaron, no me convencía mucho el argumento... pero, caray, estamos en el año de Mozart, el 250 aniversario de su nacimiento, acababa de ver en DVD la ‘versión del director’ de la película Amadeus... valía la pena echarle un vistazo.
La novela comienza con un Leopold Mozart muerto de la angustia, esperando a que Anna María, su esposa, diera a luz a un niño vivo. Aunque la pareja estaba contenta con la pequeña Nannerl, Leopold quería un hijo y la muerte de varios de sus hijos antes de nacer lo hacían pensar “este tiene que vivir, este tiene que ser diferente”... desde el inicio David Weiss logra captar lo que es la vida cotidiana en 1756, las condiciones de un nacimiento obviamente le ayudan, pero lo aprovecha muy bien y pronto entendemos que se trata de un mundo sin luz eléctrica, agua corriente y mucho menos comunicaciones efectivas.
Weiss armó su novela basándose en las cartas que Wolfgang intercambiaba con su padre, ‘Papa Leopold’, pero también con las cartas que Leopold le mandaba a Anna María cuando él y su hijo estaban de gira por Europa e incluso con las que Nannerl, hermana de Wolferl (como le decían de cariño y no ‘Wolfie’), intercambiaba con su papá y mamá. Muchos de los diálogos, por tanto, fueron reales y muchas de las citas son exactas pues fueron escritos por los protagonistas de su puño y letra. Hay, sin embargo, muchos pasajes que Weiss se tuvo que sacar de la manga, pero lo hace de forma extraordinaria, como aquellos del pequeño Wolferl encantado con el canto de los pájaros o lo que sitió la primera vez que escuchó la música que su padre tocaba con sus amigos en el salón contiguo a donde él jugaba.
Todos sabemos que Mozart fue uno de los más grandes músicos que ha existido, su música se toca hoy en día en todos lados, sus ópera se siguen montando lo mismo en Japón que en Rusia que en Italia y Austria, sabemos que fue un genio, pero ¿cómo enfrentaron en su familia a tamaño fenómeno? ¿cómo se puede dar un padre cuenta que en su casa tiene a un prodigio cuya música seguirá sonando tres siglos después con la misma claridad y belleza? Y eso Weiss lo resuelve admirablemente, Leopold se da cuenta que Wolfgang es en realidad diferente y recorre Europa con él pequeño y su hermana dando recitales y conciertos a los grandes monarcas de la época. Todo el mundo queda admirado por los niños prodigio y pues, al tener semejantes audiencias, el niño se volvió algo arrogante... pero, por más que lo escucharan los reyes de Inglaterra, Francia y Austria, lo más importante siempre fue la música, para Mozart lo primordial, lo único, era la música.
A lo largo de mi lectura había algo que me molestaba, si bien aproveché cada instante libre que tuve para leerlo, había algo que me molestaba, como a un tercio del libro entendí qué era... verán, yo sé del alcance de la música de Mozart y entonces sus constantes frustraciones me hacían enojar ¿cómo es posible que tal conde o tal duque fueran tan imbéciles como para ignorar a semejante genio? ¿cómo dejaron pasar tantas oportunidades? ¿por qué nadie simplemente lo acogió, le dio dinero y lo dejó componer? Y me enojaban ciertos pasajes en que algunos compositores e intérpretes (hoy totalmente olvidados) bloquearon las oportunidades que pudo haber tenido el genio de Salzburgo... cuando lo razoné dejé de hacer corajes pues muy pocos entonces se dieron cuenta del alcance de la música de Mozart.
Centrados en Mozart, en su música y la composición, su constante preocupación por recibir una comisión de algún monarca o noble, se pierde rápido de vista que los monarcas estaban más ocupados por la guerra, los impuestos, las alianzas políticas, que por ver que un pequeño sujeto de un pueblito desconocido les compusiera algo bonito para escuchar. Claro, cuando la emperatriz María Teresa le da sólo unos minutos para que Wolfgang le haga una serie de peticiones, se nos presenta como una fulana engreída que no sabía de arte ni una pizca, pero el mismo Weiss nos cuenta que además de escuchar al músico, la emperatriz de Austria tenía un problema serio con Prusia y su hija estaba a punto de ser coronada reina de Francia, que ya se traía unos líos políticos medio feos (la hija era María Antonieta, que ya sabemos cómo acabó).
Curiosamente, leyendo los nombres de los electores, los duques, los archiduques e incluso los emperadores y reyes da algo de risa, el nombre del pequeño músico al que le dedicaban pocos minutos trascendió mil veces más que el de ellos. Para que veamos nada más el peso específico de la política en el mundo.
En fin, volviendo a la lectura, es muy fácil, es muy entretenida, teniendo en cuenta que Mozart no vivió más allá de sus 34 años, pasaron gran cantidad que cosas que Weiss cuenta con gran detalle (algunos inventados, supongo). La intriga que se manejaba alrededor de los músicos de la corte en Viena, la poquísima o nula habilidad dimplmática de Wolfgang y la relación terriblemente afectuosa con su padre colman de pasta a pasta el libro y Weiss no deja de reconocer que así como era un gran genio musical, Mozart era un papanatas para las finanzas y la política.
Mozart es aquí un personaje tridimensional, que vivía un estilo de vida que no le correspondía, que vivió y murió terriblemente endeudado, joven, dejando en la miseria a su esposa y a su único hijo. El único problema del libro es la música, la describe Weiss aceptablemente bien, pero la verdad es que para saber de qué hablaba, me tuve que ir a buscar los CDs o los Mp3 de la música de la que se hablaba en la novela.
La novela está bonita, algo triste, como la misma vida de Mozart, llena de detalles curiosos; varias personas me han preguntado si es cierto lo de Salieri, quien no aparece mucho en la novela, fue quien mató a Mozart. David Weiss no se atreve a decirlo, pero tampoco lo desmiente, aunque cuenta que el mismo Wolfgang sospechaba de que Salieri lo hubiera envenenado –el doctor le dijo que no, que sus síntomas era de que andaba muy malo de los riñones– ya que la última comida fuera de su casa fue en casa de Antonio Salieri, quien cayó en desgracia a la muerte del emperador de Austria.
En el 250 aniversario del nacimiento de Mozart se me hace muy extraño que no haya nuevas ediciones de esta gran obra, de esta exquisita novela, y qué decir de una versión en español... no existe. Aunque, afortunadamente y gracias al internet, el libro es conseguible y para quien lo consiga, es una gran adquisición.
Sacred and Profane
Biografía novelada de Wolfgang A. Mozart escrita por David Weiss
Editorial Hoddel & Stoughton
Segunda edición en Inglaterra, 1972
ISBN: 0 340 12803 8
Es como que en parte una pena recomendar este libro, he buscado por los sitios donde tradicionalmente compro libros y no he encontrado ejemplares nuevos, no hay ediciones recientes, sólo las tradicionales usadas por alrededor de 17 dólares.
El libro que recomiendo ahora es Sacred & Pronafe, Lo sagrado y lo Profano, que lleva el subtítulo, Una brillante novela de Mozart, si vida, sus amores, su música, su agonía... fue escrito por David Weiss y publicado primero en 1968 por la editorial Hoddel & Stoughton, mi edición es la segunda de la casa editorial Coronet Edition, fechada en 1972, así que el libro es tan antiguo como quien esto escribe.
Así las cosas, el libro, ya maltratadísimo, apareció de repente en mi recámara. Lo dejó ahí mi papá y se me hizo curioso porque gran parte del libro habla de la relación entre Wolfgang Mozart y su padre Leopold. Me llamó la atención primero el olor del libro, entre húmedo e interesante, clamaba por ser leído, todas sus hojas, todas, ya están amarillentas y los forros (es una de las ediciones llamadas paperback) ya bastante maltratadas.
Lo tomé como entretenimiento, seguro que esta biografía novelada me aburriría de inmediato y podría volver rápido a mis lecturas sobre la guerra y luego a un libro de Pink Floyd que me había llegado en la víspera. Las 768 páginas tampoco me alentaban mucho a tenerme entretenido hasta el fin. Las biografías noveladas, por otro lado, nunca me habían llamado la atención precisamente porque son, antes que nada, novelas, y aunque el autor presume que se basó en la gran gran cantidad de cartas que Mozart y su padre (y su hermana y esposa) intercambiaron, no me convencía mucho el argumento... pero, caray, estamos en el año de Mozart, el 250 aniversario de su nacimiento, acababa de ver en DVD la ‘versión del director’ de la película Amadeus... valía la pena echarle un vistazo.
La novela comienza con un Leopold Mozart muerto de la angustia, esperando a que Anna María, su esposa, diera a luz a un niño vivo. Aunque la pareja estaba contenta con la pequeña Nannerl, Leopold quería un hijo y la muerte de varios de sus hijos antes de nacer lo hacían pensar “este tiene que vivir, este tiene que ser diferente”... desde el inicio David Weiss logra captar lo que es la vida cotidiana en 1756, las condiciones de un nacimiento obviamente le ayudan, pero lo aprovecha muy bien y pronto entendemos que se trata de un mundo sin luz eléctrica, agua corriente y mucho menos comunicaciones efectivas.
Weiss armó su novela basándose en las cartas que Wolfgang intercambiaba con su padre, ‘Papa Leopold’, pero también con las cartas que Leopold le mandaba a Anna María cuando él y su hijo estaban de gira por Europa e incluso con las que Nannerl, hermana de Wolferl (como le decían de cariño y no ‘Wolfie’), intercambiaba con su papá y mamá. Muchos de los diálogos, por tanto, fueron reales y muchas de las citas son exactas pues fueron escritos por los protagonistas de su puño y letra. Hay, sin embargo, muchos pasajes que Weiss se tuvo que sacar de la manga, pero lo hace de forma extraordinaria, como aquellos del pequeño Wolferl encantado con el canto de los pájaros o lo que sitió la primera vez que escuchó la música que su padre tocaba con sus amigos en el salón contiguo a donde él jugaba.
Todos sabemos que Mozart fue uno de los más grandes músicos que ha existido, su música se toca hoy en día en todos lados, sus ópera se siguen montando lo mismo en Japón que en Rusia que en Italia y Austria, sabemos que fue un genio, pero ¿cómo enfrentaron en su familia a tamaño fenómeno? ¿cómo se puede dar un padre cuenta que en su casa tiene a un prodigio cuya música seguirá sonando tres siglos después con la misma claridad y belleza? Y eso Weiss lo resuelve admirablemente, Leopold se da cuenta que Wolfgang es en realidad diferente y recorre Europa con él pequeño y su hermana dando recitales y conciertos a los grandes monarcas de la época. Todo el mundo queda admirado por los niños prodigio y pues, al tener semejantes audiencias, el niño se volvió algo arrogante... pero, por más que lo escucharan los reyes de Inglaterra, Francia y Austria, lo más importante siempre fue la música, para Mozart lo primordial, lo único, era la música.
A lo largo de mi lectura había algo que me molestaba, si bien aproveché cada instante libre que tuve para leerlo, había algo que me molestaba, como a un tercio del libro entendí qué era... verán, yo sé del alcance de la música de Mozart y entonces sus constantes frustraciones me hacían enojar ¿cómo es posible que tal conde o tal duque fueran tan imbéciles como para ignorar a semejante genio? ¿cómo dejaron pasar tantas oportunidades? ¿por qué nadie simplemente lo acogió, le dio dinero y lo dejó componer? Y me enojaban ciertos pasajes en que algunos compositores e intérpretes (hoy totalmente olvidados) bloquearon las oportunidades que pudo haber tenido el genio de Salzburgo... cuando lo razoné dejé de hacer corajes pues muy pocos entonces se dieron cuenta del alcance de la música de Mozart.
Centrados en Mozart, en su música y la composición, su constante preocupación por recibir una comisión de algún monarca o noble, se pierde rápido de vista que los monarcas estaban más ocupados por la guerra, los impuestos, las alianzas políticas, que por ver que un pequeño sujeto de un pueblito desconocido les compusiera algo bonito para escuchar. Claro, cuando la emperatriz María Teresa le da sólo unos minutos para que Wolfgang le haga una serie de peticiones, se nos presenta como una fulana engreída que no sabía de arte ni una pizca, pero el mismo Weiss nos cuenta que además de escuchar al músico, la emperatriz de Austria tenía un problema serio con Prusia y su hija estaba a punto de ser coronada reina de Francia, que ya se traía unos líos políticos medio feos (la hija era María Antonieta, que ya sabemos cómo acabó).
Curiosamente, leyendo los nombres de los electores, los duques, los archiduques e incluso los emperadores y reyes da algo de risa, el nombre del pequeño músico al que le dedicaban pocos minutos trascendió mil veces más que el de ellos. Para que veamos nada más el peso específico de la política en el mundo.
En fin, volviendo a la lectura, es muy fácil, es muy entretenida, teniendo en cuenta que Mozart no vivió más allá de sus 34 años, pasaron gran cantidad que cosas que Weiss cuenta con gran detalle (algunos inventados, supongo). La intriga que se manejaba alrededor de los músicos de la corte en Viena, la poquísima o nula habilidad dimplmática de Wolfgang y la relación terriblemente afectuosa con su padre colman de pasta a pasta el libro y Weiss no deja de reconocer que así como era un gran genio musical, Mozart era un papanatas para las finanzas y la política.
Mozart es aquí un personaje tridimensional, que vivía un estilo de vida que no le correspondía, que vivió y murió terriblemente endeudado, joven, dejando en la miseria a su esposa y a su único hijo. El único problema del libro es la música, la describe Weiss aceptablemente bien, pero la verdad es que para saber de qué hablaba, me tuve que ir a buscar los CDs o los Mp3 de la música de la que se hablaba en la novela.
La novela está bonita, algo triste, como la misma vida de Mozart, llena de detalles curiosos; varias personas me han preguntado si es cierto lo de Salieri, quien no aparece mucho en la novela, fue quien mató a Mozart. David Weiss no se atreve a decirlo, pero tampoco lo desmiente, aunque cuenta que el mismo Wolfgang sospechaba de que Salieri lo hubiera envenenado –el doctor le dijo que no, que sus síntomas era de que andaba muy malo de los riñones– ya que la última comida fuera de su casa fue en casa de Antonio Salieri, quien cayó en desgracia a la muerte del emperador de Austria.
En el 250 aniversario del nacimiento de Mozart se me hace muy extraño que no haya nuevas ediciones de esta gran obra, de esta exquisita novela, y qué decir de una versión en español... no existe. Aunque, afortunadamente y gracias al internet, el libro es conseguible y para quien lo consiga, es una gran adquisición.
Sacred and Profane
Biografía novelada de Wolfgang A. Mozart escrita por David Weiss
Editorial Hoddel & Stoughton
Segunda edición en Inglaterra, 1972
ISBN: 0 340 12803 8