David Guzmán
"Necesito dormir, sólo déjame dormir" - Will Dormer
(Texto con spoilers)
Paisajes nevados, niebla, disparos…gritos de dolor y tres actores galardonados con el Oscar dirigidos por el inglés Christopher Nolan, nos transportan a un lugar inhóspito, un pequeño pueblo en las montañas de Alaska habitado por 'aquellos que llegan huyendo de algo'. Semáforos funcionando en avenidas solitarias, viento y un extraño acontecimiento climatológico en el que la noche aparece teniendo todavía la luz del sol iluminando las 24 horas; todos elementos que complementan la inquietante atmósfera de Insomnia.
Hacer una nueva versión de una cinta no siempre es una tarea fácil y menos cuando se trata de una que fue galardonada o exhibida recientemente en algún prestigioso festival de cine. Generalmente los resultados obtenidos en estos ejercicios son pobres o superficiales, llegándose a considerar innecesario en la mayoría de los casos el hacer remakes y es que ya por regla general los resultados son comparados con el original que les da vida y difícilmente se logra superar lo realizado. Es además de todos conocido que se ha vuelto una práctica común en la industria norteamericana ante la evidente falta de guiones que ofrezcan algo interesante o novedoso que contar y no debe sorprendernos encontrar en este caso, nombres importantes interesados en la reelaboración de esta historia: el actor George Clooney y el director Steven Soderbergh en plan de productores ofrecieron esta tarea a Christopher Nolan después de haber visto el magnífico resultado logrado con Memento (2000).
Me atrevo a decir que esta nueva versión de la Insomnia del noruego Erik Skjoldbjærg, logra apenas salvar la mala fama de los remakes, básicamente porque hay un buen director detrás y aunque durante la proyección se tiene la sensación de estar ante algo ya visto, la atractiva trama que se nos plantea (junto con esa cautivante y conmovedora frase final del personaje de Al Pacino) da lo necesario para sentir que valió la pena pagar el boleto.
Y es que Insomnia no está lejos de los temas que obsesionan a Nolan y que hemos podido constatar en su corta filmografía con historias tan peculiares y perturbadoras; la observación –y seguimiento- de extraños en su primera cinta Following en 1998 y los estragos psicológicos provocados por la amnesia en la laureada Memento.
En Insomnia, el agente Will Dormer es encarnado por un Al Pacino experimentado en personajes policíacos y que domina a la perfección (dando muestras muy logradas como en Prohibida Obsesión/Sea of Love ó Fuego contra Fuego/Heat de Michael Mann). Dormer es enviado a resolver el asesinato de una joven de 17 años a Nightmute, Alaska, mientras es investigado en Los Angeles por el Departamento de Asuntos Internos por irregularidades en las que está envuelto.
Durante una emocionante persecución del sospechoso del crimen en las intrincadas laderas del frío lugar, Dormer dispara y mata por error a un compañero ante la nula visibilidad debida a la espesa niebla que envuelve al sitio en lo alto de las montañas. Pero él sabe que este error le podría costar caro a su carrera y decide alterar el cuadro para hacer parecer que Hap Eckhart, el policía caído (personificado por Martín Donovan), fue herido mortalmente por el asesino perseguido.
La presión psicológica que empieza a padecer Dormer por este hecho, cuyas aristas se le salen de control, es intensificada por la investigación que realizan sus compañeros, por el chantaje que el asesino anónimamente ejerce sobre él y por su nula adaptación al fenómeno llamado 'sol de medianoche' (evento que sólo ocurre en algunos países como Suecia, Noruega, Alaska y en la Antártica) que lo mantiene sin poder dormir.
Es rescatable como el personaje de Pacino que fue introducido como firme y efectivo conforme avanza la trama (al afectarle el detalle de haber sido visto cuando le disparó a su compañero), va suavizando su carácter explosivo pues la culpa y el miedo a perder el prestigio que ha logrado en tantos años lo agobian y lo mantienen insomne. Pero hay alguien más que no duerme: el pasivo pero explosivo escritor Walter Finch, interpretado por Robin Williams.
No creo cometer una indiscreción al mencionar que el personaje de Williams es el asesino que busca Dormer. La película no se centra en tratar de investigar quien es, pues prácticamente nos lo revelan en los inicios de la cinta. La trama rebasa al mero acertijo, centrándose en el complejo comportamiento del agente policíaco y su relación con el asesino, su desgaste físico y emocional y el placer que le provoca a Walter Finch su juego psicológico con Dormer.
Hay que recordar que Williams viene de una extensa carrera interpretando siempre personajes más encaminados a la comedia, tipos bonachones, casi redentores que de alguna forma lo han estereotipado constituyendo un peligro para su carrera que ya no daba visos de tener algo con que sorprendernos. Algo ocurre con su personalidad que por sernos tan familiar resulta poco creíble ubicarlo en el papel de un villano (como éste) aunque la justificación de su presencia que nos dan con la trama, es precisamente la de un escritor común y corriente que accidentalmente asesina a la joven, pudiendo ser esta la causa de su elección para el personaje; pero insisto, aún se sienten frescas en la memoria sus caracterizaciones de Papá por Siempre (Mrs. Doubtfire) y Patch Adams.
El rol de la aprendiz está bien representado por Hillary Swank, la ganadora del Oscar en 2000 por su actuación en Los muchachos no lloran. Una especie de sumisión o respeto ante el personaje de Pacino que de verdad pareciera que va más allá del mero carácter del personaje. Difícilmente hubiese creído que aquella jovencita que protagonizara la 4ª entrega del Karate Kid, ganaría dos años más tarde el Oscar y protagonizaría en esta ocasión una película dirigida por Christopher Nolan. Ellie Burr, la detective local interpretada por Swank, empieza a descubrir conforme avanza la trama, que su héroe no es tan eficaz e incorruptible como creía, hasta llegar a un punto en el que debe decidir si protegerlo o actuar conforme a la verdad. Bajo este esquema se puede palpar el final de la cinta con una dosis de moral ya muy explotada por el cine norteamericano.
Por otra parte, mucho ojo a una nueva dupla que se está gestando de director-músico. David Julyan colaboró en los tres primeros trabajos realizados por Nolan, creando música de un estilo bien definido e identificable, muy acorde a las obsesiones que está manejando el joven director en sus cintas, siempre sin perder de vista su función básica: el acompañamiento de la imagen. En este caso, la música de Julyan no se subraya como en Memento en la que, en ciertas secuencias tenía una importancia fundamental en la creación de atmósferas. El músico sigue utilizando sintetizadores pero se percibe ya un acompañamiento un tanto más elaborado, con sonido de cuerdas y se logra ese plus ya inseparable de la filmografía de Nolan. Con decirles que hubo una que otra secuencia que me recordó el inicio tan inquietante de El Resplandor, cuando la cámara se pasea por esos imponentes paisajes nevados siguiendo la ruta de Nicholson para llegar al tenebroso hotel de la cinta de Kubrick; esas imágenes son inolvidables y naturalmente la música que las acompaña tiene mucho que ver.
Insomnia no demerita la filmografía de Christopher Nolan ni decepciona al espectador. Creo que podríamos verla como un buen ejemplo de cómo un realizador extranjero puede tratar de no caer en los estándares hollywoodenses aunque sea esta industria la que aporta todo el dinero; ejemplos más recientes lo confirman: Batman Begins y El Gran Truco/The Prestige.