La razón para que un director como Doug Liman, responsable de la muy lograda Identidad perdida: El Caso Bourne así como de la calamitosa Señor y Señora Smith, decidiera hacerse cargo de un proyecto Jumper, es muy sencilla: al igual que la primera, ésta cinta de acción, hecha con toda corrección, pero sin entusiasmo, utiliza la habilidad de su protagonista para para movilizar la acción de un lugar a otro al igual que en cualquier thriller internacional, sólo que en el protagonizado por Matt Damon el talento de su personaje no tenía elementos de ciencia ficción como sucede en la que hoy nos ocupa.
Reducida ésta, no obstante, a un esquemático enfrentamiento de fuerzas opuestas (el bien contra el mal, o bien, menos buenos contra menos malos, debido a los tiempos que corren), los escasos 80 minutos de duración de Jumper se pasan rápido, pero queda la sensación de que tanto trabajo de efectos y locaciones daba para algo más.
La excusa es simple: David Rice (Hayden Christensen, que es un intérprete tieso, como ya se vio en la saga Star Wars) es un joven que descubre que puede teletransportarse debido a una anomalía genética. Decide por ello abandonar su vida infernal con un padre maltratador, para dedicarse a robar bancos y darse la gran vida…Pero es sólo en sus excelentes diez primeros minutos: Jumper va al grano y pronto David ve como un cazador (Samuel L. Jackson, con la presencia habitual) lo persigue por razones que ni él -ni el público- acaban de comprender.
Lo mejor de Jumper es, en realidad, lo que algunos le encontrarían como fallas: Liman, decide no escudriñar ni explorar en lo planteado, renuncia -voluntariamente- a sumergirnos en la trama familiar del protagonista que involucra a Diane Lane en una aparición muy breve, además de no mostrarnos, a propósito, más cosas sobre la misteriosa organización de paladines que persigue a los jumpers encarnados por Christensen y Jaime Bell (mucho más entrañable como el desenvuelto Griffin). Este desaprovechamiento (que promete secuelas, confirmadas por la producción) deja a Jumper como un anuncio a medias: diversas líneas de desarrollo están presentes en la misma (los intentos de salvar a Millie – Rachel Bilson- antes de que su avión aterrice) y no son desarrollados, aunque, eso sí, en menos de hora y media hemos asistido a un atractivo romance juvenil en Roma, tomas en Egipto, un par de secuencias de acción de lo más convencionales, y sobre todo a la elegancia y dinamismo con la cámara que Liman consigue con una pasmosa facilidad y que son desde hace bastante, su rúbrica.
Por el camino quedan, eso sí, apuntes sobre la naturaleza egoísta del (anti)héroe que no se desarrollan o sólo se reparten aquí y allá: David ni se plantea dar auxilio a unos inocentes afectados por una inundación que ve por la televisión, y sólo se convierte en figura heróica cuando su chica guapa está en peligro.
Por lo demás, Liman maneja bien sus referencias, evitando que Jumper se convierta en la consabida nueva cinta de superhéroes, sino más bien en un thriller de acción sin mayores pretensiones (David acaba convenciendo a Griffin de formar un equipo de superhéroes, estilo Marvel Comics).
Sin duda lo mejor es el ritmo de la cinta, la edición frenética y la dirección de Liman, que no obstante en alguna ocasión sabe mostrar los vaivenes de David por diversas ciudades del mundo, en una trama cuya creciente confusión (aunque el film empieza de forma sólida), y su principal defecto podría ser su negación a resolver los conflictos que plantea, lo que nos lleva a esperar una nueva franquicia, dependiendo de su desempeño en taquilla que hasta la fecha ha sido razonablemente bueno. Veamos qué tan lejos salta.
Jumper/Jumper
Con Hayden Christensen, Jaime Bell, Samuel L. Jackson, Rachel Bilson y Diane Lane
Dirige: Doug Liman
Estados Unidos 2008