8 jul 2009

Los 300

Jacobo Bautista

En julio de 2001, por razones que algún día se harán públicas, la revista Líderes Mexicanos decidió publicar una lista llamada Los 300 líderes más influyentes de México.


Noción chistosa porque aquí no se trata de un ranking de algo que se pueda medir cuantitativamente. La lista de Forbes, que sin duda es la más importante de este tipo de listas, está hecha de acuerdo a la cantidad de lana que tienen los que ahí aparecen… claro, las cuentas que hacen en Forbes son bastante alegres y sus criterios no sólo son disímiles de un personaje a otro sino que suelen volar feo la nota. Alguna vez Alberto Bailleres (el dueño de El Palacio de Hierro) nos contó que no sabía cómo le hacía la gente de Forbes para calcular su fortuna, porque ni él sabía cuánto tenía.

La otra lista que se me ocurre es la del Billboard sobre los discos más vendidos de Estados Unidos (o el mundo, la neta no sé), pero esa se hace nomás midiendo las ventas.

En México, la revista Expansión –que por algún motivo dicen que es la competencia- hace cada año una lista de 500 empresas, que se hace creo que con el tamaño de las mismas o las ventas. Pero esta lista, la de los 300, es de los ¡más influyentes! ¿Y cómo demonios se mide eso? Bueno,eso no se mide, nomás se tiene una idea…

¿Por qué 300? La neta es que no tengo idea, la idea fue de Eugenia Robleda y habrá que preguntarle algún día.

Aunque comencé a escribir en Líderes Mexicanos precisamente para el ejemplar de 2001, no fue sino que hasta 2003, ya como Editor Adjunto, que me involucré con el proyecto.

Pero hablar de los años pasados qué flojera. Y como hace rato llegó a mis manos el ejemplar de 2009 de la lista de Los 300 Líderes más Influyentes de México, les platico de las experiencias de este año, de las llamadas, mentadas y de lo chida que quedó la revista. “Está mal que yo lo diga, pero quedó de pocamadre”, Alex Lora dixit.

Este fue el primer año que asistí a las reuniones donde se decide la primera parte de los nombres de la lista. Buscamos líderes en diferentes áreas (dividimos a los líderes en 13 categorías) y ellos nos van diciendo quiénes son influyentes, quiénes no, quién está haciendo cosas y a quiénes ya nadie pela. Así, por ejemplo, para hacer la lista de los ochenta y tantos empresarios, nos reunimos con un buen número de empresarios, líderes de opinión y expertos – columnistas de negocios- y ellos nos cuentan qué onda.

La lista que se saca de todas estas reuniones debe ser como de 500, tal vez más.

Obvio, hay nombres que tienen que estar en la lista porque tienen que estar. Nadie puede negar la influencia de un personaje como Carlos Slim o el Presidente de la República, que será lo que quieran pero es el presidente… así hay una serie de líderes que serán unos 70 más o menos, que tienen que estar porque su influencia es innegable.

La lista es interesante porque averiguamos quién está haciendo qué. De repente nos reunimos no sé, con un presidente de alguna asociación de algo y nos cuenta que mengano o sultano, que nunca habíamos escuchado de él, está exportando no sé qué cosa a no sé dónde… y luego otras tres personas lo mencionan y así…

Ya que tenemos la lista de 300 (los nombres los comenzamos a recolectar ahí por marzo), hay que buscar a esta gente, llamar a sus oficinas y preguntar sus datos y luego escribimos una breve semblanza de lo que hacen. Los datos que aparecen son su nombre, su puesto, año de nacimiento, dónde viven, qué estudiaron, su estado civil, un número de teléfono para contactarlos (o dirección de correo electrónico), su página web y todo se publica con su foto.

Y ese es el lío.

Así como hay personas que no nomás tienen una asistente que es pocamadre, que manda toda la información y una foto donde el jefe hasta guapo sale, hay otros que no solamente no mandan nada sino que les da por amenazarnos y decirnos que no tenemos permiso de publicar nada.

Hay personas cuya información es pública, marcarle al Secretario Particular del Presidente, por ejemplo, sería un poco bobo, para pedirle los datos del Presidente (el mismo Secretario Particular es parte de la lista)… pero hay otras personas, casi todos del sector privado, cuya información no es pública, y pues, les pedimos que la hagan pública.

Hay otros a los que les tenemos la confianza suficiente y les podemos hablar directamente y preguntarles. Pero son los menos.

Muchas veces me han dicho que ha de ser muy fácil, porque todos quieren aparecer en esta lista… pero no, hay quienes, como les cuento, hasta nos amenazan, que no, que quién nos dijo, que por qué y uno el año pasado nos dijo que para nuestra revista nunca iba a mandar una foto (que están disponibles en agencias de foto por unos cuantos centavos).

Hasta hablan para ver cómo le hacen para no aparecer.

Quién sabe por qué no quieren aparecer y como el quién sabe por qué se nos hace sospechoso, igual lo publicamos.

Del otro lado también hay casos. Hay quienes en abril están llamando y llamando para que los incluyamos en la lista, que si por favor, que han trabajado harto, que todo el mundo los quiere y algunos incluso preguntan que de a cuánto. Pero así como no funciona para un lado, tampoco funciona para el otro.

La mejor manera de echar a perder la lista sería sacando a la gente que no quiere salir y metiendo a los que quieren estar. Tons no le hacemos caso a nadie, salvo a la gente a quien le pedimos que nos ayude a hacer la lista (incluso algunos de ellos nos piden estar en la lista y pues no, tampoco).

La revista Líderes Mexicanos es como “un faro de luz”, de corte positivo, que cuenta “las historias que merecen ser contadas”, de esas que inspiran y aparecer en sus páginas es generalmente un reconocimiento de un logro. Esto no sucede en los 300, la neta es que muchos de los que aparecen en la lista no los entrevistaríamos en mil años, pero como son influyentes, pues ni modo… la lista habla de influencia, no de buena onda.

Como casi todos en la lista de mis contactos en el Facebook pudieron atestiguar, así como los de la lista de mi Messenger, el asunto estuvo un poco tenso… “Faltan 218 fichas”… decía un día por la mañana y por la tarde el mensaje de “Faltan 216” fichas, atestiguaban un nulo avance y la fecha de cierre se acercaba peligrosamente.

Además, no son exactamente 300 líderes, porque al final de la revista viene una lista de 18 líderes internacionales (extranjeros que inciden en alguna forma en nuestra vida).

Así como mis amigos me animaban, otros me preguntaban de qué trataba el desmadre y otros más –involucrados en el proceso de hacer las fichas- se sentían más presionados… tons lo continué haciendo hasta el final, para que me dieran ánimos y a la vez contagiar mi angustia a quien debía sentirse angustiado.

Los días se me convirtieron en un constante revisar y revisar y revisar, de siete a cinco y media (y un par de veces de siete a diez) en que, cuando me daba cuenta, ya eran las dos de la tarde y yo iba apenas en el primer café… y sólo me escapaba para actualizar mi estado en el Facebook o para imprimir los ‘pegotines’ de este mes.

Pero, curiosamente –porque rara vez sucede- justo el día en que debía tener yo los textos de todas las fichas, los tuve… y antes de eso ya teníamos todas las fotografías… y un par de días después ya estaba todo diseñado, y luego de eso tuvimos las páginas listas y cuando debíamos estar en la imprenta firmando, estuvimos firmando en la imprenta y hoy llegó la revista a la oficina.

Y es un fino ejemplo de lo que es México hoy por hoy. No es exactamente un listado del poder, aunque la gran mayoría de los nombres que aparecen ahí son poderosos, ya sea política o económicamente, lo que sí es que todos son líderes y vale mucho darle una hojeada a la revista para ver quién mueve qué en nuestro país.

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