Matrimonio a destiempo
Miguel Cane
Intento de híbrido entre el melodrama romántico ‘que le encanta a las chicas’, también decisivamente llamado ‘Chick Flick’ y la ciencia especulativa (entre ellas una obsesión por el desplazamiento en el tiempo), la novela La esposa del viajero del tiempo, de Audrey Neffnegger, no es gran literatura (aunque lo pretenda) pero entretiene. Lo mismo pasa con la adaptación cinematográfica que hace el alemán avecindado en Hollywood Robert Schwentke (quien hace algunos años hizo la notable Plan de vuelo con Jodie Foster, misma a la que los estudios le cambiaron el final, volviéndolo estúpido y convencional) y el problema reside en que la traducción de un medio a otro pierde bastante, porque la película tiene una crisis de identidad de la que no se recupera del todo: no sabe qué es, ni propiamente qué nos quiere contar, aunque eso sí, lo hace con gran estilo.
Presentada con el gazmoño y genérico título en español de Te amaré por siempre (¿A quién se le ocurren estas cosas? ¡Se les debe secar el cerebro con el esfuerzo, de verdad!) esta es la historia de Henry DeTanble y su esposa, Claire. Son un matrimonio complejo (por decir lo menos), ya que Henry, un bibliotecario de Chicago, generoso, sensible y bueno-como-el-pan, padece una enfermedad genética que lo hace volatilizarse y reaparecer en algún punto del pasado o del futuro, completamente en cueros (lo que sí, claro, con un cuerpazo que ni Charles Atlas) y esto, para un matrimonio convencional, naturalmente, es una lata.
¿Podrá la pareja sobrevivir a esta peculiaridad del hombre? Aunque sus intenciones son buenas y está bellamente realizada – Schwentke se rodea de un equipo de primera y se nota que la Warner y sus filiales invirtieron bastante dinero en la producción- el efecto es totalmente artificioso. Solamente el carisma de un intérprete sólido y sensible como lo es Eric Bana (como Henry) y la buena química que tiene con Rachel MacAdams (que se ha especializado en esta clase de cintas en detrimento de su talento, pero cada quien lleva su encasillamiento como mejor le parezca) hace que sea medianamente plausible una premisa absurda y mal desarrollada (cortesía de la novelita de la Neffnegger y del guionista Bruce Joel Rubin, que inexplicablemente obtuvo un Oscar hace casi veinte años por la inmunda y chantajista Ghost: La Sombra del Amor, y que aquí reincide en los estereotipos explotados en la otra cinta, aunque aquí el hombre no está muerto, sólo está perdido en el tiempo), manipuladora y sin lógica, que podría ser descartada de inmediato.
Visualmente, la cinta es suntuosa (pero esa es una rúbrica del director), aunque tanto estilo, carente de sustancia, deviene en una película aburrida e indigesta. Sin duda encontrará un público, pero es a todas luces un esfuerzo decepcionante para todos los involucrados y es posible que cause confusión entre los espectadores, ya que no se trata de una cinta romántica convencional, pero tampoco es el ingenioso ‘thriller’ moral/temporal que pudo haber sido, dejando solamente una cinta vistosa y elegante, pero ultimadamente, lacia y agorzomada. Nada del otro mundo y sí, lamentablemente, un desperdicio de tiempo.
Te amaré por siempre/The Time-Traveller’s Wife
Con Eric Bana, Rachel MacAdams, Stephen Towolowsky, Arliss Howard y Ron Livingston
Dirige: Robert Schwentke
Estados Unidos (2009)