Miguel Cane
En el género del terror, que es uno de los más populares, es cosa rara que un actor con premios y prestigio se acerque, a menos que su carrera esté en necesidad de una resurrección – valga recordar los casos, en los 60 y 70, de Joan Crawford y Bette Davis con ¿Qué pasó con Baby Jane?, Gregory Peck y Richard Holden en las primeras dos cintas de la saga de La Profecía, Olivia de Havilland en la inquietante y atroz La Dama Enjaulada o Charlton Heston en El Despertar de la Momia.
Por lo mismo el que Renée Zellweger, quien después de una década de éxitos ha visto su carrera perder fuerza en los últimos años, se acerque a un proyecto tan baladí como lo es Caso 39, no sorprende mucho, pero sí deja un sabor de boca malón. La Zellweger ha demostrado que es una estupenda intérprete y ciertamente se merece algo mejor que una película segundona que, se nota, hizo por el dinero, pero sin ningún tipo de inspiración (cosa que los ejemplos anteriores, al menos sí tenían).
La trama, que tiene toda la sofisticación de un cómic de horror los años 50, gira en torno a Emily Jenkins (la Zellweger) la proverbial trabajadora social con el corazón de oro (y un pasado turbulento) que se ve involucrada en un caso muy complicado de violencia doméstica; el matrimonio Sullivan ostensiblemente maltrata a su pequeña hija, la hermosa y vulnerable Lilith (Jodelle Ferland, repitiendo básicamente el mismo papel que hizo en Terror en Silent Hill) y cuando están a punto de matarla, interviene para salvarle la vida. Ahora, Emily acoge en su hogar a la nena, pero las cosas no son tan simples como parecen...
Considerando que Christian Alvart, en su natal Alemania, realizó una de las películas más inquietantes de la década (Anticuerpos, 2005) resulta muy decepcionante que su muy cacareado debut estadounidense sea una cinta floja, predecible – tache al guionista al revelar un detalle importantísimo de la trama en un nombre de personaje- y maniquea, que pudo haber funcionado muchísimo mejor.
Aquí, Alvart aprovecha a sus actrices (el higado Bradley Cooper es más bien una especie de relleno, para que la película no sea considerada una 'chick flick' infernal), pero no hay mucho que puedan hacer: la pirotecnia funciona, pero no hay ritmo. El trabajo de varios editores se advierte, al igual que las escenas filmadas de nuevo (el rodaje tuvo lugar entre 2006 y 2007 y en algunas escenas se puede ver que Renée lleva peluca, por ejemplo) que no contribuyen en nada.
Pobre, desesperada y sin mucha elegancia – ni humor, algo que distingue a su competencia en taquillas Arrástrame al Infierno, que funciona muy bien como una comedia de humor negro, Caso 39 ha tardado mucho en llegar a las salas cinematográficas y la razón de esto es evidente. Si con esto y con la aburrida y sosa comedia romántica Nueva en la ciudad la Zellweger esperaba reverdecer sus laureles, ha fallado. Si pretendía solo pagar sus hipotecas mientras le llega una buena oportunidad, nadie puede culparla. Pero definitivamente, esta película no es una razón para creerlo.
Caso 39 / Case 39
Con Renée Zellweger, Jodelle Ferland y Bradley Cooper
Dirige Christian Alvart
Estados Unidos 2009