A principios de la década, fue una de las más grandes estrellas de Hollywood, aunque ahora ha mantenido un perfil más bajo, para dedicarse a su crecimiento personal, aunque no pueda mantenerse por mucho alejada de los sets.
Miguel Cane
A finales de los 90 y principios de esta década, el dulce rostro de Renée Zellweger, con sus facciones clásicas, ojos azules y melenita rubia, era sinónimo de superestrella y glamour. Nacida en Texas en 1969, había hecho algunas cosas en cine cuando fue lanzada al estrellato como compañera de Tom Cruise en Jerry Maguire y desde entonces, trabajó diez años sin parar, con dos nominaciones al Oscar como mejor actriz por El Diario de Bridget Jones y Chicago, obteniendo finalmente la estatuilla como mejor actriz de soporte por Regreso a Cold Mountain (donde se robaba la película). Ahora, después de algunos años alejada de los sets, retorna con dos películas que se estrenan casi simultáneas: la comedia Nueva en la ciudad y la cinta de terror Caso 39, en la que interpreta a una trabajadora social que descubre una fuerza maligna superior a cuanto creía posible al intentar ayudar a una pequeña niña.
¿Qué hiciste durante el tiempo en que estuviste lejos de los sets?
“Muchísimas de las cosas que antes no podía hacer: leer, leer todos los libros que me hicieron falta; tomar clases. Creo que es una manera de madurar como persona. Cuando era más joven, cuando trabajaba sin parar, hubo un momento en que estaba tan enfocada en hacer lo que consideraba correcto, que no me permití tiempo para mí... ¡y lo necesitaba!”
¿Qué te atrajo del personaje como para considerar incorporarte a una cinta como esta?
“Emily Jenkins es un personaje riquísimo… me encantó. Viene de un mundo difícil y ayudando a los demas, parece querer liberarse de sus demonios y comenzar de nuevo. Lo que me encanta es que es uno de los motores de la película; raramente se ve a una mujer de esta manera; es un personaje muy fuerte. El guión me estimuló pero al mismo tiempo me horrorizó. Me pareció que era muy inteligente y con personajes de carne y hueso. Me parece que es algo así como la encarnación de nuestros peores miedos. El hecho de que quien está frente a nosotros acaso pueda tener una cara oscura, es para darle escalofríos a cualquiera…"
Hablabas de la fuerza del personaje… ¿esto es un requisito para que un proyecto te atraiga?
“No… no, necesariamente. Muchas veces hay guiones que te van a entusiasmar, que te van a fascinar y que tienen muy poco qué ver con los intereses que tenías previamente en mente. Yo tenía bastante tiempo de estar alejada de esta constante búsqueda de guiones y que éste en particular me llegara a las manos, me sorprendió y me encantó. Creo que estoy en un momento, siendo realista, en el que ya no puedo hacer la clase de personajes que hacía hace diez años… ya no puedo ser esta heroína romántica e ingenua, aunque no me cierro a ninguna propuesta, es sólo que ahora quiero tener personajes que estén más cerca de lo que realmente me interesa, de lo que realmente soy ahora. Ser una mujer en plenitud en Hollywood no tiene por qué ser amenazador. Así que sí, estoy de vuelta y estoy dispuesta a correr riesgos. Creo que eso es lo maravilloso de esta carrera: tú vas madurando junto con ella.”
¿Que tal fue el rodaje de una cinta tan inquietante como esta?
“Fantástico. Me gustan las películas que me representan un reto y éste era el caso. Mi personaje es una mujer ordinaria atrapada en circunstancias extraordinarias y siempre he pensado que esas son las historias que vale la pena contar. Este fue un proyecto que yo quise hacer y te puedo decir que verlo en pantalla es algo muy satisfactorio para mí.”
¿Tienes algún ritual al comenzar un rodaje, alguna superstición para que todo salga bien?
“Pues ahora que lo pienso, en realidad no. Tengo una disciplina de trabajo muy estricta,. Me gusta mucho estudiar el personaje, meterme en su piel, en su contexto y el ritual para cada personaje que interpreto no necesariamente es el mismo. Eso es lo que me gusta de este trabajo que no hay una regla forzosa a seguir, no hay monotonía, cada proceso depende del tipo de historia que se va a representar. Puedes improvisar, crear… eso es lo más estimulante de esta carrera y lo que me convenció de que hacía lo correcto cuando cambié la literatura, que fue mi primer amor, por la actuación… ¡y no me arrepiento!”
¿Te exigió mucho físicamente el papel?
Sí. En las películas que había hecho antes, sólo tenía que hacer algo parecido al ballet, coreografiar las escenas… pero aquí es muy distinto. Mi personaje es una mujer, como decía, igual a cualquier otra, que se descubre en una pesadilla; entonces tenía que hacer escenas de riesgo más realistas… me tuvieron que enseñar a correr, a descolgarme de una ventana… porque no quise que mis stunts los hiciera alguien más, siempre he pensado que cuando te dedicas a esto, debes de participar en todos los aspectos. A lo mejor soy temeraria, pero para mí fue una experiencia de aprendizaje y también ha sido divertido.”
Sin embargo este es un filme más oscuro… ¿te provocó ansiedad filmar escenas tan angustiosas?, ¿tuviste miedo en algún momento?
“Miedo… en algunas secuencias sí. Sí, me dio algo de ansiedad, pero era porque llegaba un momento en que me olvidaba que estaba rodeada de equipo y en mi cabeza yo era Emily y sentía que esto estaba ocurriendo y yo pensaba “¡no sé qué pasa! ¡Estoy desesperada!” y ahora te puedo decir que estoy orgullosa, pero llegaba un momento en que me agotaba. Al final del rodaje, e director me regaló un ramo de rosas por haber sido una chica valiente y haber superado todos los obstáculos. Cuando vi la película terminada, sentí que todo valió la pena, estoy feliz con los resultados de esta película.”
¿Te gusta el cine de terror? ¿Qué clase de película te da miedo?
Pues no soy fan… y es curioso, si consideras que en realidad mi primera película (Masacre en Texas: Una nueva generación, realizada en 1993) es de terror. Más bien me gustan las historias que tratan con el lado oscuro de la realidad. Eso pasa aquí… ves el caso de esta familia y no te imaginas lo que pueda estar ocurriendo detrás de las apariencias, qué podría llevar a unos padres a querer asesinar a su hijita…lo siniestro que habita bajo la superficie de lo normal. Creo que eso es lo que a todos nos atrae a este género en específico. Pero debo confesar que me asusto con facilidad… cometí la imprudencia de ver Carrie cuando era niña, como a los nueve años, y no pude dormir bien por mucho, mucho tiempo. Aunque creo que hay grandes clásicos, como Freaks, Nosferatu, Los Pájaros o El Bebé de Rosemary, a la que en cierta forma buscamos rendir homenaje en esta película.”
¿En algún momento has sentido que el éxito te ha movido el piso? Ya sabes, entrar al juego éste de la celebridad…
“No, no… Rodar películas no me hace sentir una celebridad si es a eso a lo que te refieres. Mi vida continúa como siempre. De todas maneras pensar en la fama me hace sentirme un tanto incómoda, los estrenos, los programas de televisión, no me gusta esa presión. La verdad es que soy más bien tímida en ese aspecto… sufro cuando me presento en público y creo que jamás se me quitará. Como mujer trato de ser crítica conmigo misma en mi trabajo y en mi vida personal disfruto al máximo cada instante de privacidad, porque es algo maravilloso. No voy a fiestas, no voy a bares, sólo salgo a mis estrenos, pero prefiero quedarme en mi casa. Es curioso, pero podrías decir que soy una actriz muy profesional en mi trabajo, aunque suene poco modesto, porque lo soy… pero en el fondo, soy una mujer dedicada al cien por ciento a mi vida real, que nada tiene qué ver con Hollywood.”