Harry Potter es un fenómeno. Decirlo no es hipérbole ni tampoco una manera de disminuir su impacto. Hay millones de fans alrededor del mundo, que conocen la mitología de Hogwarts tal vez incluso mejor que la propia autora, JK Rowling. Las películas que se han derivado de la saga literaria han sido todas éxitos apoteósicos de taquilla y no veo razón alguna porque ésta nueva cinta, Harry Potter y la Orden del Fénix no lo sea, aún si de las cinco, ésta es la que más problemas tiene para saber qué quiere ser.
Harry ha cumplido ya dieciséis años, regresa a la escuela después de sus obligatorias vacaciones infernales con sus horrendos tíos y naturalmente, muy cambiado después de su devastadora experiencia en la competencia de la cinta anterior, que casi le cuesta la vida. Pero ahora las cosas en Hogwarts se complican, que con la presencia de una nueva figura burocrática en la escuela, una vieja tamalona, pedante, presuntamente decente y bien educada pero reseca y de mal corazón llamada Dolores Umbridge (encarnada de manera formidable por Imelda Staunton, la mismísima Vera Drake), que será literal y metafóricamente una patada en los bajos para el maguito y sus finas amistades, el confundido Ron y la cada vez más llamativa y radiante Hermione.
Daniel Radcliffe ha crecido junto con su personaje y esto se advierte en su trabajo interpretativo, mas hay algunas limitaciones no en su desempeño, sino en el desarrollo del personaje y la dirección, a cargo de David Yates – que ha sido contratado para realizar la siguiente, El Misterio del Príncipe- y que parece haberse metido en un territorio muy ajeno a su trabajo (hasta ahora desconocido fuera de Inglaterra).
La película tiene un tono tan oscuro y perturbador que la anterior, pero es menos imaginativa, por ejemplo que la de Cuarón y la magia parece estar más ausente ahora que nunca antes.
Quizá la que se roba la película, aún pese a no estar bien dirigida, es Helena Bonham Carter como la supersiniestra villanaza Bellatrix Lestrange, pero al igual que otros personajes, se siente más como una caricatura que como aquellos que ya conocíamos de antes. Maggie Smith aparece cansada como Minerva McGonagall y Gary Oldman hace una aparición especial, que precede a uno de los momentos más perturbadores de la cinta. No cometeré el imperdonable pecado de revelar más de la trama, pero el lector fiel de la saga, sabe bien a qué me refiero.
¿Será que la ambición por sacar los filmes tan rápidamente les ha privado del sentido de la magia? No tengo modo de saberlo: Lo que sí, es que como espectador, me provocó más ansiedad el esperar que ocurriera algo, que lo visto en la pantalla. Sólo me queda esperar que esta película no marque el paso de lo que vendrá. Ya no hay la candidez de las tres primeras – aunque los efectos siguen siendo de primera- y se regodea en la violencia que anticipaba la versión anterior. ¿Se está oscureciendo Harry Potter?
Quizá esto venga a probar que una serie fílmica demasiado larga es, por decir lo menos, desigual y puede llegar a ser decepcionante a la larga, en sus capítulos posteriores.
Y si no me creen, pregúntenle a George Lucas…
Harry Potter y La orden del Fénix / Harry Potter and the Order of the Phoenix
Con Daniel Radcliffe, Emma Watson, Rupert Grint, Maggie Smith, Helena Bonham Carter, Ralph Fiennes y Gary Oldman
Dirige David YatesReino Unido/Estados Unidos 2007