Según Mike Mills, cuya cinta debut, Thumbsucker, se estrena con el título de Impulso Adolescente (seguramente la distribuidora pensó que la traducción literal, Chupadedo, sería objeto de escarnio), ésta es una labor de amor por parte de todos los involucrados y al ver el producto terminado, eso se nota.
Basada en una novela semiautobiográfica de Walter Kirn, ésta es la historia de los Cobb. Pertenecientes a una plácida clase media suburbana en Seattle, son una familia como cualquier otra: el padre, Mike (Vincent D’Onofrio) gerente de una tienda de artículos deportivos, estoico, formal, se lamenta en secreto por la gloria perdida por una lesión – sin saber que a eso mismo debe su dicha-; la madre, Audrey (la sensacional Tilda Swinton, en una interpretación que le dio numerosos premios en diversos festivales internacionales), es una mujer generosa, llena de amor al prójimo. Es enfermera y como tal, ha procurado curar a su familia de cualquier herida, grande o pequeña, aún si a veces no la toman en serio, o bien, la toman demasiado en serio – como sucede cuando se le ocurre participar en un concurso para conocer a un galán de telenovela (Benjamin Bratt).
Los hijos son Joel (Chase Offerle), un niño de doce años perfectamente normal (“alguien tiene que ser el normal en esta casa”) y Justin (Lou Taylor Pucci, toda una revelación) que a los 17 años, aún se chupa el pulgar. Esta situación es el conflicto aparente – aunque hay otros bajo la superficie- que afecta al hogar y que llevará a todos a buscar una alternativa para que deje de hacerlo – si bien, esta compulsión es sólo simbólica; todos en la familia Cobb están obsesionados con algo y el desarrollo de la cinta nos mostrará cómo cada uno va encontrando la manera de encarar sus problemas, especialmente Justin, que busca (aún si no está muy consciente de ello) su lugar en el mundo.
Apoyándose en un conjunto de personajes coloridos – por no decir estrambóticos- para narrar su historia (entre ellos Keanu Reeves como un alivianado ortodoncista metido en rollos New Age y Vince Vaughn como un profesor que busca aferrarse a su elusiva juventud a través de sus alumnos), Mills construye un retrato por turnos conmovedor, simpático, extravagante y optimista, que sin embargo no se aparta de la realidad.
Hemos conocido a gente como esta, quizá inclusive hemos sido gente como esta y lo que ellos sienten y experimentan nos es familiar, al punto de que uno como espectador comparte la euforia y el desencanto de los personajes, una tarea que no es fácil.
Técnicamente, Thumbsucker es una opera prima muy bien lograda: la fotografía de Joaquín Baca-Asay ayuda a establecer la atmósfera que Mills desea plasmar, en colores saturados, mucha luz y una enorme fluidez en sus escenas. Su trabajo como director de actores también resulta notable: cada intérprete tiene su momento para brillar – el diálogo climático entre los hermanitos Cobb es una maravilla- y en cada uno se enfoca para que de lo mejor. Lou Taylor Pucci – que nunca había actuado profesionalmente antes de esta cinta- lleva sobre sus hombros el peso de casi toda la película y sale victorioso de la prueba de fuego, apoyándose por supuesto, en la magistral Swinton, que con su personaje logra hacer de lo que sería una comedia estrafalaria, un trabajo lleno de emoción que permanece con el espectador después de abandonar la sala, aún tras verla en repetidas ocasiones.
Mike Mills, que como Jonathan Glazer (la formidable Reencarnación) y Francis Lawrence (Constantine) inició su carrera dirigiendo comerciales y videoclips, da visos de ser uno de los más destacados exponentes en una nueva ola de cineastas que están rompiendo el cascarón, experimentando y creando: en sus manos está una parte del futuro del cine estadounidense y en cierta forma, esa es una señal optimista también.
Impulso Adolescente/Thumbsucker
Con Tilda Swinton, Lou Taylor Pucci, Vincent D’Onofrio, Kelli Garner, Vince Vaughn y Keanu Reeves.
Dirige: Mike Mills.
Estados Unidos 2005.